Tragos, luces, parlantes y hasta un grupo electrógeno: cómo es el afterbeach de los más jóvenes en Playa Grande

Radiografía de un ritual de verano que, año tras año, se impone con más fuerza

El grupo de amigos de Villa Canás encendió el after de Playa Grande (Fotos/Christian Heit)

Son pasadas las 18 de un miércoles de enero y, en la zona de Playa Grande, en Mar del Plata, la imagen que más se repite es la de grupos de jóvenes que cargan conservadoras. Algunas son extra grandes, otras más pequeñas. También hay de telgopor. Todo suma a la hora de mantener el hielo y las bebidas frescas por más tiempo.

A la postal de las heladeritas se suman los parlantes, minis o portátiles, para musicalizar la puesta del sol a la orilla del mar. Suena “cachengue” y, los que hasta hace un rato todavía no habían “activado”, abandonan lonas y las reposeras para arrancar a bailar en traje de baño y con los pies en la arena.

Tienen entre 20 y 30 años. La mayoría vacaciona en La Feliz desde hace varios veranos. La eligen por distintos motivos: “la joda” y “la playa” son los más mencionados. Casualmente es lo que combinan los afterbeach.

¿Cuál es la rutina y cómo se preparan? ¿Qué hacen después y a qué hora se van a dormir? Testimonios de un ritual de verano que se instaló antes de la pandemia y que, año tras año, se impone con más fuerza.

Los afters en Playa Grande: un ritual que se impone con fuerza años tras año

Iván y Germán son amigos. Uno porteño, el otro cordobés llegaron a Mar del Plata el 27 de diciembre de 2023 para recibir el año en grupo. Todavía están acá. “El resto de los chicos se va y vuelve los fines de semana. Nosotros somos los fijos”, cuentan. Además de una conservadora “bien cargada”, trajeron un parlante que tiene el tamaño de una valija y una batería extra, que les ofrece cuatro horas más de música. Para hacerse de un buen lugar, cuentan, prefieren ir a la playa “temprano”. “Hoy llegamos a las 14. Éramos los primeros”, se ríen.

Un poco más adelante, Ernestina y Delfina se preparan un Fernet con cola. Es su primer día en La Feliz y hace dos horas que se bajaron del micro. “Dejamos las valijas en el departamento y vinimos derecho para acá porque sabíamos que había joda”, cuentan las chicas de General La Madrid, provincia de Buenos Aires.

Recién llegadas a La Feliz, Ernestina y Delfina dejaron los bolsos en el departamento y se fueron a disfrutar del after

Ellos son nueve y son de Zárate. Bailan en ronda, con vasos de plástico en la mano, alrededor de un parlante que está apoyado sobre una conservadora que, a su vez, está apoyada sobre una mesa. “Yo me llamo Francisco”, se presenta uno. “Pero cuando me ‘pico’ un poco, me hago pasar por un pública (NdR: RRPP) de ‘Samsara’ y digo que me llamo Franchesco”, cuenta acerca de su estrategia para “encarar” chicas.

“Acá hay de todo. De un lado está el que se toma la proteína y, del otro, el que se baja una botella de vodka”, cuenta una rosarina. En total son cinco amigas y vinieron de Arroyo Seco. Este es el tercer año consecutivo que vacacionan en Mar del Plata y conocen muy bien las reglas del after. “Por un lado están los que vienen a la playa tipo 15 y siguen de largo. Por el otro, los que caen tipo 17.30, un poco más ‘pitucos’. Bailan en la playa y después se van a Ananá”, explica una.

Seguir “de largo” después del afterbeach es la norma. Cuando el sol cae, mucho elijen irse a bañar y después buscar otro destino, que puede ser una previa en un bar; o en una casa, con otro grupo de amigos. La noche sigue en Samsara, Mute, Bruto Mr. Jones o Quba hasta las 7 de la mañana. Al día siguiente, la rutina vuelve a ponerse en marcha pasado el mediodía.

Los termos o vasos térmicos son aliados para mantener fresca la bebida

Se re picó ahí, vamos”, le comenta un chico a su amigo y señala una ronda. En el centro un joven con un piluso blanco hace sonar un silbato subido a los hombros de otro. Con una mano agita al ritmo de “Damas Gratis”; con la otra aprieta un pomo de espuma, como los de carnaval.

En total son 14, casi todos promedian los 24 años, y es su segundo verano en Mar del Plata. Vinieron de Villa Cañás y muy bien equipados para el after. “Tenemos una máquina de humo, un parlante y luces. Para hacerlo funcionar alquilamos un grupo electrógeno. Nos cobran $15.000 el día”, dice Mauro a Infobae. Y agrega: “Venimos acá porque nos gusta mucho la joda. En nuestro pueblo, nosotros organizamos fiestas para muchas personas. Nos gusta divertirnos y que la gente se divierta y ser felices todos juntos”.

Tanto Mauro como los amigos destacan que van y vuelven de la playa con la máquina en taxi. “Como sabemos que vamos a tomar en el after, preferimos no arriesgarnos”.

El grupo electrógeno

La zona de Playa Grande es, tradicionalmente, una zona elegida por los más jóvenes, según indican desde el Ente Municipal de Turismo y Cultura (EMTURyC). Es más, un relevamiento efectuado por dicho organismo, reveló que el 44% de los que visitan La Feliz tienen entre 18 y 35 años.

“Mar del Plata es el lugar ideal para que venga a veranear jóvenes. Hay una propuesta muy festiva″, dijo a Infobae el presidente del EMTURyC, Bernardo Martín, y destacó que muchos de los eventos programados para esta temporada, como la presencia de DJ’s internacionales, las fiestas en la playa y la presencia de grandes bandas, fueron pensados en función de las rutinas que maneja el público joven.

Fotos: Christian Heit.