El sueño de la patinadora de 10 años que vende ensalada de frutas para poder competir en un torneo nacional

Melody Cocha vive en El Jagüel, Provincia de Buenos Aires, y comenzó en el emprendimiento hace un mes. Enfrenta una carrera contra el tiempo para recaudar el dinero necesario para viajar a la provincia de Misiones, donde tendrá lugar la nueva edición del torneo de patinaje artístico al que asisten deportistas de todo el país

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La patinadora sueña con viajar a Iguazú en abril, para ir tras una nueva medalla (Video: Instagram, @melody_cocha)

Desde que tenía cuatro años Melody Cocha le pedía a su mamá que la anotara en clases de patín artístico, y cuando pisó por primera vez la pista, se convirtió en su pasión. Hoy tiene 10, y más de una docena de medallas ganadas en cada una de las competencias en las que se presentó. Vive en El Jagüel, partido bonaerense de Esteban Echeverría, y entrena todos los días en el club de su barrio. En 2023 clasificó para el Torneo Nacional, que tuvo lugar en la provincia de Neuquén, alcanzó el podio y recibió un diploma de honor. Este año la sede será Iguazú, en Misiones, pero sus papás le dijeron que era imposible volver a embarcarse en los gastos que implica el viaje y la estadía, además de los costos de inscripción. La patinadora no se rindió y se le ocurrió la idea de vender ensalada de frutas para recaudar el dinero. Prepara entre 20 y 30 frascos por día, con la ilusión de alcanzar el objetivo. En diálogo con Infobae, su mamá, Ayelén, revela el detrás de escena de cada presentación, y la perseverancia que caracteriza a su hija.

Hace poco más de un mes Melody empezó con su emprendimiento, y está muy entusiasmada porque siguen llegando pedidos. “Está feliz porque todos los que le compraron le dicen que es muy rica la ensalada que hace, y eso la motiva mucho”, cuenta Ayelén. La niña sorprendió a toda la familia con su iniciativa, decidida a “luchar por lo suyo”, tal como les dijo a sus padres la tarde que le explicaron que esta vez iba a ser muy difícil reunir el presupuesto. “Esto es lo que más ama, sueña con ser profesora de patín, quiere representar a la Argentina en un Mundial cuando sea grande, y después de angustiarse porque entendía la situación, enseguida se puso a pensar soluciones”, relata su mamá.

La pequeña deportista junto al cartel que preparó para promocionar su emprendimiento (Fotos: Instagram @melody_cocha)
La pequeña deportista junto al cartel que preparó para promocionar su emprendimiento (Fotos: Instagram @melody_cocha)

Tenía 7 cuando se subió a los patines, sin ninguna experiencia previa, en el Club Los Halcones, después de insistir durante tres años. “Nos pedía siempre, decía que quería patinar, y a nosotros nos llamaba la atención porque no sabemos ni dónde lo vio, no conocíamos mucho el deporte y nos daba miedo que se lastimara siendo tan chiquita, pero fueron tantas sus ganas que un día la llevé y no se quiso ir más”, dice con humor. A partir de ese momento, su rutina cambió, y la asumió con muchísima responsabilidad. Es la primera en levantarse en su casa, y la que se encarga de despertar a todos para comenzar la jornada.

Todos los días, de 8 a 11 tiene entrenamiento, y hasta hace poco su cronograma seguía con un baño antes de ir a la escuela, y al volver hacer la tarea. Ahora que está de vacaciones, divide su tiempo en la preparación de la coreografía para su gran meta y las ensaladas de frutas. “A veces parece una persona grande en un cuerpo chiquito, porque ella saca todas las frutas, las lava, las pela, las corta, y lava todo lo que usa, se esmera mucho y lo quiere hacer ella; es algo que nos llama la atención porque desde que tenía tres añitos que hacía su cama, nos salió muy organizada”, asegura Ayelén, entre el asombro y la ternura.

La medalla soñada

Mucho tuvo que ver el ejemplo que Melody vivenció en su propio hogar, donde cada pequeño progreso se consiguió a base del esfuerzo, la honestidad y el trabajo. Su mamá es empleada doméstica, y su papá trabaja en el Mercado Central. “Teníamos 19 años cuando supimos que íbamos a ser padres, estábamos de novios desde los 16, y de repente éramos una familia; hoy ya son 14 años en pareja y somos cuatro, porque tiene un hermanito de siete”, cuenta Ayelén. Se acuerda de su propia infancia, y de que su mayor sueño era jugar al fútbol, pero no tuvo apoyo, le prohibieron que jugara porque no lo veían bien al ser mujer, y ella se prometió que cuando tuviese hijos no iba a actuar igual.

En pleno despliegue de su gran pasión en su primera presentación en un torneo nacional
En pleno despliegue de su gran pasión en su primera presentación en un torneo nacional

“Cada vez que veía una pelota lloraba, y a mí no me gustaría que mi hija tenga 30 años y se lamente por no haber intentado hacer su camino en el patinaje, sería muy triste que le quede pendiente y por eso la apoyamos mucho, porque ella demuestra que es lo que verdaderamente quiere hacer”, remarca. La única condición que le pusieron fue que mantuviera un buen desempeño en la escuela, porque consideran que es una prioridad no descuidar los estudios, y la niña tiene excelentes calificaciones.

“Realmente es una nena muy aplicada, estamos orgullosos y nos gusta que sea consciente de que las cosas se consiguen trabajando; ella nunca pide nada, incluso cuando va a las competencias me dice: ‘Mamá, si podés, ¿me comprás un agua fría? Sino está muy cara, sino no pasa nada’”, señala. Otra característica de la personalidad de su hija es la confianza personal, siempre con fe de que el entrenamiento de todo un año rendirá frutos, y por eso cuando todavía no había clasificado para el torneo nacional, le pidió a sus padres que empezaran a prepararse para viajar.

“Faltaba para ir a Neuquén, pero Melody nos aseguraba que iba a quedar seleccionada, y yo le dije: ‘Hija, a veces las cosas no salen como las planeás, pensá que sino quedás va a haber otras oportunidades’, y ella me decía que no, que se había preparado sin faltar ni siquiera en los días que hubo 0° en invierno a la mañana, aunque fuese la única en la pista del club, y que iba a lograrlo”, rememora. No se equivocó, y clasificó, e incluso consiguió títulos como el de campeona de la liga y campeona metropolitana en su categoría, promo B mini infantil.

En la pista, su lugar en el mundo, el día que recibió un diploma de honor por alcanzar el podio en el puesto 7 de las mejores patinadoras del país
En la pista, su lugar en el mundo, el día que recibió un diploma de honor por alcanzar el podio en el puesto 7 de las mejores patinadoras del país

Horas antes de su presentación, todo era puro nerviosismo, pero no de la propia patinadora, sino de su mamá. “Me temblaban las manos, no la podía ni peinar, porque yo solo de ver esa pista gigante y saber que la tiene que recorrer toda, que la van a mirar 20 jueces, me deja sin aliento; sin embargo ella va súper tranquila, concentrada y confiada en todo lo que practicó”, explica Ayelén. Al principio también le daban miedo las caídas, pero la pequeña deportista le demostró que encuentra la fuerza para seguir cada vez que surge algún imprevisto.

En el viaje a la Patagonia salió casi todo como anhelaba. Su objetivo era quedar entre las primeras 10 mejores patinadoras del país, y alcanzó el puesto 7, luego de competir con niñas de distintas provincias, que también viajaron especialmente para la ocasión. “Daban medallas del puesto uno al cinco, del sexto en adelante era solo diploma de honor, y se quedó con ganas de la medalla, que es lo que se propone este 2023, y por eso está muy decidida a ir a Misiones”, explica. En su cuarto tiene un medallero colgado con su nombre, y ahí guarda todos sus tesoros.

Con todas las medallas que ganó en dos años y medio gracias a su constancia y talento
Con todas las medallas que ganó en dos años y medio gracias a su constancia y talento

El presupuesto, un desafío

El patinaje artístico implica inversión constante. No es solamente la cuota de las clases, sino todo el resto de cosas que se necesitan: los patines, las medias, las mallas, la confección de los vestuarios, el maquillaje y el peinado. Y hay que tener en cuenta que los niños crecen, por lo que lo usan un año no siempre les entra al siguiente. “Los patines profesionales usados cuestan entre 600.000 y 700.000 pesos, y los que hoy tiene Melody como máximo se pueden revender a 200.000, o sea que para cambiárselos tendríamos que tener 500.000 más, y aunque le salgan ampollas porque le empiezan a quedar chicos ella los va a seguir usando porque son los que tiene, aunque ya necesitaría un talle 38”, expresa Ayelén, y aclara que aunque recibieron muchos comentarios positivos a raíz de la difusión del emprendimiento, también hubo críticas dolorosas a través de las redes sociales.

“Si la gente nos ataca por vender ensalada de frutas, si pidiéramos unos patines directamente no sé qué nos dirían, y como nosotros sabemos bien que estamos todos igual, pasando un momento muy difícil, no pedimos nada. Los que atacan a una nena que no busca que le regalen nada, sino que se lo gana con su esfuerzo, no entienden este deporte ni los sacrificios que se tienen que hacer”, sentencia. Recurre a la frase que le dijo su propia hija: “Mamá, como dicen, ‘vergüenza es robar’, no hay que tener vergüenza de vender potes de ensalada”.

El próximo Torneo Nacional de Patinaje Artístico está previsto para la semana del 6 al 14 de abril, y una vez que Melody sepa en qué tramo de esa fecha estará convocada, podrá tener noción de cuántos días mínimos de estadía requiere. “Si a ella le toca el 13 por ejemplo, yo voy con ella el 11 y nos volvemos el 15, nos quedamos solo lo justo y necesario, por la escuela y porque no podemos afrontar más noches en hospedaje; incluso tengo que dejar a mi nene chiquito en casa con mi marido porque no podemos ir los cuatro”, indica.

Melody cuenta con una profesora, Evelin Hernández, y una preparadora física, Ailén Barrios (Fotos: Instagram @melody_cocha)
Melody cuenta con una profesora, Evelin Hernández, y una preparadora física, Ailén Barrios (Fotos: Instagram @melody_cocha)

Para poder competir se debe abonar una licencia, un seguro y una inscripción, que en suma da un total de 130.000 pesos, y por otro lado deben recaudar lo necesario para los pasajes a Iguazú, la comida y el hotel. Por supuesto que allí no se contempla un nuevo traje para competir, que ronda los 40.000 pesos por el valor actual de las telas y el precio de la confección por parte de una modista, ni el cambio de los patines, ni cualquier gasto adicional. A fuerza de voluntad, Melody sigue levantándose todos los días para pelar las frutas y armar sus 30 frascos: cada uno lo vende a 600 pesos, y ofrece como promoción dos por 1000, a través de su cuenta de Instagram, @melody_cocha, donde su mamá toma los pedidos y luego coordinan si lo pasan a retirar por su casa, o cuando se trata de un combo grande, realizan la entrega.

“Hace poquito una papelera le donó los vasitos para las ensaladas, y está re contenta porque eso también era un presupuesto; con mucho esfuerzo está recaudando más o menos 15.000 pesos por día, y gracias a eso estaríamos llegando a cubrir los costos de inscripción”, dice con optimismo. Queda mucho camino por recorrer para alcanzar una cifra mucho más alta, que les permita viajar, pero cada mañana felicita a su hija por su mentalidad emprendedora. “Sé cuánto ama el patín, sé que lo asume con profesionalismo y que lucha por su sueño; no le puedo pedir más, porque la tengo a ella y a su hermano, que me cambiaron la vida para bien”, concluye.

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