Modesto como es, se autodefine como el único mago con síndrome de down de la Argentina. Pero lo cierto es que no existen antecedentes de otro ilusionista que se haya capacitado profesionalmente como él en el planeta con esa condición genética. Por eso cuando Alejandro Cuervo se presenta junto a su coequiper, Omar Sauchuk, el aplauso, que es el alimento del artista suena tan fuerte en cada escenario que los recibe.
Aplausos para el mago
No importa si se trata de un modesto club de barrio o de un gran teatro como cuando estuvieron de gira por España y Chile, o el mismísimo Luna Park, que los tuvo como principal atracción. Ante cada acto y en especial en el final del show, las palmas y la ovación del público reconocen no solo la capacidad y formación de ambos, sino semejante acto de integración y amor.
“Espectáculo declarado de interés cultural de la Nación Argentina”, dice el Instagram de @magiainclusiva, como decidieron llamarse desde hace más de diez años, siempre sumando esfuerzos y éxitos, por supuesto. La historia comienza porque desde niño Alejandro tenía inclinaciones artísticas y en la escuela donde asistía siempre era número puesto en cada acto que se realizaba, ya sea por fiestas patrias o festivales. Y entonces, buscó crecer, siempre con el acompañamiento, el apoyo y la confianza de sus padres, Patricia Engel y Omar Cuervo.
Así, buscando lugares donde potenciar sus condiciones artísticas, allá por 2013, Ale conoció a otro personaje clave en esta historia de encuentros de personas con profunda humanidad, Nina Ávila, psicopedagoga, actriz y vicedirectora de la compañía de arte inclusiva “Las Ilusiones”, que conforman casi 500 artistas con capacidades diferentes. Tan valorado fue y sigue siendo el rol de esta mujer que resultó destacada oportunamente y recibió la “Declaración de Interés Cultural de la República Argentina” y hasta una mención como “Corresponsal de Paz”.
Entonces, Alejandro fue recibido por las mejores manos, que lo acercaron a la escuela de magia de Omar Sauchuk en Avellaneda, con quien hoy además de conformar una dupla que no para de generar atracciones, cultiva una hermosa amistad.
Lo cierto es que Sauchuk, además de profe de magia es hombre orquesta: actor, clown, ilusionista, coordinador de talleres artísticos, fue nombrado “Personalidad destacada de la ciudad de Avellaneda” y es un entusiasta de todo lo que tiene que ver con la inclusión social. Por eso en su momento completó el curso de Acompañante Terapéutico en Anudar, asociación civil especializada en salud mental.
La dupla mágica
Cuando Sauchuk recibió a Cuervo en su escuela de inmediato hubo conexión entre ellos. “Por ese entonces me hacía falta un ayudante, Nina que tiene un ojo especial para estas cosas me sugirió que podía ser él y como de costumbre no se equivocó. Resultó muy divertido porque empezó siendo mi colaborador, fuimos experimentando en shows y presentaciones y nos dimos cuenta de que funcionaba muy bien que él fuera el mago y yo el ayudante, y así seguimos hasta hoy”, explica Omar.
“Le saqué el puesto, ahora yo soy el mago titular”, bromea Alejandro y ríen y se abrazan. Así pasaron a ser los magos Ale y Omi, como todos los conocen. Claro que cuando Cuervo arrancó como protagonista del espectáculo debió sortear alguna que otra dificultad que se le presentó. Así lo cuenta hoy a la distancia, entre carcajadas: “Es que tenía que generar una ilusión con Lola, la paloma, como las que antes había en todos los shows. Claro que con el tiempo todos fuimos aprendiendo que los animales no debían estar sometidos a stress y se generó mayor conciencia y responsabilidad, entonces ya no estuvo incorporada más al truco. La cuestión fue que cuando lo hice por primera vez me costó, no porque no supiera resolverlo, sino porque tengo que confesar que la verdad le tenía un ‘cuiqui’ bárbaro”, detalla entre más risas.
Antes Alejandro se había instruido como educador ambiental egresado de la Universidad Austral con pasantía en Cascos Verdes. Y fue nombrado Personalidad Destacada de la Ciudad de Lanús, además de estudiar Capacitación laboral. Sus padres, Patricia y Omar están felices con su evolución y compromiso: “se convirtió en un apasionado de la magia y la verdad es que la hace muy bien, es súper riguroso con él mismo. Descubrimos otra de sus habilidades que son varias, estamos felices, porque también le fue bien en el colegio y la universidad, es un ejemplo para nosotros”, resume la mamá entre emociones que fluyen. “Es un fan de lo que hace y su carisma lo conecta de una manera más que especial con el público, además es muy independiente, decidido, valiente diría yo”, concluye el papá
Lo concreto es que más allá de los afectos y deseos, Ale y Omi siguieron adelante con su show de magia inclusiva y no pararon más. “Cuando empezaron y no eran tan conocidos, la gente que se enteraba era más que nada la que tenía algún ser querido con síndrome de down, y con actuaciones lográbamos que pasaran buenos momentos, que se estimulan, dejando claro el mensaje de que siempre se puede”, explica Nina.
Pero a medida que iba pasando el tiempo los compromisos y requerimientos crecían, no solo por todo el país, con giras por el interior y varias provincias, sino también por el exterior, más precisamente Madrid, Toledo, Valladolid y Barcelona en España. Y Santiago, Viña del Mar y Valparaíso en Chile. Viajes que Ale disfrutó como nadie: “Me encantó subirme a un avión, volar, los aeropuertos me parecían ciudades. En los dos países nos recibieron bárbaro, chilenos y españoles nos trataron con mucho cariño. En Barcelona soñaba con cruzarme con Messi, porque en esa época jugaba en el Barca. No lo logré, pero no pierdo las esperanzas de que algún día se me dé, es un ídolo, y después del Mundial de Qatar es un genio”, reflexiona Ale.
Como directora del espectáculo de Magia Inclusiva, Nina Ávila destaca la importancia de haber cumplido diez años de labor hasta con pandemia incluida: “Nos pudimos sostener y crecer. Ya que al principio éramos solo tres personas, Ale, Omi y yo. Y con el tiempo generamos una red hermosa con gente talentosa que se ocupa del manejo de redes sociales, la producción y venta del espectáculo para instituciones, clubes, fiestas de casamiento, cumpleaños, tenemos asistentes de dirección, profesionales en fotografía y videos, labores que logran que nos vaya muy bien. El objetivo principal que nos planteamos al comenzar fue la inclusión y estamos satisfechos porque lo logramos con creces. Y el espectador disfruta cada ilusión que se le presenta. La gente habla de la profesionalidad de nuestros magos y eso nos enorgullece. Por fuera del trabajo en escena cada uno tiene su rol y responsabilidad. Ale se ocupa de los efectos especiales, de pagar el seguro, supervisa que estén todos los elementos, con Omi se reparten las tareas, son grandes amigos y personas muy responsables. Las tres familias nos llevamos muy bien y además compartimos fiestas y algunas que otras vacaciones también, la integración es total”.
Omi agrega que la gente les pregunta si son familia y hasta si Ale es su hijo o su hermano. Y se sienten orgullosos de que la gente perciba esas sensaciones que logran transmitir con un clima de familia que buscan expresar en cada actuación. Y entonces les cuentan a las personas que es al revés, que primero se conocieron y luego se hicieron familia con el correr del tiempo.
Ale hoy ya con 31 años, afirma que gracias a sus compañeros de trabajo pudo cumplir muchos de sus sueños, viajando por el mundo y haciendo arte: “Yo digo que la vida me regaló dos papás maravillosos, hermanos increíbles y este grupo de Magia Inclusiva que adoro. Nina es una directora como no conocí otra. Y Omi es como otro hermano, lo admiro. Entre todos hicieron que mi vida fuera más feliz todavía. ¿Sabés lo que es eso para mí? A aquellos padres de hijos con síndrome de down les pido que no bajen nunca los brazos, que siempre hay algo para hacer, para mejorar. Todos tenemos dificultades, para pensar, para movernos, para expresarnos, a mí también me pasa pero sigo adelante. Si me aceptan un consejito les digo que vayan a aprender magia con el mago Omi. Y después que están bien cancheros, lo ponen de asistente como hice yo (más carcajadas).