Un grupo de 11 alumnas de la Escuela Técnica N°7 de La Plata donó un menú en braille, fabricado por ellas, a una parrilla de la ciudad de las diagonales, con la intención de que se aplique en todos los restaurantes y establecimientos gastronómicos, tal como indica la Ley 14.272. Las jóvenes de 18 años cursan el sexto año del secundario con orientación al servicio turístico, y realizaron un revelamiento en el marco de una exposición final, que se centra en turismo y accesibilidad. Se sorprendieron al descubrir que solo una cafetería de la zona contaba con una carta inclusiva, y cuando se ofrecían de manera gratuita a hacerles una, no recibían respuestas concretas. En diálogo con Infobae, dos de las estudiantes cuentan cómo se les ocurrió la iniciativa, y su profesora, Melisa Roldán, jefa del Departamento de Servicios Turísticos de la institución, explica el recorrido académico que transitaron.
Esta semana, el 4 de enero, se celebra el Día Mundial del Braille, con el objetivo de valorizar el sistema de lectoestritura táctil que utilizan las personas ciegas, o con algún grado de discapacidad visual, para poder leer, escribir y comunicarse con su entorno y comunidad.
Al tratarse de una escuela técnica, Estaban en quinto año cuando en una de las clases surgió un espontáneo interés por el braille. “El profesor de matemática estaba haciendo el profesorado en braille, y se asomó por su bolso una pizarra para escribir en braille, las chicas le preguntaron qué era, les contó que era para comunicarse de forma escrita con personas con discapacidad visual, y les dieron ganas de aprenderlo”, cuenta Melisa, que aclara que al tratarse de una escuela técnica, son siete años de cursada una vez finalizada la primaria.
Yésica y Estefanía son dos de las 11 estudiantes que se entusiasmaron con el proyecto. “Nosotras no teníamos conocimiento sobre el tema, no sabíamos nada, fue la primera vez que vimos un tablero y un punzón, y nos pareció muy interesante, primero para darle difusión, y segundo para combinar lo que más nos gusta del turismo, que es brindar servicios, con la accesibilidad e inclusión”, explica Yésica. Ninguna de las integrantes del equipo tenía experiencia previa en el sistema, ni tampoco tienen familiares o conocidos que lo hayan utilizado. Su profesora agrega que tiempo atrás habían tenido una charla sobre las experiencias de viaje o destinos que muchos no pueden conocer porque no se adapta a las necesidades de todas las personas, y a partir de ese momento reflexionaron más sobre la discapacidad y la falta de inclusión real.
“Durante tres clases nos dedicamos a aprender a escribir y leer en braille”, comenta Estefanía, y ni bien se sintieron con la práctica suficiente, decidieron que querían incluirlo en la presentación de la Expo Técnica, la muestra anual a la que concurren padres, tutores, y representantes del área de turismo. Todavía no tenían en claro cómo lo enfocarían, y durante una salida educativa que se cruzaron con Melisa, que en ese entonces aún no era su docente, pero se desempeñaba como jefa del departamento. “Las conocí, me contaron su idea y me encantó, sobre todo por la convicción con la que me lo plantearon, y empezamos a pensar desde el plantel docente, a capacitarnos para ayudarlas, y orientarlas para ver qué podían hacer”, revela.
Como las chicas tenían experiencia en el rubro gastronómico, gracias a la iniciativa de vender budines y pastelitos para recaudar dinero para los viajes de estudio, la profesora les propuso que siguieran por ese rumbo, y así surgió la idea de hacer menús en braille. Previo a eso, para ganar más práctica hicieron un plano de la ciudad de La Plata y produjeron tarjetas en braille, con información de atractivos turísticos, y a toda la gente que se acercaba a su stand le enseñaban a escribir su nombre en el sistema de lectoescritura.
“A la gente le llamó muchísimo la atención, porque se iban realmente con un aprendizaje, de cómo agarrar el punzón para usar la pizarra, y se llevaban su papelito, perforado con una forma de corazón; una vez más, las chicas apostaron por ofrecer una experiencia completa”, señala con orgullo y admiración. “Todos se re sorprendieron, ahí fue el boom y queríamos seguir”, asegura Estefanía. Antes de que pudieran empezar con la investigación sobre los restaurantes, la orientación en la que están inscriptas estuvo al borde del cierre, y junto a las docentes lucharon para que se mantuviera en pie.
Manos a la obra
Cuando lograron que todo se estabilice, el el marco estudiantil crearon una consultora de gastronomía accesible, que se llama Access Eat, y tiene como slogan: “Deleite al alcance de todos”. Luego siguieron las salidas educativas por la Diagonal 74, en pleno polo gastronómico de La Plata, y entraban para preguntar si tenían menú en braille, sino lo tenían les consultaban si les gustaría incorporarlo, y finalmente les contaban sobre el proyecto que estaban haciendo el ámbito educativo. “Solo una cafetería lo tenía, y al resto, cuando les ofrecían la posibilidad de transcribirlo de manera gratuita, les decían que tenían que consultar al encargad o al dueño, y aunque dejaban un mail de contacto, y los folletos informativos, no tuvieron respuesta”, confiesa la docente.
“En un lugar tan céntrico, fue chocante que solo un establecimiento lo tuviera a disposición, y cuando íbamos a preguntar dudaban que nosotras tuviéramos la capacidad de hacerlo, y nos pasó lo mismo cuando fuimos acompañadas del EMATUR (Ente Municipal para la Actividad Turística)”, relatan las jóvenes. Admiten que estaban un poco desanimadas, hasta que Melisa habló con una amiga que había trabajado en una parilla, ubicada a dos cuadras de la escuela, y gracias a ella llegó hasta el dueño del restaurante, y le contó la idea. “Enseguida me mandó la fotos con el menú, que tenía varias páginas divididas entre entradas, platos principales, postres y bebidas, y me dijo que las chicas empezaran cuando quisieran”, manifiesta.
Lo completaron en tiempo récord, y llegaron a la expo de 2023 con el menú recién espiralado, listo para darlo a conocer al mundo. “La satisfacción de ver un producto terminado es inmensa, y ellas estaban muy felices, le presentaron al dueño el formato, le explicaron todo, y se lucieron muchísimo; todos las felicitaban y proyectaban que exista cada vez en más lugares”, remarca. Las alumnas cuentan que se dividieron las hojas para repartir las tareas, y que su mayor temor era equivocarse en alguno de los puntos, porque había que recomenzar de cero cada vez que eso pasaba.
“Hasta nuestras familias aprendieron con nosotros; mi papá siempre venía y me preguntaba ‘¿qué dice acá?’, quería saber y fui enseñándole. Ahora cuando tengo que hacer un menú, él y mi hermana me ayudan”, revela Yésica. Desde que era chica soñaba con viajar, conocer lugares, y la vocación se mantuvo en todo momento. “Quedé fascinada con esta escuela, porque me gustaría ser Licenciada en Turismo, y todo lo que te enseñan acá te sirve; yo pensé que era solo sobre viajes, pero no, el turismo tiene muchas ramas y es súper versátil”, argumenta la estudiante. Su compañera, por su parte, también tuvo en claro desde su infancia qué quería ser, y como s hermana mayor ya había cursado en la institución, decidió seguir sus pasos.
Menú en braille
Después de dos años de involucrarse de lleno en el proyecto, comentan que ya forma parte de sus vidas, y lo tienen en cuenta de manera cotidiana. “Ahora cada vez que voy a comer a algún lugar, siempre pienso si tendrá menú en braille”, indica Estefanía. Todo el grupo está feliz por el reconocimiento que les transmite la gente, y las bellas palabras que les dijeron cada una de las personas que conocieron el proyecto. “Es muy lindo que nos digan que está orgullosas de nosotras, porque hacemos mucho esfuerzo también, y malabares con los tiempos para que nos alcance para hacer las tareas del resto de las materias, así que nos pone muy contentas”, expresa Yésica.
“Muchas de ellas trabajan, cuidan a sus hermanitos, o atienden el negocio de la familia, hay muchas responsabilidades por fuera de lo escolar, y aún así no solo cumplieron con los plazos, sino que le pusieron muchísimo amor”, destaca su profesora. Otra de las frases que suelen utilizar como lema las jóvenes es: “Todo lo que puedas imaginar es posible”, y lo escribieron en una bandera gigante. “El equipo docente aspira a que todos adquieran autonomía, que ganan herramientas, y está buenísimo que esto, que nació como una consultora de turismo accesible en la escuela, trascienda lo escolar y estén pensando en llevarlo a un plano personal de desarrollo profesional a largo plazo”, celebra Melisa.
Cada vez que las contactan para preguntarles por el menú que donaron y la posibilidad de replicarlo en otros locales, ellas cuentan que tienen un plan de acción establecido, que comienza con una visita al local para charlar con el dueño, conocer cómo es su carta, y ofrecerle distintas alternativas. “Hay menús que son muy extensos y pueden ir en formato de cuadernillo, y otros que pueden hacerse con papel contact; ellas fueron viendo distintos diseños, de acuerdo al tipo de menú que y a los intereses de los clientes”, detalla la profesora.
Por el momento ellas siguen donando el servicio, y a los interesados les pasan un presupuesto solamente de los materiales necesarios para elaborar el menú. “No es mucho para el establecimiento gastronómico, pero sí para el volumen de trabajo que están recibiendo, y queda a voluntad del establecimiento si quieren hacer alguna contribución o donación, que les pueda servir para el viaje de egresados del año que viene y sus salidas educativas, pero no es obligatorio”, explica la docente. Para quienes quieran enviar una consulta, proponen como medio de contacto el mail que crearon especialmente para eso: accesseat0800@gmail.com, o la cuenta de Instagram @accesseat.
“Más allá de si a futuro se convierte en una posibilidad laboral rentable, lo que nos importa es seguir ayudando a visibilizar la situación, la propuesta y la necesidad de que se respete la ley y esté disponible en todos los establecimientos gastronómicos”, sostiene Yésica. La jefa del departamento expresa su emoción por el compromiso con el que las jóvenes afrontaron esta meta, firmes en sus convicciones. “Salió de ellas y eso es lo más satisfactorio, porque los mejores resultados llegan cuando no son tareas impuestas, sino que se acompaña el interés que les aflora, y son muy agradecidas con la Escuela Técnica N°7, la única de la región que ofrece la tecnicatura de servicios turísticos, y la misma que siempre está al borde de cerrarse; y hay un montón de chicos que tienen desconocimiento de que existimos; por eso nos llena de alegría que estas 11 alumnas hayan demostrado su cariño por la educación pública y todo lo que nos brinda”, concluye Melisa.