Un relator cuenta cómo funciona el programa más popular y divertido de Alemania Telematch mientras dos equipos, conformados por dos pueblos, compiten vestidos de muñecos gigantes que deben levantar la mayor cantidad de flores de utilería con los pies antes de que se agote el tiempo. “¿No les parece cómica esta escena?”, pregunta a la fiel audiencia. Y continúa elogiando la mega producción del programa del que forma parte: “Los trajes son realmente divertidos. Estos son los detalles que contribuyen a la enorme popularidad del programa Telematch”. En alemán, se llamaba Spiel ohne Grenzen.
Telematch fue un programa emitido por el canal WDR (Westdeutscher Rundfunk Köln) y producido por Transtel (hoy DW) que estuvo en el aire entre 1967 y 1980 en Alemania Occidental (faltaban pocos años para se reunificara Alemania). Durante ese período se filmaron 43 capítulos, de una hora de duración aproximadamente. Su peculiaridad es que fue un éxito a escala internacional. En la Argentina la cita imperdible era los sábados al mediodía en Canal 11 (más tarde Telefé). Durante los 70s el programa se vio en blanco y negro, a pesar de la televisión a color llegó a Alemania en 1967. En 1980 con la llegada de la nueva tecnología se pudo ver en su plenitud. Los increíbles programas de Telematch tuvieron tanta aceptación en el público argentino que continuaron teniendo espacio en la pantalla chica incluso en la década de los 90s con sus repeticiones y un público siempre dispuesto a verlo.
El programa, basado en su homólogo francés Intervilles, tuvo la particularidad de llegar a todas partes del mundo gracias al doblaje de voz, en francés, árabe indio y español. Los juegos siempre se iniciaban con esta frase que muchos recordarán: achtung (peligro), drei (tres), zweí (dos), eins (uno)! y el relator contaba con gracia los inconvenientes que tenían los participantes de cada prueba, como si estuviese cubriendo un deporte profesional. De fondo se escuchaban los cánticos de ambos bandos en alemán.
En la Argentina, se escuchaba, entre otros, la animación de un locutor colombiano llamado Andrés Salcedo (1937-2022), quien en una entrevista con el periodista Germán Posada arriesgó a decir cuál era la clave del éxito del programa, que intentó ser reversionado en otros países sin alcanzar los resultados del original: “Lo que me quedó a mí de experiencia y de conocimiento fue que el éxito rotundo de Telematch y del porqué se metió en el corazón de la gente radicó en que las figuras y los implementos que se usaron en la versión europea eran de cartón, telgopor, de goma, y los participantes no eran deportistas, ni personalidades, era gente del común que todos conocían y esto lo hacía muy especial”, expresó.
Además de esta competencia entre los pobladores que se animaban a desafíos de todo tipo, en tierra y agua, lo que impactaba era la mega producción de las pruebas. Eran 7 las ediciones anuales y estaban pensadas por un equipo estable que ponía a trabajar todo su ingenio. “Las ideas no bastan, es necesario ponerlas en práctica- decía el locutor de Telematch - para eso dispone de un numeroso equipo para proyectar los decorados, los juegos y el vestuario que realizará un verdadero ejército de carpinteros, pintores, sastres. Luego los vestidos y decorados deben ser transportado al lugar donde se desarrollara el próximo Telematch con una anticipación de tres días para que los competidores puedan practicar las pruebas”.
En una emisión, de las tantas que atesora YouTube, Kempten se medía con Baureuth y al quedar igualados en el tablero después de doce pruebas, llegaba el momento del desafío para el desempate: tirar de la cuerda, un deporte muy practicado en la región de Baviera. El grupo más forzudo arrastra irremediablemente al otro. En ese episodio gana el equipo visitante, Baureuth.
¡Bienvenidos a Telematch, el show de las multitudes!, anunciaba un nuevo programa que mostraba a dos chicas acostadas en dos camas, cubiertas por un acolchado floreado y al escuchar el silbato se levantaban como resortes para tirar de las cuerdas de despertadores colgados del techo. Todo era muy teatral, casi onírico. Esos muñecos de cabezas y pies grandes, alegraban la pantalla. No hacía falta seguir el programa, o alentar por uno de los equipos en familia, como muchos acostumbraban, bastaba con mirar cualquier desafío, reírse con los jugadores que podían estar corriendo sobre pelotas inflables en el agua vestidos de fantasmas o enrollándose dentro de una alfombra.
Cada episodio tenía una temática diferente, por ejemplo, la medieval, la de personajes de Disney, el lejano oeste, bañistas de los años 20 y más. El sábado al mediodía la diversión estaba asegurada. Durante algunos años se enfrentaban dos pueblos de Alemania occidental en las competencias, pero en los últimos tres llegaron a competir cinco.
La idea del programa nació en Francia, con Intervilles, un juego donde participaban diferentes pueblos. Su creador Guy Lux, estaba inspirado a su vez en un programa italiano llamado Campanile sera (1954-1957). Debido a la gran aceptación durante su difusión en la tevé, nació un nuevo programa que involucró a Francia, Alemania, Italia y Bélgica, llamado Jeux sans frontières (Juego sin fronteras), organizado por la Unión Europea de Radiodifusión y emitido por Eurovisión. En estos, participantes de 18 a 45 años, de ambos sexos, se sometían a 12 pruebas contrarreloj de destreza física, velocidad, mucha carrera de posta. Alemania fue la que más veces ganó. Estos juegos europeos finalizaron en 1982 por problemas financieros. Se cree que las emisiones de Telematch eran las eliminatorias de Alemania de Jeux sans frontières. Debería costar un dineral. No hay precisiones sobre lo que salía cada episodio de estos juegos. Un lujo que la televisión no se pudo volver a permitir cada vez que intentó resucitar el formato. Quedará en el arcón de los recuerdos de la infancia.