En las últimas dos temporadas, Pinamar alcanzó niveles récord en términos de ocupación. La ciudad balnearia lució a tope, y particularmente tuvo su mejor época entre fines de 2021 y principios de 2022, cuando el PreViaje y las circunstancias producto de la pandemia del COVID-19 fomentaron el turismo interno y provocaron una afluencia de veraneantes mayor a la que habían registrado años atrás.
En este 2024, en cambio, las expectativas de que ese escenario se repita son casi nulas. La crisis económica y la escalada inflacionaria -que, tal como se prevé, se agudizará en las próximas semanas- golpearon a la industria del turismo y, en Pinamar, los operarios del sector atraviesan la temporada, por un lado, con incertidumbre por los niveles nivel de reservas y consumo y, por el otro, con la esperanza de que los números repunten y les permitan consolidar al menos un buen verano.
“Las reservas subieron en las dos últimas semanas, y creo que todo el partido de Pinamar va a estar bastante lleno para fin de año. Pero después, la situación está un poco irregular. En promedio, en enero hay entre un 70 y un 80 por ciento de ocupación, cuando quizás en otros veranos a esta altura ya estábamos casi al 100%. Y para febrero todavía estamos entre 30 o 40 por ciento”, describió el panorama Fabián Salvucci, titular de la filial local de la Asociación Hoteles de Turismo (AHT), ante la consulta de Infobae.
“Hay alguno que está en una mejor posición que otro, pero ninguno con ocupación plena. Así que todavía estamos peleándola”, añadió Salvucci, quien administra el Hotel Savoia en Ostende.
En efecto, desde el Observatorio Turístico y Económico del Partido de Pinamar informaron a este medio que el promedio general de reservas para enero ya alcanza el 70% en toda la ciudad y asciende hasta el 80% en la localidad de Cariló.
Teniendo en cuenta el contexto económico, el flamante intendente del partido costero, Juan Ibarguren, calificó positivamente los primeros datos de la temporada: “Nos encontramos con bastante movimiento en nuestras playas y centros comerciales, y tener un 70% de ocupación a un mes de las últimas elecciones, en un año tan complicado para todo el país, es realmente una buena noticia para todos los pinamarenses que viven de la actividad turística”.
Diferente es la percepción del presidente de la Cámara de Turismo de Pinamar, Alfredo Baldini, quien en declaraciones públicas aludió a indicadores más bajos y habló de un horizonte “complejo” que podría complicar el funcionamiento de los negocios el resto del año. “Estamos trabajando permanentemente para ofrecer mejores alternativas, pero no es un problema de oferta, es un problema de demanda que está caída. Hay una fuerte retracción del consumo, como le está pasando a la mayoría de los destinos turísticos de verano de nuestro país”, dijo.
El mercado de Pinamar cuenta con alrededor de 380.000 plazas turísticas. Del total, 355.000 son casas y departamentos particulares. El resto corresponde a habitaciones de hoteles, hosterías, hospedajes, apart hotel y departamento con servicios.
Alrededor de 170 hoteles de todas las localidades del partido están agrupadas bajo la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Pinamar (AEHG), cuyo presidente, Juan Ignacio Serra, también compartió con Infobae las últimas cifras de reservas que manejan.
Los datos parciales de la AEHG reflejan una ocupación promedio del 73% (66% en Pinamar, 71% en Valeria del Mar y 80% en Cariló) para este fin de semana. En tanto, para la primera quincena, ese número es del 65% hasta el momento, con una caída considerable en los establecimientos de Pinamar (49%) respecto de los de Valeria del Mar (69%) y Cariló (76%).
Las grandes expectativas del sector están puestas sobre todo en la segunda quincena, históricamente la de mayor concurrencia. Para esa fecha, las reservas ya rondan el 63% (50% en Pinamar, 65% en Valeria del Mar y 75% en Cariló), según el relevamiento de la AEHG.
Al analizar la merma de visitantes con respecto al verano pasado, María Zitelli, directora ejecutiva del Green Sea Apart Hotel en Pinamar, dijo que esta temporada tuvo la particularidad de que se retrasó el lanzamiento de la preventa debido a la incertidumbre del escenario político.
“Queríamos estar seguros de tener una tarifa ajustada a los costos, que eran muy cambiantes, pero que asimismo fuera acorde a lo que nuestros huéspedes esperan de nosotros. A mediados de octubre comenzamos a tomar las primeras reservas, aproximadamente un mes después respecto de la preventa del año anterior”, comentó.
Por otro lado, señaló una tendencia en el comportamiento de los turistas para estas vacaciones: “Se observa que un gran número de huéspedes definieron sus vacaciones con muchísima anticipación, pero otro grupo está definiendo más sobre la marcha”.
“Hay mucho por alquilar todavía. Creo que el cambio de Gobierno hizo que esta vez los turistas esperaron los anuncios económicos para poder tomar algunas decisiones”, coincidió Stella Vignau, de Stella Vignau Inmobiliaria Integral.
La comparación de las estadísticas actuales con las del año anterior arroja que, para esta misma fecha, las reservas ascendían al 77% del promedio general, es decir, siete puntos más arriba.
Cabe recordar que durante el verano pasado se produjo una llegada masiva de turistas sobre el cierre de diciembre de 2022 y el inicio de enero de 2023, a tal punto que la ciudad alcanzó la ocupación plena a contramano de los pronósticos iniciales, que no auguraban ese éxito.
Salvucci mantiene la expectativa de que se vuelva a dar una dinámica similar y las reservas tomen impulso en los próximos días. En ese sentido, contó que “hay muchas consultas sobre la fecha”.
“Estos últimos tres meses fueron de mucha incertidumbre, tanto para nosotros que poníamos las tarifas como para el turista que tuvo que definir sus vacaciones, sin saber qué le convenía. Ahora tenemos esperanza de que la gente se decida a venir a último momento. O aunque sea se quiera hacer escapadas más cortas. Entendemos que, quizás con este aumento brusco de precios que hubo, va a haber mucho de eso, de escapadas y de reservas de último momento”, planteó el presidente de la AHT.
La misma mirada de confianza tiene Serra: “La situación económica, el cambio de gobierno y todas las medidas que se están tomando obviamente van a producir una retracción, pero somos optimistas”.
No obstante, subrayó que, por el momento, en el rubro gastronómico hay poco movimiento.
El empresario, que es propietario del restaurante Mattone, estimó cuánto puede llegar a gastar un turista que sale a comer: “Depende del lugar y del servicio. Por ejemplo, en un local de comidas rápidas tenés que pensar entre 8 y 9 mil pesos. Hay que calcular de ahí para arriba”.
Además, se refirió a las complicaciones que le causó la volatilidad de precios en las últimas semanas y contó que, a causa de ello, tuvo que retirar varios productos de la carta de su comercio.
Respecto del consumo, Daniel Gernetti, socio de la heladería Lucciano’s, opinó que la actual coyuntura económica “generará un mayor control de gastos y disminuirá las alternativas de viajes al exterior”. En ese marco, considera que “será una temporada positiva desde la cantidad de personas, pero el control de gastos generará un amesetamiento en la venta”.
Al margen de las dificultades económicas, existe otro percance que en los últimos días hizo todavía más difícil la temporada para los operarios turísticos: “El clima no nos está ayudando”, lamentaron.