Desde su promoción, en 2019, la venta de casas por 1 euro en distintos pueblos de Italia logró revertir una tendencia que preocupaba a sus autoridades: atraer nuevas familias a lugares donde su población disminuía o envejecía, y reactivar la economía.
La tendencia, que se consolidó a finales de 2019, rápidamente se extendió desde los Alpes hasta Sicilia y tenía la particularidad de que las casas a la venta eran muy viejas, estaban abandonadas y en muchos casos, casi a punto de desmoronarse. Pero su valor de venta era menor que comprar un expresso, así que continuaban siendo muy atractivas.
Sin embargo, los inmigrantes recibidos en los últimos años superaron las expectativas y hoy sus autoridades enfrentan un nuevo problema: faltan médicos en los hospitales.
Uno de los primeros en advertir esta situación fue el alcalde de Mussomeli, una comuna situada en el centro de Sicilia. “Debido a la escasez de profesionales de la salud en el hospital del pueblo, se ha firmado una asociación entre la Universidad Nacional de Rosario, en Argentina, y nuestro ayuntamiento para cubrir las vacantes, y pronto tendremos nuevos médicos argentinos que hablen italiano con fluidez”, señaló Giuseppe Catania.
Para ello, se contactó con Érica Moscatello, una cordobesa que se afincó en Rosario, donde conoció a su ahora marido, Javier Raviculé, y con quien, después de vivir 20 años en España, encontraron su lugar en el mundo en Mussomeli.
Moscatello es embajadora de la Confederación Italiana de la Pequeña y Mediana Industria Privada (CONFAPI) de Sicilia y presidenta de la consultora Caccipit para la Administración Pública, a la que el Gobierno de Mussomeli le encargó en agosto de 2021 la responsabilidad de conseguir compradores de las “casas por 1 euro” en toda la región del Mercosur. Pero ahora, sumó un nuevo desafío: ayudar a resolver la emergencia sanitaria.
“El hospital de Mussomeli ofrece sueldos base de 3 mil euros. Nosotros les gestionamos los trámites migratorios, los asesoramos para revalidar los títulos y les conseguimos un hogar para que se instalen con sus familias. Una vez que llegan, a los 15 días ya están trabajando”, afirmó Moscatello a Infobae.
Uno de los seleccionados para ingresar al hospital Maria Immacolata Longo, que estaba a punto de cerrar por la falta de médicos, fue el cirujano rosarino Luciano Verrone; quien se instaló en esa comuna en abril de este año junto a su mujer y sus hijos mellizos de 11 años.
Verrone, un especialista en ortopedia y traumatología, ya había empezado a revalidar el título por su cuenta porque siempre tuvo la idea de emigrar a Italia, país donde ya había vivido 20 años atrás cuando era jugador de fútbol. Luego, al enterarse del convenio de la Universidad Nacional de Rosario -donde se graduó en 2005- con la comuna de Mussomeli se contactó con Érica Moscatello y su nuevo proyecto de vida empezó a tomar forma.
“Los cuatro teníamos la ciudadanía italiana, mis hijos estudiaron en la Dante Alighieri y desde que formamos una familia nos veníamos preparando para esto”, contó Verrone a Infobae, quien en Rosario tenía siete trabajos, vivía súper estresado, preocupado por la inseguridad y la inestabilidad económica.
Desde que el médico aplicó en el programa hasta que desembarcó en Mussomeli pasaron un año y cuatro meses. “Estábamos completamente seguros de lo que estábamos haciendo. No es que nos estábamos escapando de Argentina. Allá trabajábamos muy bien. Mi esposa era asistente social. Pudimos ahorrar y venir con una buena base. Sólo queríamos tener una mejor calidad de vida. Nos cerró todo ya que no encontramos ningún obstáculo laboral, cultural ni social. A los chicos y a mi mujer les costó un poco más por el idioma, pero ahora están felices”, aseguró Verrone.
Actualmente viven en una casa a estrenar con jardín dentro de una especie de barrio cerrado, a tan solo dos cuadras del hospital. En Mussomeli viven casi 12 mil personas, que están repartidas en una superficie de 161 km2. “El pueblo está un poco aislado de Sicilia porque estamos a unos 900 metros de altura y eso hace que nos demoremos 15 minutos más en llegar hasta la ruta que nos conecta con otras ciudades”, explicó Verrone.
Por el contrario, Mussomeli representa la oportunidad de vivir a un ritmo más lento y tener más tiempo libre; incluso para juntarse con amigos: “Armamos una comunidad bastante grande con médicos argentinos, con quienes nos juntamos a comer asados y jugar al fútbol”.
Allá puede mantenerse con un solo empleo y haciendo jornadas de 8 a 15 horas. Sin embargo, admite: “Ser cirujano es una especialidad en la que siempre ocurre alguna urgencia y muchas veces no sabés el horario en que salís. Pero por lo general trabajo 38 horas semanales”.
El equipo que él integra está conformado por cinco traumatólogos, dos de los cuales son argentinos. Pero también hay compatriotas de otras especialidades. “Hay clínicos que vinieron de Rosario y Córdoba, y cirujanos de Buenos Aires y Santa Fe”, detalló.
Si bien su contrato vence a fines del año que viene, asegura que ya están dadas las condiciones para que lo contraten de manera efectiva. “Me está yendo muy bien y la semana pasada realicé por primera vez una artroscopia de tobillo. Fue un hito en el hospital”, señaló con orgullo.
A pesar que su sueño había sido emigrar a ciudad más grande, como Roma o Milán, Verrone no se arrepiente de su decisión y asegura que encontró en este pueblo italiano su lugar en el mundo. “No me veo haciendo otra mudanza. Los chicos ya tienen su grupo de amigos y llevamos una vida muy tranquila y segura. No tener que estar pendiente del portón cuando mi esposa entra con el auto por miedo a que la asalten es un alivio”, ejemplificó.
Y agregó: “Estamos re cerca de todo: a una hora y media de Palermo, y a dos horas de Catania. Ya recorrimos casi toda la isla y también aprovechamos para visitar otras ciudades italianas. Estamos muy a gusto en este lugar”, remarcó convencido de la decisión que tomó.
Hay 20 mil médicos argentinos en lista de espera para emigrar a Italia
“Estamos viviendo una migración masiva de médicos. Yo diría que es la más grande de la historia argentina”, aseguró Erica Moscatello, quien tiene más de 20 mil médicos en lista de espera.
¿Los motivos? “El trabajo está muy bien remunerado. Al mes ya se compran un auto y al año ya son dueños de casa”, afirmó la argentina que hace de nexo entre los profesionales argentinos y los hospitales de toda Italia.
“Aunque nosotros empezamos trayendo médicos de Rosario para llenar el cupo de 12 profesionales en el hospital de Mussomeli, hoy la convocatoria se amplió a toda la Argentina para revertir la emergencia sanitaria que se vive en toda Italia”, detalló. Fue así como rápidamente empezó a cubrir vacantes en todo que es Sicilia, luego el norte de Italia y hoy envían a los médicos donde los necesiten.
“La mayoría de los interesados son de Buenos Aires, seguidos por Córdoba y Santa Fe”, especificó Moscatello. “Una vez que se instalan, mandan a buscar a la familia, los suegros y hasta el perro”, bromeó sobre la bondades de la vida de pueblo. “Todos buscan progresar y ven que lo consiguen rápidamente. Desde nuestra consultora les resolvemos la búsqueda de trabajo, anotarle a los nenes en la escuela y facilitarles toda la documentación que les pide el Estado”, señaló.
“Hasta el día de hoy todas las experiencias fueron positivas y nadie dijo ‘esto no es para mí y me vuelo’. Ya logramos traer 500 médicos argentinos pero la demanda sigue siendo altísima”, admitió Moscatello.
“En estos momentos, en Italia se necesitan 36 mil médicos. Por eso, no solo está abierta la convocatoria a médicos ítalo-argentinos sino a todos por igual. Eso sí, tramitar la documentación de éstos últimos nos lleva un poco más de tiempo porque hay que hacerles la Visa de trabajo”, concluyó Moscatello.