La asociación contra el Maltrato Animal (ACMA), financiada por padrinazgo y voluntariado y que le da asilo y cuidados a más de 200 caballos en Alejandro Korn y Baradero, corre el riesgo de no poder seguir adelante con noble trabajo. El médico veterinario Ariel Corse, que ya salvó más de 500 caballos del maltrato y les da otra oportunidad a los ancianos, heridos y sentenciados a muerte, teme quedarse sin esta ONG tras no haber podido renovar contrato en el campo de 80 hectáreas de Baradero que aloja su santuario de caballos desde hace 10 años. Es que el predio se vendió y la nueva firma con emprendimiento propio no está interesada en ellos. Ese no sería el problema, sino que al salir a buscar un nuevo campo, ACMA no lo encuentra porque no hay oferta de alquiler o los precios son exorbitantes. Los 131 caballos de este santuario tendrán que ser trasladados el 1ro de enero, según lo acordado. El reloj corre y todavía no encontraron una solución.
“No conseguimos nada -dice Corse poniendo énfasis en cada palabra- y los valores que nos piden son delirantes, más allá de que no hay predios”. El veterinario que está buscando alquilar un campo entre 60 y 120 hectáreas en una zona segura. Dice que los campos están en venta o vacíos, sin animales, con los pastizales altos. “Por como está el país la gente está esperando quien sabe qué y no alquila. Y lo que alquilan no es acorde ni de cerca con lo que necesitamos. Me ofrecen 20 o 30 hectáreas. Me llegaron a pedir este más de 1 millón y medio de pesos por 60 hectáreas”, detalla.
En cuanto a su preferencia por una zona segura dice que se debe al aumento de robo de caballos. “Están robando a cuatro manos. En mi vida vi tanto robo de caballos. Ya no para carros, sino para faenarlos y venderlos en carnicerías. La zona de San Vicente, Guernica y Brandsen. Todos los días carnean caballos. Te los roban a la noche y a la madrugada ya están carneados. Aparecen los restos por todos lados”, relata.
El presidente de ACMA, que fue distinguido por su labor por el Senado de la Nación cuenta detalladamente su trabajo y la situación que atraviesa. ”En este lugar los caballos están en semilibertad, es una especie de refugio o santuario, donde la única intervención que tienen son dos o tres veces al año donde hacemos vacuna, desparasitación y sacamos sangre para realizar el test, de anemia infecciosa equina que corresponde por ley. El resto del tiempo están monitoreados por el encargado. Están en libertad absoluta”, expresa el hombre que es un apasionado de los caballos desde su infancia y tiene con ellos una conexión especial. Ese es el espíritu de quienes luchan, de garantizar esa libertad, y de devolverles la dignidad que les han robado. “En este momento eso está truncado y capaz no se cumpla”, dice afligido.
Ya no les queda tiempo, el 1ro de enero los caballos tienen que estar fuera de ese predio, según lo acordado y tendrán como solución momentánea llevarlos al predio de Alejandro Korn, de 20 hectáreas -el más cercano a Capital-, donde ya tienen alojados 80 caballos que son los que requieren atención médica y los que ingresaron en el último tiempo. “Aquí tenemos el hospital. Es el lugar de recepción para las visitas de escuelas, universidades, centros de jubilados y donde recibimos a nuestros seguidores para que vean a los caballos, sus rescatados, el establecimiento, todas las mejoras que hacemos y a dónde va a parar su dinero”, explica Corse, que no recibe ningún subsidio del Estado. Todo lo que allí se da allí es producto del amor de muchas personas por los caballos, que le dedican tiempo y dinero. Se trata de una ONG muy activa, llena de padrinos y voluntarios -un 95 por ciento son mujeres- con mucha dedicación y voluntad de trabajo.
Si llevan a los 131 caballos a Korn junto con los 80 caballos, donde pastorean 21 que están sueltos será un problema por varias razones. “Son 20 hectáreas, en realidad 10 donde voy a tener que meter 140 caballos donde se van a patear, se van a golpear. Va a ser muy difícil controlar. Por el espacio reducido la van a pasar mal, va a haber competencia y se van a lastimar. Voy a tener que contratar dos personas más para cuidar de noche y de día y trabajar. Y la alimentación de esos caballos nos va a llevar a un costo de 4 millones y medio por mes solamente los que viven allá. Dicho de otra manera, ACMA desaparece en tres meses, después de 14 años de trayectoria”, pronostica ya sin poder hacer nada al respecto.
ACMA es una asociación sin fines de lucro, que desde sus inicios tiene caballos en depósito judicial, sin recibir nada a cambio. “De este se tiene que hacer eco el Estado y hacerse cargo. El 99% de los caballos son de la provincia de Buenos Aires. Los debería tener la Policía de Buenos Aires. Como no hay recursos, existen las ONG como nosotros”, explica. Corse no pide dinero pero dice que está luchando por un predio judicial, en comodato o contrato de alquiler por 10 o 20 años para poder tener proyección. “Nosotros trabajamos de manera altruista. Acá no cobramos ningún sueldo”, enfatiza.
Las actividades en el predio de Alejandro Korn son muy amplias. Siempre hay mucho movimiento por las visitas de las escuelas al campo, además de las charlas virtuales con universidades, secundarios, primarios que suelen dar. Este año la Fundación Pupi realizó unas 10 visitas con chicos judicializados, madres solteras, personas que padecen adicciones. También recibieron escuelas de chicos con discapacidad. La misión de ACMA es concientizar sobre el maltrato animal, enseñar el amor hacia los animales y a creer en las segundas oportunidades, como la que tuvieron estos caballos que salieron del maltrato. Cuenta Horse, que las universidades hacen cursadas de veterinaria en el lugar y que esos días los acompaña. Este año Acma cerró un ciclo con más de 60 visitas de escuelas. Buena parte del trabajo de la ONG puede verse en su página Web www.acma.org.ar y seguirse por X (ex Twitter) en la cuenta @acmacaballos.
El veterinario teme que todo el trabajo realizado durante años se tire por la borda. Considera que la situación que vive la ONG es límite. Presentaron proyectos con diputados oficialistas en la provincia de Buenos Aires, pero nada avanzó hasta el momento. “Le hacemos ahorrar millones mes por mes al Estado. No queremos plata, simplemente algo en comodato o como para alquilar. Ya no tengo cómo defenderme porque ya no depende de nosotros. No conseguimos nada. Y si los caballos vienen a Alejandro Korn, no puedo pagar la comida. La desesperación nuestra es esa. ¿Cómo lo vamos a resolver?”, pregunta.