Desde su colocación en 2002, en la Plaza de las Naciones Unidas, sobre la avenida Figueroa Alcorta, junto a la Facultad de Derecho, la flor de Recoleta se volvió rápidamente un ícono de la Ciudad de Buenos Aires y un atractivo turístico más.
La flor se destaca no sólo por su gran tamaño -es una estructura de acero inoxidable de 20 metros de alto y 18 toneladas de peso- sino porque es la primera escultura con movimiento en la Ciudad. Esto se logra a través de un sistema hidráulico y células fotoeléctricas.
Su nombre oficial es Floralis Genérica y fue donada a la Ciudad por su autor, el arquitecto argentino Eduardo Catalano.
Inaugurada el 13 de abril de 2002, la flor abría sus pétalos de día y los cerraba por la noche.
Pero unos años después, un temporal golpeó la estructura y rompió el mecanismo que guiaba su movimiento. Por esta razón, y durante varios años, la Floralis Genérica permaneció abierta las 24 horas.
El 12 de junio pasado, según informa la página oficial del Gobierno de la Ciudad, el sistema fue reparado y la flor volvió a abrirse y cerrarse.
Lamentablemente, el temporal de la madrugada de este domingo, que golpeó especialmente todo el corredor norte de la Ciudad causando muchos destrozos en la vía pública, volvió a romper la flor. Esta vez, un viento huracanado, que alcanzó una velocidad de 137 kilómetros por hora, derribó uno de los pétalos de la Floralis Genérica.
El nombre de la flor, “genérica”, obedece a la intención del autor de que represente a todas las flores. El arquitecto que la diseñó y construyó, para luego donarla a todos los porteños, fue profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires y diseñador, entre otros, de la Ciudad Universitaria. Eduardo Catalano murió en 2010.
La Floralis Genérica es lo más emblemático de las obras que ha dejado en la Capital.
Durante toda la madrugada del domingo, el viento y las lluvias intensas causaron una gran cantidad de daños materiales en toda la Ciudad. Árboles caídos, algunos arrancados de cuajo por el viento, carteles que volaban por los aires, autos abollados por las ramas y troncos derribados, el panorama en algunos lugares de la capital muestra la huella del paso de un tormenta violenta.
Cerca de la misma zona en la que está ubicada la flor, la feria de Plaza Francia, en Recoleta, fue también destrozada por la tormenta, con sus puestos volados, rotos y aplastados.
En Palermo, en dos fiestas, hubo también varios heridos por el derrumbe de estructuras.
Los bosques de Palermo han quedado sembrados de ramas y troncos caídos, volviendo casi intransitables algunos de sus senderos.
Pero el mayor daño se produjo en el sur de la provincia de Buenos Aires, en Bahía Blanca, donde la caída del techo de un club en la tarde del sábado dejó un saldo de al menos 13 muertos y muchos heridos de gravedad.
El presidente de la Nación, Javier Milei, y parte de su gabinete tienen previsto viajar a esa localidad si las condiciones meteorológicas lo permiten para evaluar in situ las consecuencias del temporal y asistir a los damnificados y a las autoridades locales.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ya se encuentra en Bahía Blanca. el intendente de la ciudad, Federico Susbielles, calificó lo ocurrido de “catástrofe”.
El evento de mayor complejidad se registró en el Club Bahiense del Norte, cuyo techo se derrumbó sobre personas que participaban de un encuentro deportivo.
Murieron 13 personas aplastadas por los escombros. La Policía local, personal de Defensa Civil, Tránsito, Bomberos, Servicio Siempre y Ejército siguen en el lugar auxiliando a los heridos y buscando víctimas entre los escombros.