El Vaticano anunció la fecha en que el papa Francisco canonizará a Mama Antula, la primera santa argentina

Qué milagro se le atribuye a María Antonia de Paz y Figueroa. Su nombre está indisolublemente ligado a la Compañía de Jesús y por la Casa de Ejercicios Espirituales que creó pasaron la mayoría de los próceres de Mayo

Mama Antula será canonizada luego de la aprobación que dio el papa Francisco sobre un milagro atribuido a su persona.

Luego de que a fines de octubre pasado el Vaticano publicara un decreto en el que comunicaba la aprobación de su milagro por parte del papa Francisco, este sábado la Santa Sede confirmó que el Sumo Pontífice canonizará a la beata argentina María Antonia de Paz y Figueroa, conocida popularmente como Mama Antula, el próximo 11 de febrero.

“Tras la habitual consulta al Colegio Cardenalicio, el Santo Padre Francisco ha decidido proceder con la canonización de la beata (...) conocida como Mama Antula”, anunció el Vaticano en un comunicado. Y en la misma línea, detalló: “Su Santidad ha establecido que el rito de canonización tenga lugar el 11 de febrero de 2024, IV domingo y aniversario de la primera aparición de la Beata Virgen María en Lourdes”.

El pasado 24 de octubre, Francisco ya había aprobado la subida a los altares de la beata argentina, pero hoy se anunció la fecha de su proclamación como nueva santa católica, que generalmente se celebra con un rito presidido por el papa en la plaza de San Pedro.

“Durante la audiencia concedida el martes por la tarde a su eminencia reverendísima el Sr. Cardenal Marcello Semeraro, prefecto del dicasterio de las causas de los santos, el Sumo Pontífice ha autorizado al mismo dicasterio a promulgar el decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de la beata María Antonia de San José (Antonia de Paz y Figueroa), conocida como Mama Antula, fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires; nacida en 1730 en Silípica, en Santiago del Estero (Argentina) fallecida el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires (Argentina)”, rezaba el decreto publicado hace casi dos meses.

El papa Francisco encabezará la canonización de Mama Antula en el Vaticano. (EFE/EPA/MAURIZIO BRAMBATTI)

En agosto de 2016, Mama Antula fue beatificada con una multitudinaria misa en la provincia norteña de Santiago del Estero, de donde era natural, después de que el Vaticano le atribuyera la supuesta curación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador desahuciada en 1904.

El camino hacia la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado Venerable Siervo de Dios; la segunda, beato, y la tercera, santo.

Venerable Siervo de Dios es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce "haber vivido las virtudes de manera heroica".

Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, y para que sea canonizado se precisa un segundo milagro obrado “por intercesión” después de ser proclamado beato, como en este caso.

Quién fue Mama Antula

Mama Antula (1730-1799) fue una laica que llevó a cabo una ardua labor espiritual y social en Argentina, fundando en 1795 la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, actualmente un monumento histórico del país.

El Vaticano la describió como “laica consagrada, fundadora de la Casa de Ejercicios de Buenos Aires y llamada Mama Antula por el pueblo”. Luego de la expulsión de los jesuitas del país, caminó más de 4.000 kilómetros a pie descalza por todo el virreinato para continuar con el legado a pesar de la prohibición. Su misión era visitar las regiones pobres del nordeste argentino para promover los ejercicios espirituales”.

El peregrinar de Mama Antula comenzó en 1767, cuando el rey Carlos III ordenó disolver la Compañía de Jesús y expulsó a sus integrantes de todos los territorios de la corona española. María Antonia, entonces de 36 años y que se consideraba hija espiritual de la Compañía de Jesús, decidió seguir llevando la palabra de Dios por toda la colonia a través de los ejercicios espirituales creados por San Ignacio.

Su meta era llevar a Dios a donde no lo conocían. Así recorrió las provincias de Catamarca, La Rioja, Jujuy, Salta y Tucumán. Caminó miles de kilómetros descalza por todo el virreinato para preservar el legado jesuítico desafiando la prohibición. En apenas ocho años, consiguió ofrecer los ejercicios espirituales a setenta mil personas.

Su método consistía en llegar a un pueblo, presentar los permisos ante las autoridades y dictar un curso de diez días de duración ante cualquier interesado, sin importar el escalafón social. Llegó a Buenos Aires en septiembre de 1779. El Virrey y el Obispo le negaron el permiso para dictar los cursos de ejercicios, pero cuando éstos empezaron a proliferar, llegando a muchos fieles, el Obispo cambió de opinión. Mama Antula inició poco después la construcción de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, que todavía existe, en la avenida Independencia 1190. La mayoría de los próceres de Mayo y de la Independencia, y otras personalidades de la época, pasaron por la Casa de Ejercicios construida por María Antonia de Paz y Figueroa: Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, Mariano Moreno, y hasta el Virrey Santiago de Liniers. Más tarde Rosas y su hija Manuelita, Alberdi y Mitre, entre muchos otros.

En paralelo, Mama Antula mantenía correspondencia con los padres jesuitas exiliados en diferentes partes del mundo.

Aunque murió once años antes de la Revolución de Mayo, su influencia espiritual en los años previos a ese hito es indudable porque su Casa de Ejercicios fue una institución esencial en la sociedad de la época.

Mama Antula murió el 7 de marzo de 1799 a los 69 años. Está sepultada en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced de la calle Bartolomé Mitre de Buenos Aires. A su muerte se calcula que entre setenta y ochenta mil personas se habían beneficiado de la experiencia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

El milagro que le valió la canonización tiene como protagonista a Claudio Perusini, cuya historia personal resulta extraordinaria debido a los lazos que lo unen a las personas involucradas. En primer lugar, el protagonista es un ex alumno del Papa. Y no se trata de un alumno más, ya que con el tiempo pasó a ser un gran amigo de Jorge Bergoglio.

Su historia está ligada a la Revolución de Mayo, cuando las mujeres estaban silenciadas dentro de una estructura jerárquica y patriarcal.

El primer encuentro entre ambos tuvo lugar en Santa Fe, cuando Perusini acompañó a un sacerdote hasta esa ciudad. Jorge Bergoglio, que por entonces era superior de los jesuitas, los recibió a todos con mucha cordialidad y los invitó a comer a su casa. Perusini aún conserva en su retina el recuerdo del futuro Sumo Pontífice cocinando para el grupo una tortilla de papa.

A partir de ese episodio imborrable, Claudio decidió entrar en el Seminario de la Compañía de Jesús. En los primeros años del noviciado, a fines de los años setenta, era el cocinero. Él recuerda que todos los sábados y domingos el profesor Bergoglio lo ayudaba a cocinar, esa era una pasión que los unía. Bergoglio era, además, su confesor y director espiritual. Sin embargo, la relación entre los dos no fue fácil: tenían discusiones que llegaban hasta la pelea, con un lenguaje un poco subido de tono. Todo eso ocurría porque Claudio quería ser sacerdote, pero Bergoglio no veía en él los atributos necesarios. De hecho, le decía: “No sos para esto. Tenés que ser feliz. Y acá no lo vas a ser”. Se peleaban porque Perusini insistía y quería seguir adelante. Entonces Bergoglio lo palmeaba y le decía: “Andate. Yo te voy a bautizar a los chicos”. Jorge Bergoglio le marcó el camino y Claudio tomó su propia decisión: se fue a un lugar de la Patagonia, se casó con María Laura y tuvieron dos hijos.

Durante 2017, mientras Claudio se encontraba en Santa Fe por una cuestión familiar, tuvo un accidente cerebrovascular que lo dejó en estado vegetativo. Podía permanecer así el resto de su vida o morir. Para los médicos, no existía una tercera posibilidad. Pero un amigo jesuita llevó a la clínica una estampita de Mama Antula y empezó a rezarle pidiendo un milagro. De repente, su condición se revirtió, y Claudio recuperó todas sus funciones vitales. Esta sanación que no tiene explicación médica fue considerada un posible milagro.

El 13 de abril de 2018, en Santa Fe, monseñor Arancedo les tomó juramento a las personas designadas para llevar adelante la investigación canónica de esta curación y el 18 de diciembre se cerró el proceso con una misa de Acción de Gracias. Los sobres lacrados con los documentos del supuesto milagro fueron enviados a Roma para la evaluación de la Junta Médica y de la Comisión para las Causas de los Santos.