“Un buen periodista debe preguntar con el corazón ardiente y la voz helada”

Los 50 años de trayectoria profesional de Alberto Amato se resumen en el el podcast “Medio siglo de periodismo”. Los episodios estarán disponibles los miércoles con registro gratuito

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El podcast "Medio siglo de
El podcast "Medio siglo de periodismo" recorre la carrera profesional de Alberto Amato, quien trabaja ininterrumpidamente desde 1973

“Con el corazón ardiente y la voz helada”. Así dice él que debe hacer las preguntas un buen periodista. “Con el corazón en llamas y la mano fría”, se escriben las notas, según asegura Alberto Amato con la autoridad que le da su trayectoria: desde 1973 -ininterrumpidamente-, se desempeña en una profesión que ama y con la que soñó desde muy chico.

Amato escribe como pocos y lee como nadie. Al hablar, cautiva con los relatos sobre su carrera. Escucharlo es atrapante. De esto trata la propuesta de este podcast que, en doce episodios, intentará ofrecer una mirada sobre medio siglo de labor periodística, hacer un repaso de hechos y figuras de nuestra historia, además de ofrecer algunos consejos para las nuevas generaciones de cronistas.

Tuve el gusto de trabajar con Amato en la sección política de Clarín durante la década de los 90. Fui un afortunado porque, sin ponerse el traje de maestro Siruela, me enseñó mucho de lo que ayudó a cimentar mi carrera. Envidio profundamente su prosa. Es, sin dudas -al menos para mí-, el mejor de los nuestros. Aunque es algo que, por genuina humildad, a él no le gusta que diga.

En julio de este año Alberto me comentó que cumplía 50 años como periodista. Lo hizo durante un almuerzo en el restaurante ABC de la calle Lavalle. Me contó, con la misma pasión que le puso a cada una de las notas que publicó y publica (ahora en Infobae), cómo habían sido sus inicios. Yo no conocía sus primeros pasos en revistas del espectáculo, pero fui testigo luego -como compañero de trabajo o como lector- de crónicas magníficas, columnas precisas y reportajes profundos.

Trabajó en las revistas Antena, Gente y La Semana. Fue uno de los cuatro periodistas que hizo el Diario del Juicio, publicado por Editorial Perfil en 1985 para dejar impreso en negro sobre blanco el infierno de las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar.

Incansable y prolífico, en un momento de su carrera trabajó en tres redacciones al mismo tiempo. En 1989 estuvo por un año en la agencia Télam y, a principios de los ´90, llegó a Clarín, donde permaneció durante tres décadas. Desde 2021 sus textos se leen en Infobae.

El carnet de estudiante de
El carnet de estudiante de la Escuela Argentina de Periodismo. Alberto Amato abandonó los estudios y aprendió todo en las redacciones

Amato tiene 74 años y está casado desde hace más de 25 años con María Angélica Pérez, también periodista. Hijo de un albañil y pintor de paredes y una ama de casa, dejó el colegio secundario para ingresar a la Escuela Argentina de Periodismo. Tuvo que abandonar muy joven los estudios para salir a trabajar.

Es decir que es -como buena parte de su generación- un autodidacta: aprendió en la práctica todo lo que sabe de periodismo. Ha sido docente universitario en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de los Comechingones en San Luis. Su hermano, el cantante José Ángel Trelles, fallecido en diciembre de 2022, fue quien le facilitó el contacto con la revista Antena para conseguir su primera oportunidad en el periodismo, allá por 1973. Desde entonces no paró jamás.

La conversación que tuvimos durante aquel almuerzo casual en el microcentro porteño devino en la idea -la necesidad, incluso- de transformarla en los episodios de “Medio siglo de periodismo”, que estarán disponibles todos los miércoles en infobae.com/podcasts.

Tuve la misión de preguntar apenas algunas cosas y dejar que Alberto Amato compartiera lo suyo. Lo hizo con la misma agudeza, sensibilidad y amplitud de vocabulario con las que escribe día a día en Infobae.

En los doce capítulos del podcast, cuenta cómo llegó un día a un escritorio prestado en la redacción de una revista y se quedó durante años frente a esa máquina de escribir mecánica marca Remington alimentada a hojas pautadas. Explica que dejó de firmar con las iniciales de su nombre completo -Alberto Antonio Amato- cuando apareció en la escena política del país la Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como la Triple A. Relata encuentros maravillosos con artistas como Luis Sandrini y Charles Chaplin. Repasa sus coberturas de los premios Oscar en las primeras nominaciones de películas argentinas y la del atentado al papa Juan Pablo II en 1981. Habla de su entrevista a los iraníes que tomaron rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979 y sobre su viaje a Londres en 2022 donde, enviado por Infobae, asistió a los funerales de la Reina Isabel II.

En el primer episodio -en el cuenta cómo fueron sus inicios en la profesión- le pregunté si alguna vez había pensado en abandonar el periodismo: “Nunca se me ocurrió dejarlo. Nunca. Son 50 años ininterrumpidos. 50 años no es nada. Pero 50 años ininterrumpidos en la Argentina es mucho”, dijo.

Cada conversación de las que mantuvimos y que desde hoy se pueden escuchar termina con un consejo, que Amato prefiere calificar como “aquellas cosas que me fueron útiles”. Son enseñanzas que le dejaron sus décadas de trabajo intenso en el que es considerado por muchos el mejor oficio del mundo.

Joan Manuel Serrat y Alberto
Joan Manuel Serrat y Alberto Amato caminan por las calles de Río de Janeiro, Brasil, durante una entrevista

“¿Qué pasa cuando entrevistás a alguien que admirás? –se pregunta Alberto Amato en uno de los episodios del podcast-. Por ejemplo, yo admiro mucho y admiré siempre a Joan Manuel Serrat y me tocó entrevistarlo un par de veces. Entonces, ¿cómo separás la admiración profesional, la admiración por su poesía y por su música y por lo que Serrat ha representado para nuestra generación de un reportaje?”.

En las charlas que mantuve con Alberto Amato en los doce episodios del podcast “Medio siglo de periodismo” me encontré frente a ese mismo desafío profesional.

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