Hace poco más de un mes Ladislas d’Herbigny, más conocido como Ladistino en sus redes sociales, regresó a la Argentina, pero esta vez sin ningún pasaje de vuelta a Francia. Aunque nació en París, en la final de la Copa del Mundo alentó por el equipo dirigido por Lionel Scaloni, y fue a festejar al Obelisco junto a todos los hinchas. “El argentino nace donde quiere”, es una de las frases que define al joven de 25 años, y prácticamente es su filosofía de vida. Desde 2016 soñaba con conocer “el país de sus sueños”, pero no fue hasta fines 2021 que el anhelo se hizo realidad. Se quedó un año entero, se enamoró de la cultura, hizo amigos, y luego tuvo que volver a la capital francesa para culminar sus estudios universitarios. Ni bien terminó la carrera organizó su mudanza definitiva a Buenos Aires. Ya instalado en el barrio porteño de Colegiales, habló con Infobae sobre sus proyectos, la despedida de su familia, y cómo está pasando las primeras semanas en su nuevo hogar.
De paseo por un shopping, hace una pausa en su día para charlar con este medio. “Todavía me falta conocer muchos lugares, por eso aprovecho para salir y recorrer cada vez que puedo”, cuenta, en un español súper fluido, e incluso con un excelente acento porteño. Una ola de amabilidad y carisma se siente desde los primeros minutos de la conversación. Es optimista por naturaleza, y lejos de confrontar, busca siempre los puntos medios. Desde los 18 años vive solo, y ya en el secundario manifestaba espíritu de trotamundos. Se anotó en un intercambio estudiantil y su primer viaje fue a Perú, una experiencia que le gustó mucho, también vivió en Bolivia y en Paraguay, antes de conocer Argentina.
“Es muy loco porque yo estaba enamorado de este país desde mucho antes, siempre fue mi sueño, me la pasaba mirando fotos y videos desde Francia, pero cuando iba a venir a estudiar acá, justo empezó la pandemia y no pude ingresar, hasta el 25 de diciembre de 2021, que por fin llegué”, relata. A lo largo de 12 meses vivió en primera persona todo lo que antes veía a través del celular o la computadora: la juntada con amigos y los asados, o una combinación de las dos, son sus tradiciones preferidas. También hizo algunas escapadas a Bariloche, Iguazú y Mendoza.
Gran parte de sus andanzas las compartió en sus redes sociales, donde acumula un masivo público: en TikTok -@ladistino- supera los 590.000 seguidores, y en Instagram -@ladistino_- más de 210.000. Su fanatismo llamó mucho la atención, y más aún después de la final del Mundial, donde declaró que su corazón palpitaba para la bandera celeste y blanca. Cuando la Selección Nacional se consagró campeona del mundo, Ladistino sintió que el 2022 no podía ser más inolvidable. “Cuando nací en París en 1998, Francia ganó la copa del mundo, llegué a Argentina y justo todo el año que pasé acá, ganó Argentina, creo que puedo decir que renací”, dice con humor. Y no solo lo demostró en los partidos, sino que anteriormente ya se había tatuado un mate en el brazo, el mapa de Argentina, y el sello de ingreso al país del pasaporte.
La promesa cumplida
Desde que llegó, tenía en claro que a fines de 2022 tenía que emprender el retorno a la capital francesa porque le faltaban 9 meses de cursada en la carrera de comercio internacional. Sin embargo, también se mantenía firme en la idea de que una vez que culminara esa meta, volvería a la Argentina. “Me fui muy triste, llegué a Francia y extrañaba mucho, no quería hablar, no sonreía, porque quería volver cuanto antes”, confiesa. Trató de concentrar sus energías en disfrutar de su familia mientras estuviera en Europa, pero siempre tuvo en mente que era temporal.
“Es raro que lo diga yo, que nací ahí, pero me propuse no echar raíces en París, tuve un año muy tranquilo, y sabía que cuando terminara, lo primero que iba a hacer era comprar un boleto de ida a Buenos Aires, sin retorno”, revela. Su preocupación era no encontrar departamento para cuando volviera, porque durante su estadía anterior había tenido que mudarse tres veces. Afortunadamente consiguió el mismo alojamiento donde había culminado su primera etapa en Argentina, así que fue como regresar a su casa de siempre. “Ahí viví durante todo el Mundial, ya es casi una cábala que tenía que estar ahí”, asegura.
Reconoce que la despedida con su familia esta vez fue mucho más difícil, porque antes había una fecha de regreso que los tranquilizaba, y ahora todo es más incierto. “No saben cuándo me van a volver a ver, tienen miedo que no vuelva nunca más a Francia, pero claro que voy a ir de visita cuando pueda”, expresa. Lo primero que hizo fue decorar un poco el departamento, y para “argentinizarlo” se le ocurrió comprar algunos vinilos de tango, folclore, cumbia y cuarteto. “Estoy aprendiendo a escuchar un poco de música argentina, me compré un tocadiscos y ahora mientras estoy cocinando suena de fondo algún tango, le pone mucha onda a la casa, y me faltaría sumar varios de rock nacional que ya me estuvieron recomendando”, anticipa.
A nivel laboral, tiene la experiencia de haber trabajado durante ocho meses en el área de marketing y comercial en una empresa que tiene su sede cerca del Obelisco. “Eso me permitió vivir otros aspectos, tomar el subte cada mañana para ir a trabajar, tener un un sueldo en pesos argentinos, laburar con argentinos, y practiqué mucho el español todos los días”, comenta. Ahora que volvió tiene planes diferentes, y apuesta a proyectos propios. Le gusta ser “su propio jefe”, tanto en su faceta de influencer para crear contenido en las redes sociales, como en el emprendimiento que creó con su mejor amigo, de venta de joyas artesanales latinoamericanas en Europa.
“Yo personalmente uso joyas desde hace mucho tiempo, tengo anillos de Perú, de México, y hace poco fui conocer artesanos plateros mexicanos; cada uno tiene su estilo, su arte, y fui eligiendo los anillos, pulseras y collares que más identidad latinoamericana sentía que tenían. La idea es que con el tiempo creemos diseños personalizados para armar un catálogo y venderlo en Francia”, explica. Hace dos meses que surgió esa posibilidad, y todavía están ultimando detalles, pero ya lanzaron la propuesta en el mundo virtual. “También doy cursos de francés, y eso me permite tener ingresos; tengo alumnos argentinos, algunos que viven en en Europa, otros mexicanos, y me gusta mucho”, agrega.
Más sueños por cumplir
Le hubiera encantado estudiar al menos un cuatrimestre en Buenos Aires, para coincidir con estudiantes argentinos en las aulas, y tener la oportunidad de hacer amigos en ese contexto, pero debido a la pandemia de coronavirus no pudo ser. Otro de los pendientes que desea cumplir es ver jugar a Lionel Messi junto a La Scaloneta, porque si bien pudo verlo de lejos algunas veces cuando llevaba la casaca del PSG en Francia, asegura que sería mucho más feliz si pudiera disfrutar de un partido con la camiseta argentina. “Es muy difícil conseguir entradas, ahora todo el mundo quiere ir, pero no pierdo la fe de que en algún momento voy a poder ir”, proyecta. Entre risas confiesa que todo el año que estuvo en París salía a caminar con la remera celeste y blanca por las calles, tomaba mate frente a la Torre Eiffel, y cuando iba a natación se ponía un gorro con la misma bandera. “Como allá no son tan futboleros como acá, nadie me dijo nada, sobreviví”, acota con humor.
Si sueña un poco más, confiesa que le gustaría conducir un programa de televisión, sobre todo uno que se trate de viajes a lo largo y lo ancho de nuestro país. “Me encantaría descubrir más lugares, establecerme del todo, tener estabilidad acá, y tampoco descarto trasladarme a otras provincias si surgen oportunidades”, aclara. Por más que tiene alma de argentino, no reniega de su costado extranjero, y siente que eso aporta una mirada diferente sobre la vida cotidiana. “Muchas cosas que a muchos les parecen normales, a los europeos les llama más la atención, porque la cultura argentina es muy fuerte y muy amplia, siempre hay cosas para hacer, tienen una agenda cultural muy grande; es imposible aburrirse, y eso que yo vivía en París, una ciudad capital también muy grande, pero ni siquiera ahí yo sentía que hubiera tantas opciones diferentes como acá”, destaca.
El tiempo de calidad con amigos, la improvisación para armar planes, las bienvenidas, y la forma en que se construye la confianza en los vínculos es otra de las cuestiones que lo maravilla. “Tengo muchos amigos argentinos que están en Francia, y la mayoría quiere volver para acá, extrañan, y es porque se dan cuenta que hay momentos que no se consiguen en otra parte del mundo, por más que muchos crean que Europa es el paraíso”, sostiene. Celebra que en su caso no tuvo que emigrar por una situación de necesidad, sino por elección, y que pudo construir un círculo de amistades que son un gran apoyo, sobre todo en la época de las fiestas, donde lo invitan a sumarse a los festejos para que esté acompañado, sobre todo por la distancia con su familia, que en esas fechas se siente aún más.
“No extraño Francia, estoy donde soy feliz, amo mi vida acá, a mis amigos, pasar tiempo con ellos y salir a conocer el país”, sentencia. Cuando reflexiona sobre todo lo que vivió estos últimos años, se acuerda de que cuando llegó no conocía a nadie, y le costaba tener vida social. Por más que mucha gente le escribía a través de las redes sociales, priorizaba conocer gente en persona. “Veo difícil hacer amigos de verdad a través de Instagram, y valoro mucho más un contacto más humano, y siento que acá soy más mandado, me animé a cosas que en Francia no habría podido hacer, como preguntarle a unos obreros en frente de mi casa si podía sumarme al asado que estaban preparando, y me hice amigos de varios de ellos, con quienes hablo hasta hoy en día”, revela.
En el plano sentimental, confiesa que hace bastante no está de novio. “No estuve asentado en ningún lado, unos meses en Bolivia, otros meses en Paraguay, un año en Argentina, otros meses en Francia, y así es difícil tener un vínculo estable, pero ahora que quiero quedarme acá y estoy súper instalado, si el amor toca a mi puerta, sería perfecto”, expresa a corazón abierto. “Lo único es que me gustaría conocer a mi futura novia en persona, hoy casi todo pasa por las redes sociales, pero yo no lo siento natural, siento que es raro y complicado, que hay que hacer cosas de la vida cotidiana, salir con amigos, conocer gente, y así va a aparecer la indicada, de manera natural en medio de la rutina”, dice con convicción y un poco de timidez.
Ladistino jamás podría criticar Argentina, y suele explicar los motivos en sus redes sociales. “Soy muy consciente de la situación política y económica que se vive, pero así como me parece mal cuando vienen a vivir a Francia y dicen cosas horribles de cómo es vivir ahí, también me parecería mal decir cosas feas de un país como este, que es hermoso; yo elijo mostrar mis experiencias positivas y con eso tengo contenido de sobra, porque Argentina tiene todo para que yo tenga ganas de quedarme toda la vida”, concluye.