Una mezcla de bronca y deseos insatisfechos por consumir pasta de maní en Entre Ríos, hizo que Gabriel Aguilar le dijera en broma a sus amigos que pondría una fábrica para producirla. El entrenamiento CrossFit que realizaba en Buenos Aires (donde estudiaba) la convirtió en uno de los alimentos proteicos fundamentales en su dieta para ganar masa muscular y recuperar energías tras el entrenamiento, pero cada vez que regresaba Colón no la conseguía. Por eso, optó por hacerla él mismo aunque le costó quemar tres mixers debido a la potencia necesaria para su proceso.
Emanuel Fellay y Joaquín Colella, (sus amigos entrerriano y rosarino, respectivamente) escucharon atentos la idea y no dudaron en acompañarlo. En 2019, se asociaron, comenzaron a elaborar y comercializar su propia pasta de maní, Entrenuts, desde la ciudad de Colón donde pasaron de producir a unos pocos frascos a pedido a elaborar 300 mil por mes. El producto salió a la venta en 2020, en plena pandemia, y desde septiembre de 2022 llegan al mercado norteamericano. “Exportar pasta de maní a los Estados Unidos es como que a los argentinos importen el dulce de leche. Asombroso, pero pasa”, le cuenta Emanuel Fellay a Infobae.
Además de esa pasta —que tiene siete sabores, son apta celíacos y veganos— producen aceite de coco y manteca clarificada. “En marzo de 2020 producíamos unos 40 frascos por día con una manga pastelera. Hoy tenemos un sistema automatizado y hacemos entre 2.500 y 3.000 frascos por hora”, dice y cuenta que sus productos cumplen con la certificación internacional.
Del antojo al mundo
Actualmente, todos los productos que elaboran están en las góndolas de casi todo el país. Sobre todo la pasta de maní que está elaborada sólo por maní, pero para los paladares más osados hay también ahumada, con crocante, con coco, con chocolate o endulzada con stevia.
“Vernos hoy, en este presente y con los proyectos que tenemos para el año que viene, es increíble”, cuenta Emanuel, el empresario de 26 años que además está en el último tramo de la tesis para terminar la licenciatura en Comercialización.
Admite que con sus amigos nunca pensaron que la vida daría las vueltas que dio para convertirse en socios y menos elaborar un alimento que desde hace unos años se impuso en la dieta de los argentinos y que es consumido, sobre todo, por deportistas.
“Cuando Gabriel, que es amigo de toda la vida, del barrio, decía que quería elaborar su propia pasta de maní también lo decía porque si conseguía alguna tenía el agregado de sal y azúcar, y dejaba de ser un producto saludable. Un día, charlando con él y Joaquín, que lo conocí en 2016 en la facultad, en Rosario, nos mostró un estudio de la pasta de maní que le acercó una compañera que hablaba de un proyecto para fabricar pasta de maní de una facultad colombiana. Era una tesis. La estudiamos, cada vez lo veíamos más viable y eso nos dio un buen incentivo para comenzar”, recuerda Emanuel.
Para abril de 2019 se inscribieron en Empretec, un programa de capacitaciones de Banco Nación que apoya a las pymes y a los emprendimientos. “Hicimos el curso en tres partes: emprendedurismo, medio ambiente y plan de negocios, y al final de ese año terminamos el proyecto”.
Luego consiguieron un crédito bancario de un poco más de 700 mil pesos y le dieron rienda suelta a la idea: “Con eso hicimos la primera salita de producción de 50 m2, levantamos las estructuras y compramos la primera máquina. Nuestro primer día de producción fue el 20 de marzo 2020: el primer fresquito lo hicimos a las 12 y a las 15.00, Alberto (Fernández) salió en cadena nacional avisando que comenzaba el aislamiento social preventivo y obligatorio por 15 días, que fueron meses. En ese momento, en plena cuarentena, empezamos a producir bien porque en esos tiempos la industria alimenticia fue una de las pocas beneficiadas y, además, la gente comenzó también a ocuparse de su salud, y comenzaron a llegarnos pedidos”, recuerda.
“Desde ese primer día y hasta hoy, gracias a Dios, no paramos. En esos primeros días, arrancamos con una manga pastelera y hacíamos 20 frasquito por día, vendíamos por WhatsApp, por Instagram, por Facebook y salíamos a repartir con guantes, máscara y barbijo, casa por casa. En tres meses pasamos a producir 17.000 frasquitos, teníamos empleados y trabajábamos 15 horas. Luego llegamos a las primeras 10 provincias, con más de 40 distribuidores”, cuenta.
En ese momento, él tenía 22 años; Joaquín, 21, y Gabriel, 23. Cuando las medidas sanitarias lo permitieron, la fábrica operó con personal y se convirtió en el primer empleo de unas 14 personas. Actualmente, están en las principales cadenas de hipermercado, una cadena de farmacias y desde el año pasado exportan a los Estados Unidos, Uruguay, Brasil y Chile.
El mercado estadounidense
“Entramos sin querer. Algunos líderes del mercado, que son industrias maniseras muy grandes, tienen muchos requisitos de exportación, como el volumen, cantidad de productos uniformes y por desarrollos; entonces, justo en febrero del 2022 nos llega un mensaje de un cliente que vive en los Estados Unidos y nos contó que tenían ganas de desarrollar una pasta de maní allá, ya había preguntado en Argentina y nadie quería desarrollar su producto porque lo que querían era una receta con distintos ingredientes y para una empresa muy grande es difícil adaptarse a eso, pero para nosotros, que somos una pyme, no. Teníamos las ganas de exportar y de hacer este proyecto, así que pudimos adaptarnos y desde febrero, más o menos, y hasta julio, pudimos armar toda la receta, el registro de los productos y demás, y en septiembre del 2022 hicimos la primera exportación a los Estados Unidos”, detalla.
Esa primera exportación fue de 20 pallets, el contenedor más grande que se usa. “Arrancamos jugando en las grandes ligas, así lo sentimos. Es increíble vender este producto al país que más la consume. Cuando comenzamos y acá no se consumía nos decían que era el alimento de los Simpson”, bromea.
El proceso llevó pruebas, muchas degustaciones e idas y vueltas. “La fórmula era de ellos, hicimos el testeo, mandamos varias muestras hasta que encontramos la que ellos querían. Desde ese momentos, mandamos unos cinco pedidos y en enero tenemos envío”.
Actualmente, por mes, producen unas 300.000 unidades. “La fábrica trabaja las 24 horas, tenemos 47 empleados divididos en tres turnos”, cuenta. Asombrado de los logros, aunque sin adelantar detalles, asegura que el 2024 vendrá con nuevos productos y ganas de seguir creciendo.