Fiscales lejos de la verdad, un asesino suelto y el pedido de los Macarrón: “Justicia para Nora”

A 17 años del femicidio de Nora Dalmasso en Río Cuarto, la familia de la víctima sigue unida e insiste, como siempre, en saber la verdad: “¿quién la mato?” No pierden las esperanzas y luchan para que el caso no quede impune

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Hace 17 años Nora Dalmasso
Hace 17 años Nora Dalmasso fue estrangulada y violada en su casa del Villa Golf de Río Cuarto, Córdoba y la Justicia no sabe quién la mató

Estás unidos, como siempre. Hay una diferencia. Sobre ellos no pesa ninguna sospecha ni acusación. Pueden, al fin, vivir como en todo momento se sintieron y son: libres e inocentes.

A 17 años del cruel femicidio de Nora Dalmasso, estrangulada y violada en su casa del Villa Golf de Río Cuarto, Córdoba, hecho ocurrido el 26 de noviembre de 2006, la Justicia no sabe quién la mató.

“Pedimos Justicia para mi mujer Nora”, dice Marcelo Macarrón a Infobae.

Su hijo, Facundo, que por entonces tenía 19 años, estuvo acusado siete años. Su hija, que tenía 16, afrontó con coraje el sufrimiento que no cabía en su cuerpo. Su padre, Marcelo Macarrón, terminó siendo el principal acusado como instigador del asesinato. Lo absolvieron el 5 de julio de 2022.

Desde entonces, volvió a surgir con más fuerza, para todos, algo que la familia de Nora pedía y no era escuchada: que se investigue a fondo para saber quién la mato. Para que el crimen no quede impune. Porque para ellos lo que más importó, por sobre todo dolor, era la memoria y el recuerdo de esa mujer íntegra que se defendió hasta donde pudo del asesino.

Su familia vivió un calvario, desde fiscales con falsas acusaciones, medios de prensa que los acosaban y amenazas con terminar presos cuando en realidad eran inocentes.

Marcelo Macarrón, terminó siendo el
Marcelo Macarrón, terminó siendo el principal acusado como instigador del asesinato. Lo absolvieron el 5 de julio de 2022

Con la lucidez de siempre, y pese a que una vez le dijo a Infobae que habían destrozado su juventud, Facundo Macarrón opinó sobre la nueva etapa que atraviesa la investigación. Ahora que son querellantes y no acusados, los Macarrón luchan, como al comienzo, pero desde otro lugar, para que el caso no quede impune.

“Esperamos que se siga buscando la verdad y que se esté investigando en serio. Cuando decimos en serio nos referimos a que se investigue sin prejuicios, con profesionalismo y con líneas de investigación claras”, le dijo Facundo a la periodista Denise Audrito, de La Voz del Interior de Córdoba.

Con su hermana Valentina, Facundo acompañó a su padre en el juicio y en la actualidad está en el exterior, donde trabaja como destacado diplomático.

“¿Por qué no se hizo un buen trabajo de entrada? ¿Fue realmente un mal trabajo por negligencia o hubo alguna intención de hacerlo mal? Hubo pérdida de pruebas que hubieran sido claves, contaminación de la escena del crimen. No parece haber inocencia ni en el crimen ni en cómo se investigó. Ni hablar de la persecución que sufrimos como familia por culpa de esa investigación y que hoy en día es un daño imposible de reparar”.

Como familia tienen esperanzas en que se sepa el nombre del femicida. Aunque admiten: “No sabemos si alguna vez se sabrá algo, hasta ahora pareciera armado para que nunca se sepa nada. Recién a partir de que se inició la nueva investigación podemos ver, al menos, que el título de los medios no está por encima de buscar la verdad. Ojalá esta nueva investigación pueda reencauzar con sentido común lo que las anteriores investigaciones, los anteriores fiscales, no pudieron hacer”.

Los hermanos resaltan que su madre hubiera sido reconocida como víctima de violencia de género. “Para impedir que se la revictimice en el marco de una causa que debería defenderla, algo que rara vez hizo la Justicia”.

Ahora que son querellantes y
Ahora que son querellantes y no acusados, los Macarrón luchan

“Espero que, en esta oportunidad, con la búsqueda de la verdad, podamos como familia encontrar el abrazo de la Justicia que por muchos años necesitamos y que hasta ahora nunca se nos dio. Necesitamos saber la verdad”, destaca Facundo.

En Río Cuarto, por las calles, o en sus casas, las personas apoyan a la familia. Sobre todo a Marcelo Macarrón, el único de los tres que se quedó en la ciudad. El viudo que fue acusado primero de asesino y al final juzgado por ser el presunto autor intelectual del crimen, y declarado inocente camina y los vecinos lo abrazan, le regalan estampitas religiosas, quesos regionales, vino. El traumatólogo se emociona y remarca que su calvario personal terminó. “Pedimos, como siempre, Justicia por Nora. Pero las mentiras taparon eso. Acusaron a mi hijo Facundo y a mí”, dijo.

De los 100 ADN pedidos por el fiscal de Instrucción de primer turno de Río Cuarto, Pablo Jávega, está el resultado de 40. Después de comprobarse la inocencia de Macarrón, el caso volvió a cero. Las personas señaladas tenían contacto con Nora, laboral o casual, o estaban cerca de la casa donde la estrangularon y violaron.

“Es una primera medida, que se toma con la idea de tener un mapeo para luego seguir avanzando”, indicó el fiscal del caso, que confía en llegar a la verdad de un enigma que lleva 17 años y que tuvo a casi 20 sospechosos, tres imputados y un detenido, el obrero que trabajó en la casa de Nora,“El Perejil” Gastón Zárate,

Macarrón, que estaba imputado por el delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”, fue reconocido como inocente hasta por el fiscal del juicio, Julio Rivera, quien llegó a pedir su libertad, criticó a sus predecesores y apuntó a un asesino que conocía a la víctima, aunque no tenía pistas ni sospechas sobre alguien.

A lo largo del proceso pasaron con más pena que gloria (¿sólo ineficacia’) los fiscales Javier Di Santo, Fernando Moine, Marcelo Hidalgo, Daniel Miralles y Luis Pizarro, quien cerró la instrucción y la elevó a juicio. Todos fallaron rotundamente. No había pruebas contra nadie. Ninguno de ellos dio la cara ni pidió perdón a personas que acusaron erróneamente.

Los fiscales fallaron rotundamente. No
Los fiscales fallaron rotundamente. No había pruebas contra nadie

Macarrón, Facundo, Valentina y el abogado Marcelo Brito -fundamental en toda la etapa- apuntan al perfil bajo para dejar trabajar a la Justicia. “Si acompañan y consideran que es un buen primer paso, es algo que se tendría que haber hecho desde un inicio para poner blanco sobre negro en una causa que se volvió laberíntica. Lo que sí, esperan obviamente más: es decir, que de esto se pueda esbozar una hipótesis. Hay mucho todavía por hacer. Pero algo bueno puede salir”, analiza el allegado de la familia.

El primer gran equivocado del caso tiene nombre y apellido. Con él se perdieron las pruebas más importantes y, es de esperar y el deseo de la familia, que tampoco se pierda la resolución del caso.

El 5 de diciembre de 2006, el fiscal Javier Di Santo había pedido que se hicieran 18 pruebas de ADN.

Pruebas adulteradas

El caso Dalmasso rompió de raíz un viejo axioma según el cual la escena del crimen es un sitio sagrado que contiene el último instante que un asesino y su víctima sellan para siempre.

Lo que Edmon Locard llamó la ley del intercambio: a la víctima le queda algo impreso e imperceptible del asesino. Y el asesino se lleva la marca de la víctima.

Pero en la habitación de Nora, la escena del crimen se convirtió en una especie de museo del horror: por ese lugar desfilaron 23 personas, desde la empleada doméstica hasta el cura de la familia, que tapó el cuerpo de la mujer por una cuestión de pudor. Nora fue hallada desnuda.

Antes que todos ellos, por ese lugar desfiló el asesino. Un asesino, hasta ahora, en las sombras. Que pudo haber esperado a Nora adentro de la casa para sorprenderla o atacarla, o quizá llegó después que ella. Nora había pasado la noche con amigas mientras su marido Marcelo Macarrón jugaba con un grupo de amigos un torneo de golf en Punta del Este.

La escena del crimen se
La escena del crimen se convirtió en una especie de museo del horror: por ese lugar desfilaron 23 personas (Télam)

En un informe que hace años dio a conocer Infobae, para el forense Osvaldo Raffo, ya fallecido, Nora Dalmasso se trabó en lucha con el agresor. Y fue golpeada, desvanecida y luego estrangulada con el lazo de su bata y con las manos. El asesino ejerció una fuerza de 15 kilos durante tres a cinco minutos.

Hasta se habló de un sicario colombiano. En un momento, una fuente judicial se refirió a una denuncia anónima que hablaba de la presencia de un “extraño hombre colombiano que fue visto en un bar la noche del crimen”.

El anterior fiscal, Daniel Miralles, había ido más lejos. Por un cabello y por restos de semen, que se correspondían con el ADN de Macarrón, ideó su propia hipótesis: que el viudo se tomó un avión “fantasma” que no dejó registro, entró en su casa, tuvo sexo con su esposa y la ahorcó con el lazo de la bata y con sus manos.

La madre de Nora le dijo al diario El Puntal: “Una persona sola no ha sido, ha venido bien planificado. La mató o la mandó a matar una mafia, como un clan. Alguna cosa sabría ella. Mi yerno estaba con toda esa gente en asados y comilonas”.

Más allá de su enigmática frase, la familia de Nora, en un principio, sospechó de los albañiles. Ahora apuntarían a uno de los presuntos amantes de la mujer.

El primer fiscal del caso, Javier Di Santo, se apartó de la causa sin ningún resultado. Sin ninguna prueba (ni siquiera los ubicó cerca de la escena del crimen), mantuvo dos imputaciones incompatibles. Acusó a Facundo Macarrón y al albañil Gastón Zárate.

Lo insólito es que al hijo de Nora le atribuyó un móvil pasional: dedujo que había entrado en la casa con sus llaves (después de manejar bajo la lluvia 230 kilómetros desde Córdoba) y que había manoseado a su madre. Al llamado “perejil” del caso, lo acomodó a otra hipótesis: lo consideró un hombre obsesionado con su patrona. El móvil era el robo y cree que entró por la ventana con “andar felino”.

A diferencia de Facundo, el fiscal interpretó que el obrero había violado a la víctima con acceso carnal. Lo insólito es que el crimen no pudo haber sido cometido por los dos. Era uno o el otro. Y la falta de pruebas demostró que lo más probable es que no hayan sido ninguno de los dos.

Facundo Macarrón, el joven dijo que su vida de había transformado en un infierno cuando uno de los fiscales del caso lanzó la hipótesis de que él había asesinado a su madre

En los últimos años hubo unos 25 sospechosos. Desde presuntos amantes de Nora, un albañil, su hijo Facundo, una mujer y después su viudo. Aunque el asesino, el que la golpeó y la estranguló, se esfumó.

Ahora acaso, la última oportunidad para encontrarlo. Aun así, nada podrá reparar el daño causado a una familia y a la memoria de Nora Dalmasso.

¿Lo encontrarán?

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