Cuando llevás más de 40 años dedicados a los discos, notas que el aprendizaje de nuevos formatos es tan básico, como diferenciar a The Faces de la E. Street Band de Bruce Springsteen. Digamos que si sos incapaz de eso se te va a hacer áspero aggiornarte con exigencia. Las músicas nuevas son diferentes, siempre se amplía el mundo de la melomanía. Desde la obra hasta el sistema. Si te manejás perfectamente con unos vinilos pero te cuesta con la computadora estás cagado. Y viceversa.
Pisé una cabina de disc jockey por vez primera en los bailes de carnaval del Deportivo San Andrés, en febrero de 1977. El mundo musical era solo vinílico. Vinilos grandes, chiquitos, negros, coloreados, con tapa, sin tapa. Una vida surcando long plays. También había simples, hasta algunos de otras medidas.
Tan lejos en el tiempo que todavía no había Mixers. O sea para pegar las canciones tenías una perilla como la de la luz. Así que terminaba uno y largaba el otro, imposible mezclarlas. Como gran cosa, con extrema habilidad le hacías el fade out, es decir ibas atenuando el volumen de una bandeja mientras disparabas la otra y en un momento, con alguna mano, le dabas a la perilla y empezaba la canción nueva.
Llegué a conocer en esos días a viejos disc jockeys que me contaban de pasar discos antes que llegaran las consolas, así que cada bandeja tenía su sistema de sonido que consistía en parlantes conectados de la salida de audio, línea directa de la bandeja a los bafles, así que ponerlos de acuerdo en potencia y volumen te la debían. Inevitablemente un lado sonaba mejor que el otro.
Cuando metimos el mixer ya todo cambió. Empezaron a circular groso los auriculares pioneros. De metal, un espanto de sonido latoso, pero podías ahora con el mezclador escuchar vos solo el próximo tema, y largarlo a la pista en el momento exacto.
Después llegó el cassette, donde podías tener grabada media hora del set, cosa de poder salir 15´de la cabina y saludar chicas.
Vamos adelante con el Laser Disc, la cinta abierta, el compact disc, el DAT, con sofisticaciones varias iban cambiando año tras año. En Brasil trabajaban con magazines de 4 u 8 pistas, donde quedaban cargados bloques perfectamente secuenciados de 4 u 8 canciones.
A veces eran novedades hermosas y otras eran una patada en la oreja. Hasta que llegó el mundo computadora.
Nuestro modo se hizo digital, los que quedaban análogos pasarían al mundo de los invisibles. Lo mismo pasaba con el sonido en sí, de los parlantes de maderas nobles, valvulares, igual que las radios Capilla con la bocina envuelta en terciopelo oscuro que sucumbieron rápidamente al transistor japonés, pasamos al parlante de plástico.
Es lo de siempre, a veces la humanidad evoluciona y otras involuciona. Las enormes ventajas que se ofrecen en cada cambio de formato hacen inevitable la propagación de los nuevos estilos.
Lo mismo que era notorio en las plataformas de difusión de discos, se notaba en todas las casas y negocios que consumieran música. Pasaban modas y artefactos, cada vez mas rápido por nuestras vidas. Se volvió al vinilo, ahora el must es el casette. El nuevo disco de Fito Páez salió en vinilo y en casette. El regalo más valioso que me han hecho últimamente es un Walkman con MP3. Ya podés digitalizar tus viejas grabaciones de los 80´s en una compu.
La novedad macro es la IA. La Inteligencia Artificial es un desarrollo científico que le permite a una computadora almacenar y procesar información, además de combinar algoritmos, tratando de llevar a la máquina a emparejar la inteligencia humana.
Bien, ahora tengamos en cuenta que por algo se llama Inteligencia Artificial, con énfasis en Artificial. A la computadora le podes cargar todas las inteligencias que tengas al alcance, pero no le podrán transmitir nunca la creatividad, a veces hasta basada en la locura personal, de un David Bowie o un Lionel Messi.
Estaba hace unos días escuchando atentamente a una señora muy capacitada en IA, de comprobadísima trayectoria académica, autora de unos cuantos libros de gran éxito al respecto. Ella contestaba las preguntas de otros expertos y algunos periodistas especializados con holgada capacidad. Hacía el tema comprensible, algo muy difícil en actividades como éstas. Nos pintaba un cercano futuro plagado de nuevas posibilidades gracias a la IA. De pronto, alguna le preguntó que de acuerdo a ese porvenir, qué le recomendaría a su hijo preadolescente que estudiara, para su desarrollo personal en esos días por venir a toda Inteligencia Artificial.
Ella sonrió de costado comentando que se ha visto en ese aprieto y le dijo que fuera futbolista.
Cartel de intervalo y a otra cosa. Hay asuntos demasiado humanos.
Todos los defensores del mundo futbolístico saben que esté donde esté parado Lionel, le llega la pelota y encara para adentro. Aunque a veces encara para afuera y adiós a la defensa rival. Todos quedan descolocados aun en la medialuna del área. Nosotros mismos mirando la jugada por televisión nos preguntamos enseguida que está haciendo, hasta que cambia la pelota de pie a la carrera y hace el gol apuntando al palo más lejos del arquero.
Eso justamente es lo opuesto a la IA. Y le funciona fenómeno. Pero claro, es Messi.
De la misma manera John Lennon componiendo “Imagine”, manda las primeras dos estrofas con acordes optimistas, hasta que llegando al estribillo, en vez de resolver los acordes para arriba los resuelve para abajo creando un estribo que cambió al mundo por lo perfecto.
Claro que son dos cerebros que están lejos de lo artificial. Quiero decir que ante todo, le podes cargar al sistema todos tus conocimientos pero no transmitirle las curvas de tu cerebro.
El ser humano es una creación imperfecta pero demasiado sofisticada para abarcarlo en una estructura metódica por más completa que sea.
Hay alguien que está, desde la música, involucrado en toda esta línea de pensamiento progresivo de la humanidad. Mario Breuer, histórico, legendario y respetado productor de músicas, que ha trabajado con todos los grandes artistas de nuestro país. Ingeniero de sonido desarrollado en importantes estudios de grabación donde vieron la luz obras brillantes de Charly García, Luis Alberto Spinetta, Soda Stéreo, Andrés Calamaro, Fito Páez, Sumo, Los Redondos, Virus, Mercedes Sosa y Los Fabulosos Cadillacs, entre cientos más.
Está en grado de experimentación con la IA, y su palabra siempre es valiosa. Mas allá de por sus conocimientos y su experiencia, por su habilidad para mantenerse activo toda su vida. Lo llamo al hogar en Córdoba donde se instaló hace un tiempo, y con su amabilidad eterna me cuenta esta gran experiencia.
-” Empecé a trabajar hace 45 años en la industria del sonido y la música. Cuando empecé grababa en cintas. De hecho mis primeros trabajos los hacía en grabadores de 8 pistas. Después pasé a un estudio más grande con grabaciones de 16 pistas, y después a uno de 24. Avanzó el tiempo y llegando a los 80´s empezó lo digital, apareciendo los primeros grabadores digitales iniciando la era del Compact Disc. Hasta ahí eran vinilos o cassettes, magazines, pero ahora aparecía el CD con láser. Al mismo tiempo, apareció un método de grabación digital que se llamaba DAT que revolucionó el mercado. Tras las DAT aparecieron las DAU, las estaciones de trabajo, computadoras con programas que permitían hacer con el sonido y la música lo mismo que hacemos con un procesador de texto, para que se entienda.
Pasamos de siglo, pasaron muchísimas cosas en ese camino. Hasta que llegamos a lo nuestro. Un día apareció la inteligencia artificial. Cuando se me apareció a mí, como toda nueva tecnología que aparecía, la encaré con ganas. Con respeto también, con curiosidad de descubrir cuales eran sus aristas positivas.
Así que estamos en tiempos de la inteligencia artificial y la música. Con mucha gente que dice que se va a quedar sin trabajo. Pasa que toda revolución industrial tecnológica presupone cambios de trabajo. Principalmente, para personas que trabajan de una manera que inevitablemente cambiará. La IA como toda revolución propone un poco de esto.
La IA permite muchísimas cosas. No solamente que cantemos una canción y después ponerle a mi voz, la voz de Kurt Cobain o de Fito Páez o de José Larralde. Se puede, pero eso es un juego. Jugar con una tecnología muy nueva que está basada en algunas Learning Machine, máquinas de aprendizaje que se alimentan con conductas, acciones y pensamientos nuestros. Somos nosotros, seres humanos, los que cargamos las Learning Machine, para que use los datos que le incorporamos, tomando estadísticas de todos esos datos. Se genera entonces un algoritmo que te permite realizar un montón de actividad. Muchas de ellas son casi ridículas, como la que te decía que me ponga a cantar una de los Abuelos y le ponga la voz de Frank Sinatra, o de Coco Basile.
En otro orden, ¿puede componer música la IA?... Claro que puede componer música, en base a lo que nosotros le pidamos. Podemos pedirlo con palabras, con un tarareo, incluso con una imagen, una foto. La IA va a interpretar eso y va a componer.
¿Me preguntás si está bueno? Y sí, está bueno, ahora si me preguntas si está bueno como Luis A Spinetta, como Sumo, como los Beatles si querés? Y... no. No está bueno cómo eso. Sin embargo es una gran herramienta para aquellos que necesitan algo cuando la creatividad está un poco frenada. Ahí resulta ser la IA una gran herramienta.
Aparecen dentro del mundo del sonido herramientas que nos sirven para hacer una absoluta separación de instrumentos a partir de un canal mono.
Te voy a contar algo. Hace poco un amigo acá en Córdoba necesitaba grabar un concierto. El sistema digital que conectaba la consola con el grabador falló, en algún momento, en todas las canciones se cortaba el sonido, dejando un ruido digital. Ahora, como también habían grabado en un pendrive MP3 stereo todo el show, pudieron a través de un sistema que identifica y separa los instrumentos de una pista, separar todo y recomponer las partes cortadas. No eran la verdad partes muy extensas, 2 o 3 segundos de silencio notorio, pero eso no le viene bien a nadie.
La Inteligencia Artificial le trae a la música muchísimas cosas, no necesariamente malas noticias. No creo en esas malas nuevas, tenemos que agarrarle la onda a esta nueva tecnología y ponerla de nuestro lado. Encontrando qué es lo mejor que la IA tiene para nosotros y utilizar esas ventajas.
Creo que se viene un mundo muy interesante e intenso, pero no nos olvidemos que la IA toma estadísticas de nosotros, seres humanos. Y jamás será al revés. Por lo menos por ahora.
Mario Breuer está ocupándose de estos menesteres. En su gran libro “Rec & Roll” cuenta lo que pasó en esos estudios donde se grabó el rock argentino, que traspasó geografías y décadas dotado de un sonido impresionante, generado por Mario y algunos otros pocos.
Ahora nos abre un poco la ventana de lo que vendrá.
Mientras hablábamos, escuchábamos la nueva canción de los Beatles, Paul McCartney y Ringo Starr están, John Lennon y George Harrison no. Pero estuvieron, en algún momento. Por IA limpiaron un piano grabado por Lennon y una guitarra de George. También samplearon algunas voces y algo quedó. Técnicamente es una canción de los Beatles, prácticamente ya es más complicado. Hay quienes dicen que cualquier canción de Revólver o Abbey Road es mejor que ésta que salió ahora.
También me llegó una canción de Charly García de Random, cantada por una voz de Charly García en Sui Generis. Raro me resultó escuchar a un pibito cantando algo de adulto, pero bueno. En este desconcierto, solo queda prestar mucha atención. Hay que ser más pillo que los pillos.
Hologramas, Inteligencia Artificial. Rara me resulta también esta devoción por avanzar científicamente para redondear un pasado que es eso, pasado. “Vamos que venimos”, se gritaba en los estudios de radio y los sets de televisión, para avisarle a los conductores que terminaba la tanda y se salía al aire. Era medio una joda. Ahora me parece que no.