El hombre mira con melancolía hacia la ventana que da a la calle del café Tren Mixto, en Constitución. Su carrera está terminada y lo lamenta. Extraña la adrenalina. Toma un sorbo del vino de la casa y mientras espera que el mozo le traiga una pizza con queso, jamón y ajo, le dice a un colega que sigue en actividad:
-No pude cumplir el sueño de triunfar en Europa.
No es un futbolista que se perdió la oportunidad de su vida por quedarse en el país. El que habla es Rubén Alberto de la Torre, de 63 años, ex miembro de la superbanda y uno de los líderes del robo del siglo.
-Llegué a estudiar un poco de italiano para ir a reventar joyerías. Tenía un contacto para ir. Al final me detuvieron acá y me quedé con las ganas. También estuve cerca de ir a España, pero me falló un contacto. Fuera de la Argentina sólo robé joyerías y empresas en Brasil, cuando era joven. Apenas había aprendido a decir en un portugués limitado: “arriba las manos, todos quietos o los mato”
Su compañero de mesa, que toma una gaseosa, le revela:
-Vos sabés que no robo más, pero el otro día pensé seriamente en volver. Pero no en este país. Acá está duro hasta para los chorros. Mi idea era viajar a Europa a hacer un par de laburitos. Al final me arrepentí.
Ladrones de gira
Es una especie de tradición. Hay delincuentes argentinos que se van de gira como los grupos de rock. Y siguen sus carreras en Europa, como los futbolistas. Van detrás de la plata dulce y del riesgo: pueden volver con el bolso lleno de dinero o terminar en una cárcel.
Argentina “exporta” ladrones desde hace más de cincuenta años.
El pionero fue el ladrón argentino Jorge Villarino, conocido como “El intelectual del hampa” porque leía a Gabriel García Márquez y a Borges. Se hizo famoso en los bajos fondos por sus fugas en la década del 50 y 60. Terminó su carrera probando suerte en España y en Italia con el robo de joyerías y bancos a fines de los años setenta, pero terminó preso.
“El ladrón argentino es astuto, audaz y emprendedor allí donde no le conocen; sus uñas le dan réditos fabulosos. Europa es su salvación”, escribió en 1897 el mítico Fray Mocho.
Un caso reciente ocurrió hace poco menos de un año, en Madrid, Barcelona y París, donde una banda sudamericana de ladrones desvalijaba casas. Uno de los miembros es argentino.
Los cuatro ladrones (los tres cómplices del argentino eran de nacionalidad peruana, uruguaya y chilena), cayeron durante un operativo de la Guardia Civil, en España, que logró recuperar gran cantidad de joyas, relojes, material informático y electrónico. También secuestraron herramientas y materiales usados para forzar puertas y ventanas. La Prefectura de París colaboró en la investigación.
“Los asaltantes somos como los futbolistas: soñamos con tener éxito en Europa”, dice Julián Zalloechevarría, uno de los ladrones que el 13 de enero de 2006 robó un botín millonario del banco Río de Acassuso. No son pocos los argentinos que viajaron a Europa para cometer delitos. Otro caso es el de Omar Abel Barrios, alias “El Japo”, que estuvo preso en Ginebra por robar un banco de Suiza. En España también hubo casos de bandas argentinas que robaban bancos, blindados o joyerías.
Otro de los ladrones del siglo, “El Nene”, de 64 años, que nunca fue detenido, hizo gran parte de su carrera delictiva en Italia. Robaba en Roma y Milán.
“Empecé a robar en Montevideo, mi país, hasta que me mandé para Italia. Estuve 10 años robando y nunca me detuvieron. Desde joyerías hasta bancos y fábricas. Laburaba con un italiano y un argentino. Una noche salimos a festejar un robo de una joyería italiana, y en una mesa estaba Alain Delon. Mirá lo bien que nos iba que comíamos en los mejores lugares, siempre bien empilchados. No sé qué hacía en Roma. Lo saludamos y el tipo tenía muy buena onda. Me quedé con las ganas de sacarme una foto, pero eso nos hubiese comprometido. Además, no teníamos cámara. En esa época se usaban los rollos. No eran digitales”, dice “El Nene”, que está preso por otro delito. Por el robo del siglo ni siquiera fue delatado por Alicia di Tullio, la esposa de Alberto de la Torre, uno de sus compañeros. No fue detenido y, mucho menos, considerado sospechoso.
Un comisario retirado que trabajó en la División Robos y Hurtos de la Federal coincide en que históricamente muchos asaltantes viajaron a Europa para delinquir. “Es usual que viajen a lugares dónde no los conocen. Uno de los ladrones de bancos más famosos fue el Bambi Martínez, abatido en un tiroteo en España”.
Ladrones argentinos en España
La zaga de ladrones argentinos en España se inició en 2004. El 23 de septiembre de ese año fueron detenidos ocho cordobeses por asaltar el Casino de Torrevieja, en Alicante, y llevarse 150 mil euros. Robaban bancos y hacían salideras bancarias. Viajaban sólo para robar. Volvían con los bolsillos llenos.
En España a los argentinos que emigran para cometer delitos se los llama “temporeros del robo”. Entre los más de 40 que detuvieron en los últimos años se encuentra el hijo del cantante Miguel Abuelo, Gato Bogdan Peralta, condenado el 20 de febrero a tres años de prisión por robar en 2006 siete departamentos de Mallorca. Su padre, líder de Los Abuelos de la Nada, estuvo detenido en 1979 por el robo de una joyería. Su hijo recuperó la libertad hace años y volvió a la Argentina para retomar su carrera musical.
El mítico ladrón Pedro Pablo “Tato” Ruiz, líder de la banda de las corbatas (robaban vestidos de traje), tenía planeado retirarse del delito argentino para iniciar su derrotero criminal en España. Quiso despedirse con un último robo. Un compañero suyo, con el que iba a viajar a Europa, le dijo que no lo hiciera. Que tenía un mal presentimiento. Y que debía pensar en su futuro europeo. “Tato” no le hizo caso y fue a robar un blindado. Todo le salió mal y fue acribillado por los policías el 28 de diciembre de 1991, justo el Día de los Inocentes.
Los argentinos siguieron mostrando sus armas y su ferocidad o habilidad con el correr de los años.
El 25 de abril de 2007, la Policía española arrestó a otros cinco delincuentes argentinos acusados de robar un camión blindado en Valladolid. En 2005 habían sido apresados ocho argentinos por robar comercios en Málaga y Valencia.
El 28 de mayo de 2008 desbarataron una banda de cinco argentinos que habría robado ocho bancos y joyerías de Madrid y Sevilla. Entraban con un carrito de bebé, donde ocultaban las pistolas. La “banda del carrito” también robaba joyerías y fueron acusados de robar 480 mil euros de un blindado en el Centro Comercial Plenilunio de Madrid. Iban a España cada tres meses. Una semana después detuvieron a otra banda de once cordobeses por asaltar joyerías de Málaga, Fuengirola y Marbella. Tenían joyas por un valor de 370 mil euros.
El 27 de julio de 2008 cayó una banda de argentinos en Barcelona: agentes de la Policía Nacional de España y la Policía de la Generalitat-Mossos d’Esquadra detuvieron a tres cordobeses por cinco asaltos cometidos en joyerías de Barcelona y Madrid. “El grupo criminal era investigado desde mayo por atracos a joyerías, donde robaron 100 mil euros”, informó la Policía española en un comunicado.
Uno de los ladrones de la banda era Maximiliano Eve, de 30 años. Tenía pedido de extradición por el intento de homicidio de un sindicalista
Un ex barrabrava, que purga condena en Devoto, sorprende cuando se le pregunta cuál es la diferencia entre delinquir en su país o en el exterior: “A mí me resultó más fácil robar en Europa. Los ladrones argentinos que son profesionales, y no los rastreros de ahora, somos muy buenos. Somos los mejores del mundo. En Roma robé joyerías y bancos. Hacía boquetes o reventaba las vidrieras de un mazazo. El delincuente europeo eso no lo hacía. Después nos empezaron a copiar. Hasta las víctimas de los robos son distintas a las de acá. Se quedan en el molde, tranquilas, y todo se hace más rápido”, dice el delincuente, que pide reserva de identidad porque no pagó por ninguno de esos hechos.
En la Argentina no tuvo la misma suerte. Lo detuvieron a los pocos días de asaltar una financiera.
El corredor de la muerte
Si bien el “Paraíso” preferido es Europa, hay excepciones, como la del cordobés Víctor Saldaño, el único argentino condenado a la pena de muerte en el mundo. Está preso en la cárcel de Texas, Estados Unidos, por haber matado de cinco balazos al vendedor de computadoras Paul Ray King, de 46 años. El crimen ocurrió el 25 de noviembre de 1995 en el estacionamiento de un supermercado en Plano, un suburbio de Dallas. El cordobés actuó con un cómplice (el mexicano Jorge Chávez) y el botín sólo incluyó 50 dólares y un reloj de plástico. Cuando fue detenido, Saldaño confesó todo a la Policía. Terminó por enloquecer. Sigue en el corredor de la muerte, como un animal enjaulado que va de un lado a otro.
Su destino pudo haber cambiado cuando su idea era ir a Europa a desvalijar casas. Lo sedujeron las luces de Estados Unidos. Que se convirtieron en su infierno en la tierra.