En un incidente trágico, este martes por la tarde, dos hermanas de 11 meses y 4 años perdieron la vida ahogadas en una piscina en la localidad de San Javier y Yacanto, ubicada en la región del Valle de Traslasierra en la provincia de Córdoba.
Según los datos preliminares de la investigación en curso, las niñas estaban jugando en el patio de su residencia junto a sus padres cuando accidentalmente se desviaron a la propiedad adyacente, donde funciona un complejo de cabañas, y se presume que cayeron a la piscina.
Los padres hicieron el descubrimiento trágico y rápidamente llevaron a las menores de urgencia al Hospital Regional de Villa Dolores, a aproximadamente 20 kilómetros de distancia. A pesar de los esfuerzos del equipo médico por reanimarlas, sus intentos resultaron infructuosos, según informó Télam.
Las autoridades locales están investigando activamente las circunstancias que rodean el incidente, y el caso está bajo la jurisdicción de la Fiscalía de Villa Dolores.
Es de destacar que el ahogamiento, una tragedia prevenible, puede ocurrir en cualquier momento y lugar. Las personas, especialmente los niños, son susceptibles al peligro simplemente por estar cerca de un cuerpo de agua y bajo ciertas condiciones, ya sea por distracción o accidente e implica dificultades respiratorias resultantes de la sumersión o inmersión en líquido, que puede causar discapacidad o muerte.
La edad es un factor de riesgo significativo, generalmente vinculado a la duración del tiempo sin supervisión prestada a un niño. Los niños menores de 5 años suelen exhibir las tasas de mortalidad más altas por ahogamiento a nivel mundial.
En el Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos el pasado 25 de julio, el Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría destacó datos preocupantes. En Argentina, un niño o adolescente fallece por ahogamiento cada tres días, y los expertos enfatizan que estas cifras representan solo una fracción del total de afectados, ya que solo se registran los casos mortales.
En los Estados Unidos, el ahogamiento es la principal causa de muerte por lesiones no intencionales para niños de 1 a 4 años y la segunda causa principal para aquellos de 5 a 14 años, después de los accidentes automovilísticos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Según los datos más recientes del Ministerio de Salud de la Nación, correspondientes a 2021, se registraron 281 muertes por ahogamiento ese año, de las cuales 108 involucraron a personas menores de 19 años. Esto se traduce en una persona cada 31 horas y un menor de 19 años cada tres días.
En el marco del Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos, la Organización Mundial de la Salud publicó un estudio que advierte que dos medidas preventivas podrían salvar millones de vidas en el mundo. Estas dos acciones son invertir en guarderías para niños en edad preescolar y enseñar habilidades básicas de natación en la infancia.
Las causas de estos incidentes varían según la edad de las víctimas. Los niños más pequeños suelen ahogarse debido a la distracción de los adultos y a problemas en la infraestructura. Por otro lado, los adolescentes mayores tienden a ser víctimas de la imprudencia, el desconocimiento del entorno y el uso de sustancias que afectan su capacidad para tomar decisiones adecuadas.
Entre los menores de 5 años, se identifican dos grupos de riesgo: aquellos que no se desplazan solos y los que sí lo hacen. Los bebés que aún no caminan pueden ahogarse en la bañera o en pequeñas piscinas cuando los adultos se distraen. Por otro lado, los niños que ya gatean o caminan pueden caer en cubos de agua, pozos destapados, piscinas sin protección en casas particulares o clubes, e incluso en canales y acequias, que son escenarios de posible peligro. En este sentido, la supervisión cercana y atenta de un adulto responsable es crucial, una medida sumamente efectiva para prevenir tragedias.
Además, es fundamental crear un ambiente seguro para los niños. El aprendizaje de natación y la promoción de actitudes responsables en el agua también resultan habilidades complementarias que pueden mejorar significativamente las posibilidades de evitar lesiones y muertes en entornos acuáticos.
Una mayor inversión mundial en la prevención de los ahogamientos, según el estudio publicado por la OMS, podría evitar la muerte de hasta 774,000 niños por esta causa hasta el año 2050. La prevención también podría evitar cerca de un millón de ahogamientos infantiles no mortales, de los cuales aproximadamente 178,000 habrían provocado lesiones graves con efecto en la calidad de vida de las víctimas.
Para reducir la incidencia de los ahogamientos, los pediatras argentinos recomiendan que los adultos deben tomar conciencia y asumir el compromiso de comprender los peligros del entorno acuático, adaptarlo para la presencia de niños y educarlos sobre cómo comportarse cerca y dentro del agua.
Además, las piscinas y otras áreas con agua deben ser entornos seguros con señalización clara que sea respetada por todos y se debe garantizar que los entornos acuáticos cuenten con la información y supervisión adecuada en términos de cantidad y equipamiento.
Hay que asegurar la existencia de suficiente personal e infraestructura adecuada en todos los niveles del sistema de salud, para brindar atención inmediata y detectar y tratar las secuelas derivadas de los ahogamientos y son sumamente importantes las campañas periódicas de concientización en la población, incluyendo la enseñanza de técnicas de RCP.
Con información de Télam