El hombre tiene letra prolija. Sobre papel en el que escribe, sus lágrimas caen justo después de su frase: “Es un milagro que esté vivo. Es un milagro que pueda decirles lo que nunca les dije: solo quiero darles amor. Daría la vida que me devolvió Dios en mi primera muerte para que olvide que estuve lleno de odio, de peligro, y de furia. Renací y vuelvo a ser el niño que nunca vio nevar. El niño que está lleno de luz y los ama. Los extraño, hijos, y querida esposa”.
Ese hombre es Matías Milatich, de 35 años. Es probable que su nombre no diga nada. O no represente lo que significa su historia para la delincuencia argentina. El preso de la cárcel de Junín que ahora escribe cartas melancólicas o de amor fue el líder de la temible banda del millón.
Era ese grupo criminal robaba bancos y causó impacto en dos videos caseros que fueron virales y en los que, armados hasta los dientes y con uniformes de policías y máscaras de monstruos y gorilas, con Milatich como la voz cantante, amenazaban a policías y fiscales por ser los presuntos responsables de liberarles la zona, darles las armas y los uniformes para que cometieran delitos.
“Ni asesinos, ni violadores”
El 6 de junio de 2022, el Tribunal Oral Criminal Nº1 de Mercedes, integrado por los jueces Daniel Eugenio Machain, Jorge Pablo Vieiro y Eduardo Losada, condenaron a Matías Maximiliano Milatich, alias “Rubio”, a la pena impuesta de 19 años de prisión, por los delitos de “robo calificado por cometerse en lugar poblado y en banda y homicidio agravado criminis causa y con el uso de arma de fuego en grado de tentativa en concurso real con robo doblemente calificado por la utilización de arma de fuego apta para el disparo y por su comisión en poblado y en banda y portación de arma de uso civil sin debida autorización legal”.
“Somos delincuentes. No somos asesinos ni violadores. Robamos bancos, robamos lo que sea. Todo lo que nos libera la Policía. Y encima nos quieren muertos. Estamos dispuesto a todo”. Eso, entre otras cosas, decía Milarich en un video filmado por la banda, al estilo ISIS.
Cada uno de ellos fue visto por más de un millón de personas en Youtube. Los delincuentes gatillan las armas, lo rodean al jefe, Milatich, uno de ellos hace chocar dos gruesos fajos de billetes. Otro es fornido, lleva una cadena de oro, un Rolex y un arma en cada mano, como en el Far West. Milatich cubre su rostro con un pasamontaña, lleva un chaleco de la Policía y una 9 milímetros.
Existió un tercer video en el que los asaltantes amenazaban con inmolarse con granadas si irrumpían los policías, que nunca fue difundido.
El raid de la Banda del Millón
El asalto más impactante de la banda ocurrió el 19 de septiembre de 2016. Ese día robaron un maletín que llevaba un millón y medio de pesos que pertenecían a un empresario dueño de una industria avícola. Fue en la puerta del Banco Provincia de General Rodríguez. Allí hirieron a una persona y huyeron a los tiros. Los miembros de la banda llevaba pasamontañas, máscaras de payaso y de monstruos.
Según Leonardo Mercado, el lugarteniente de Milatich, “la Policía nos entregaba robos y nos dejaba laburar. Si no lo hacíamos, nos cargaban boletas, asaltos o decían que iban a secuestrar a nuestros familiares. Nos liberaban la zona a cambio de 200 mil pesos.
El 28 de octubre de 2016, hace ocho años, él y su primo Milatich fueron capturados después de un tiroteo con el Grupo Halcón.
Milatich está vivo de milagro. Esa tarde recibió once balazos y cayó malherido al piso. Sobrevivió contra todos los pronósticos. Su cuerpo aun tiene alojadas cinco de las once balas que recibió.
La recompensa para dar con los dos ladrones era de 300 mil pesos por cada uno.
“Fui ladrón pero gracias a Dios nunca maté. Ese día que casi me matan vuelve a mi cabeza. Es feo. Doloroso. Me duele todo el cuerpo. Quedé discapacitado y será de por vida. Es un sufrimiento inexplicable lo que viví. Las balas que llevo en mi cuerpo me duelen. Pero sigo adelante por mi esposa y mis hijos. Estoy vivo de milagro. Porque Dios existe. Siento que le vi la cara, que perdonó mis pecados y me dio una misión. La de ser mejor persona. Vivo mal. Tengo el cuerpo lleno de plomo. Las heridas de bala fueron once: en el tórax, dos en una mano, en el dedo, en la pierna, en el pecho, en la espalda, en una axila, en la cabeza, en una nalga y en el cuello. Tengo la mitad del cuerpo reconstruida con fierros. Quedé discapacitado, pero estoy vivo y eso lo celebro porque es como si fuera otro hombre. Un hombre que ya no quiere las armas. Un hombre que ama a su familia, que quiere hacer las cosas bien”.
Esa es la reflexión de Milatich. No quiere dar entrevistas. Ni que se difundan fotos de su nuevo presente, inesperado por cierto según sus antecedentes. Prefiere tener un perfil bajo y no quiere problemas con las autoridades penitenciarias y judiciales.
Los cambios de Milatich
Matías Milatich parecía un incorregible.
-Todos los ladrones peligrosos dicen que cambiaron, que están retirados, cuesta creerle a un ladrón cuando dice que va a dejar el delito -le preguntó Infobae una vez.
-Yo hablo por mí. Es como si me hubiesen matado aquella tarde y renací con la inocencia que tuve de niño. Yo era maltratado y humillado. Soñaba con ser actor.
-No es fácil separar su historia del hombre armado con un arsenal, con uniforme y grabando un video en el que amenazaba a puro fuego.
-Ya nos soy más ese hombre. Ese tipo murió. Estoy arrepentido. La Policía me quiso matar. Yo los acusé y me dieron la razón.
-¿Considera que en la banda hubo traidores? ¿Quién tiene el botín? ¿Hay un delator? En esa ocasión, Milatich hizo silencio. Como si no tuviera palabras para hablar de peligro, muerte, delito.
“Cambió. Es otra persona. Participa en 14 cursos. Y ama los talleres de teatro, poesía y hasta compone canciones folclóricas”, dice un allegado.
Una vez Milatich le había dicho a Infobae que su sueño antes de ser ladrón era el de actuar. Pero se hizo ladrón de niño, a los 12 años. Mira peliculas, series, le encanta el teatro y es fan de El Marginal.
“Pero mis preferidas son las historias de amor”, dijo una vez el hombre que era experto en robar bancos y un tirador con gran puntería.
A sus compañeros y a su esposa le dice que haber sobrevivido de la balacera infernal con policías de elite lo hizo renacer. “Me siento ese niño inocente. Un niño que era golpeado y torturado, pero que soñaba con actuar, un soñador que erró el camino. No veo la hora de salir como un hombre nuevo y comenzar otra vida”, ha dicho quien fuera un temible rufián.
La Policía sospecha que la banda estuvo detrás de estos siete robos.
1) 13/05/16: Robo calificado por el uso de arma de fuego en una casa de Luján.
2) 26/06/16: Robo calificado por el uso de arma de fuego en una casa de familia de General Rodríguez.
3) 28/07/16: Robo calificado por el uso de arma y por su comisión en lugar poblado y en banda en General Rodríguez. Allí golpearon y esposaron a una de las víctimas y le robaron una escopeta calibre 12/70 tipo Ithaca, que fue abandonada en el auto Chevrolet Corsa utilizado en el robo al Banco Provincia.
4) 06/09/16: Robo calificado por el uso de arma de fuego en General Rodríguez. La Banda del Millón, con sus miembros disfrazados de policías, donde ataron a las víctimas y les robaron sus pertenencias.
5) 06/09/16: Violento robo ocurrido en Moreno, donde un jubilado sufrió la amputación de un dedo y el robo de sus ahorros. .
6) 15/09/16: Robo calificado por el uso de arma blanca en concurso real con homicidio agravado por el vínculo en General Rodríguez. La víctima fue la jubilada María Luisa Díaz, de 71 años, quien murió de un infarto durante el asalto. Se sospecha que un familiar de la mujer actuó como entregador.
7) 19/09/16: El violento asalto en el Banco Provincia, donde le robaron un botín de un millón de pesos al dueño y a un empleado de la empresa de pollos “Qué Rico”. Tras un tiroteo con policías un hombre y una mujer sufrieron heridas.
Milatich promete no delinquir nunca más. Le dijo a su familia que está escribiendo un libro de poemas que les dedicará a ellos y prepara con sus compañeros una obra de teatro picaresca. Nada de balas. Nada de muerte. Nada de máscaras. Ni furia. ¿Habrá que creerle?
Milatich, jura, es otro hombre.
“Mi arma, ahora, es la escritura. Ni siquiera con palabras quiero lastimar. Sólo tener el amor que no me dieron de niño”.