El referente gastronómico de zona norte, Diego García Tedesco, está a cargo de la capacitación de camareros que brinda la Municipalidad de San Isidro en uno de sus barrios más vulnerables del distrito, La Cava. Allí, la mayoría de los que tomaron el curso lograron insertarse en el ámbito laboral de los bares y restaurantes de la zona norte.
El objetivo del programa de capacitación es brindar nuevas oportunidades a personas que, por distintas circunstancias, no pudieron avanzar en sus estudios.
“En el curso de camareros aprendí un oficio para salir adelante”, dice emocionada Érica Carrizo (25), quien trabaja desde la adolescencia y eso le imposibilitó terminar sus estudios. Convencida de que la vida siempre da segundas oportunidades, vive el presente con felicidad porque está en el tramo final del curso de camareros en el centro de formación del Municipio de San Isidro, inaugurado en pleno corazón del barrio La Cava, en Beccar.
Con los ojos llenos de lágrimas cuenta: “No pude estudiar porque mis papás eran de bajos recursos. No tuve muchas cosas, pero fui feliz, por eso, siempre les digo a mis hijos que sigan en el colegio porque eso les va a dar un futuro”.
La ahora madre de cuatro hijos —de 10, 8, 7 y 4 años— vive con su marido a pocas cuadras de Newbery al 1450, el espacio donde funciona “La Sede” desde agosto pasado y brinda instancias de formación y reinserción social para los jóvenes de comunidades marginadas.
“Es muy difícil conseguir un empleo y más en mi caso que no tengo un estudio terminado. Pero este curso me devolvió las ganas de estudiar y aprender. Es una experiencia única, un oficio para lograr la inclusión”, destaca la mujer cuyos esfuerzos y buen desempeño la llevó a trabajar en el festival gastronómico más importante de la zona norte, Bocas Abiertas, y se prepara para trabajar en un restaurante.
“Estoy agradecida de que me dieran esta oportunidad sin tener estudios. No todos tienen esta suerte”, resalta la joven.
Cómo es el programa
La escuela de camareros en La Cava funciona los martes y jueves de 11 a 12:30. Allí cocineros y profesionales del polo gastronómico de San Isidro son los encargados de enseñarles el oficio a un grupo de unos 25 alumnos que tendrán 24 clases y prácticas cada quince días en un restaurante.
Esto surgió en 2021 como una idea de generar algún proyecto gastronómico que tuviera como fin la empleabilidad. Lo primero que surgió fue hacer una escuela de cocina, pero pronto entendieron que lo que más necesita la industria gastronómica son camareros. Sin ellos, los restaurantes no funcionan.
Así lo entendió el reconocido chef Diego Tedesco, profesor y director del curso, que fue convocado para arrancar con el proyecto cuyo objetivo es “formar a un camarero vip, desde planificar y distribuir el trabajo de las preparaciones básicas en la cocina (mise en place), bromatología, servicios, cata de vinos hasta armar un Currículum y prepararse para una entrevista laboral”, cuenta.
Dos veces al mes, los alumnos ponen en práctica lo aprendido en el restaurante “Taller Cantina”, ubicado en la calle Tiscornia, en el Bajo de San Isidro.
“El dueño del lugar es Tomás, un emprendedor que representa el espíritu del Bajo de San Isidro: mientras él estudiaba una carrera universitaria, se enganchó con la gastronomía y hoy tiene su propio restaurante. Lo convocamos y es un ejemplo para los chicos y chicas de cómo se pueden lograr los objetivos”, relata Tedesco.
Uno de los aspectos más significativos del curso es la posibilidad casi inmediata de conseguir un empleo. En ese sentido, el chef adelanta que pronto un gerente de recursos humanos de ocho restaurantes importantes entrevistará a todos los alumnos que egresen en la primera camada, a fines de noviembre. Además, visitarán un reconocido hotel de la Ciudad de Buenos Aires.
Antes, participaron en el pre opening del festival gastronómico Bocas Abiertas —nacido con un espíritu social con la intención de potenciar el polo gastronómico del bajo de San Isidro y colaborar activamente con el barrio— y tuvieron pasantías rentadas en el festival que se realizó la semana pasada en el Centro de Exposiciones del municipio.
“La idea fue responder a las necesidades de los vecinos. Buscamos de una forma ingeniosa y con estrategias de resolución junto con los gastronómicos del Bajo. Esta primera camada de graduados de camareros va a ser muy ejemplar para el barrio y se vendrán muchas más”, cuenta Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura, una de las encargadas de idear este curso.
De este tiempo, Erica destaca la “buena onda” de los profesores, lo participativo que son y, sobre todo, el nivel del curso. “No pensé que iba a ser tan completo y profesional”, admite y deja un mensaje a los vecinos del barrio: “Aprovechen esta oportunidad que es gratis para estudiar y conseguir un empleo. Si se ponen las pilas lo terminan rápido”.
A partir de este curso, se prepara para empezar a trabajar en un reconocido restaurante y también sueña con tener su propio emprendimiento con camareros para eventos como cumpleaños y casamientos.