Sobre Avenida de Mayo, las carrozan que le dan vida a la edición número 32 de la Marcha del Orgullo en la ciudad de Buenos Aires avanzan despacito y estruendosas. Como las aguas de un río caudaloso que nunca se acaba. Fueron partiendo desde Plaza de Mayo desde las tres de la tarde y desembocan en la Plaza del Congreso. Parece que abrazan al Palacio.
De espaldas a la fachada se levanta el escenario donde la Marcha también transcurre desde temprano en formato de acto. Franco Torchia y Alejandra Malem, periodistas y reconocidos activistas del colectivo LGBTIQ+, son los anfitriones de esta fiesta que este año tiene como lema “Ni un ajuste más, ni un derecho menos”.
Iara se mueve ansiosa, inquieta. Revuelve su cartera, revisa en un espejo la purpurina que le colorea el rostro. Se ríe. A cada rato se ríe. Su mamá, al lado, ríe con ella.
“Tengo 14 años y esta es la segunda vez que marcho. Soy bisexual. Sé que me gustan las mujeres y los hombres desde 2021. Estar acá es un orgullo para mí, para lo que soy. Porque yo soy esto y quiero mostrarle a mi familia, a mis amigos, a todo el mundo que soy esto. Me siento así y soy feliz, porque estoy orgullosa de como soy. Y también quiero estar porque me preocupa bastante el contexto electoral. Quiero seguir la lucha y que no haya personas que quieran romper con el orgullo que tenemos nosotros de ser quienes somos”.
Entre sonrisa y sonrisa, Iara muestra el cartel que trajo. Con marcador negro y letra imprenta escribió: “Bisexual. Existen las mujeres y Bang Chan”, cantante y compositor surcoreano adorado por los adolescentes.
La mamá de Iara la sigue con la mirada, embelesada.
“Es orgullo de ser su mamá y darle la posibilidad de ser libre. De sentir y de amar a quien quiera amar. Que me parece que es lo más lindo que nos puede pasar, ¿no? Amar y encontrar a alguien. Amar, que sea recíproco. Se trata de eso: de darles la posibilidad de que elijan a quién amar”.
Sobre el escenario, los DJs proponen “hacer bailar hasta brillar con los propios sudores” y el público enloquece. El repertorio es un amplio popurrí que incluye, por ejemplo, temas de Thalía, Gilda, Xuxa y La Sole Pastorutti. En determinado momento de la tarde se presenta “uno de los grandes momentos de la tarde”, y entonces Torchia y Malem abren paso a la canción oficial de la XXXII Marcha del Orgullo: La cumbia del Orgullo.
“Ni un ajuste más, ni un derecho menos.
Ley integral trans es lo que queremos
La antidiscriminatoria que sea un hecho.
¡Frenemos a les antiderechos!”
Repite el estribillo y el público vuelve a enloquecer.
Cerquita al Monumento de los dos Congresos Dani acomodó la mercadería que trajo para vender. Son wraps y sándwiches caseros y veganos. Algunas de las comidas que prepara para Batchue, su emprendimiento de cocina a base de plantas.
“Soy una persona trans, masculina, no binaria. Soy de Colombia. Me exilié de mi país hace siete años por mi identidad de género. Mi familia no me aceptaba, entonces no podía desarrollar libremente mi identidad. Argentina me brindó la oportunidad de descubrirme y de llevar a cabo mi identidad. Además, la oportunidad de autogestionarme y poder fusionar las dos cosas. Por todo eso hoy estoy acá, porque veo en riesgo los derechos que se han adquirido. Derechos que para mí como migrante son un montón, ya que en Colombia no tenía ninguno”.
El cartel que invita a comer wraps viene acompañado de una consigna: “Los discursos de odio no son una opinión”. Para Dani es importante distinguir entre la libre expresión y los discursos de odio: “La gente habla mucho de la libre expresión y claro que son válidas las opiniones de las personas. Pero los discursos de odio son otra cosa. Los discursos de odio son cuando te privan de tu identidad, de poder ser tanto trans, como queer, migrante, mujer. Si estás discriminando y queriendo matar a las personas por lo que son, lo tuyo no es opinión sino odio”.
El clima de fiesta se desparrama entre las carrozas, el escenario, las avenidas y calles aledañas al Congreso. En este marco, la espuma del Rey Momo a principios de noviembre no queda raro. “Todo el año es carnaval”, canta la canción. Algo de eso habrá.
Los abanicos son los accesorios protagonistas del festejo. Complemento tradicional e imprescindible de la moda femenina durante varios de los siglos pasados, en la XXXII Marcha del Orgullo se llena de otros sentidos.
“El abanico, habitualmente, es visto como un elemento de las mujeres. ¿Acaso hay tantos varones usando abanicos? Queremos volver a hacer que este elemento habite sin géneros la sociedad que queremos construir”, dice Joni. Él y su novio Víctor se sumaron a las carrozas desde sus pagos, en la ciudad bonaerense de Guernica. La Marcha fue la puesta en escena que eligieron para presentar Plum Ah!, un emprendimiento de fabricación de abanicos.
“Plum Ah! nació para reivindicar un símbolo tan importante como los abanicos para nuestra comunidad y, al mismo tiempo, pronunciarnos en favor de nuestra forma de ser. Fundamental en estos momentos en los que se está desarrollando una batalla entre quienes realmente somos libres y quienes nos hacen creer que nosotres limitamos la libertad”.
Con bombos y platillos se espera el cierre de una noche mágica con la voz de Natalia Oreiro acompañada por Lucy Patané, Carola Zelaschi, Lu Martínez, Pilar Cumbia Queers y Noelia Sinkunas poniéndole los cuerpos a la banda.