La mujer que halló zapatillas abandonadas, las ofreció gratis en Facebook y recibió un aluvión de pedidos

Laura Stauber compró un fondo de comercio en Gualeguaychú. En el local, había mil pares de calzados infantiles discontinuos y los regaló. “Lo publiqué en las redes sin pensar que se haría viral. Hasta llegaron docentes buscando para sus alumnos”, cuenta

Laura Stauber en su zapatería

En 2014, Laura Stauber (34) comenzó a trabajar en un local de calzados ubicado en el centro de la ciudad de Gualeguaychú, en Entre Ríos. Hace unas semanas, logró comprar el fondo de comercio y cuando estaba ordenando las grandes pilas de zapatos notó que alrededor de mil pares eran de temporadas anteriores o discontinuos.

Pensando en las personas más necesitadas lo publicó en sus redes sociales: “Hice un posteo en que conté que iba a regalar dos pares de calzado discontinuo por niño y aclarando que era hasta agotar el stock porque la numeración iba del talle 21 al 34 y eran desde zapatillas hasta guillerminas para niños”, cuenta.

Lo que no imaginó fue le repercusión que iba a tener. “No dejaban de llegar personas. Me emocionaba la fila de gente esperando por un par”, dice emocionada.

El gesto solidario

La mujer cuenta cómo se le ocurrió la idea y los motivos que la impulsaron. “No sabía que habían quedado tantos calzados. Eran cerca de 1000 pares y estaban nuevos de la temporada anterior. No lo iba a vender así que decidí regalarlos todos”, señala la mujer que cada vez que pudo colaboró con campañas solidarias con ropa y demás donaciones para habitantes de la provincia de Chaco o cuando hubo inundaciones en Gualeguaychú.

Sobre el hallazgo, le cuenta a Infobae que cada temporada ingresa mercadería nueva porque los comercios deben renovarla. “Nos queda stock, pero a la vez llegan productos nuevos. Yo necesitaba hacer lugar cuando comencé a abrir cajas. Y me encontré con todo eso”, detalla la mujer que apenas terminó la escuela secundaria decidió comenzar a trabajar en la panadería familiar y luego se fue abriendo camino sola en distintos rubros comerciales.

Laura junto a su hija de siete años, Olivia

Sabiendo de las necesidades actuales y el alto valor de las prendas y calzados optó por la donación. “No deja de sorprenderme la cantidad de gente que llegó. Creo que apenas pasaron 10 minutos de subir la publicación se hizo viral y comenzaron a llegar”.

Esa publicación la realizó en su cuenta de Facebook y para que llegara a más personas, le pidió a conocidos que la ayudaran a difundir.

“Me sorprendió cuando llegaron unas maestras pidiendo calzados para sus alumnos. Eran dos y vinieron con una nota de la escuela pidiendo colaboración para los nenes que tienen carencias económicas en la casa. Eran de las escuelas N° 31 República Oriental de Uruguay, y la de educación integral Nº 12 José Facio, y recibieron sus calzados”.

La acción solidaria llenó de satisfacción a la comerciante. “En pocas horas y el mismo día se llevaron todo”, cuenta de lo que sucedió el pasado lunes 2 de octubre.

A Olivia le gusta pasar algunas tardes junto a su mamá mientras trabaja

Al mismo tiempo, cuenta que recibió todo tipo de mensajes. “Algunas personas me felicitaron, otras me agradecieron reconociendo que hay muchos niños felices con sus calzados nuevos, pero también recibí críticas por la manera en que todo se repartió”, lamenta.

Las personas que llegaron hasta el local, decían ser de familias numerosas. “Había más de tres chicos por casa, si bien yo había dicho que regalaría dos pares, hubo casos en que se llevaron más porque las mamás decían que les costaba o no podían comprarles”. Entre la cantidad de familias que se acercaron a su local de la calle 25 de mayo 1577, llegaron desde zonas rurales y además de merenderos y otras instituciones.

Feliz por la experiencia vivida, cuenta que la zapatería tiene 70 años de atención al público. “Ojalá esta acción se repita en otros lugares y yo la pueda seguir haciendo. Cada vez que tenga la posibilidad de donar, no dudaré en hacerlo”, asegura.

Laura Stauber en plena carrera

La pasión por correr

Laura cuenta que estudié para ser técnica en hotelería, pero que no terminó la carrera. Trabajó en el rubro haciendo algunas pasantía y que luego tuvo varios trabajos temporales. “Hasta que se me dio la posibilidad de entrar en la zapatería. Fue toda una experiencia porque nunca había atendido al público en un comercio y me gustó”. Ahora está sola al frente de todo y aprende también a administrarlo.

Pese a lo mucho que le gusta, admite que el comercio es una actividad muy sedentaria.

“Hace dos años, cuando me estaban pasando un par de cosas, me dije que tenía que encontrar una actividad física para hacer y se dio que en la ciudad organizaron la carrera Rosa Power, que era para tomar conciencia sobre el cáncer de mama. Bueno, para mi era correr esa carrera por ser a beneficio del sector de Oncología del Hospital Centenario y no correr más. Participé sólo porque me gustó la causa”, dice.

Fueron 4 kilómetros que le cambiaron la vida. “Me parecieron 20 porque nunca antes había corrido. Me acompañó mi hermano, en bicicleta, y cuando terminé me dijo: ‘¡No abandones! Tenés potencial!’”.

Junto con su amiga y compañera de running, Ari. "Con ella siempre compartimos todo", cuenta

Esas palabras la alentaron a seguir. “Empecé a entrenar cada vez que tenía tiempo libre y cuando puedo me sumo a alguna carrera. La última fue este fin de semana en los 5 ilómetros que organizó McDonald’s”, cuenta.

“Para esta última carrera, una amiga se ganó las inscripciones, me regaló una y la corrimos juntas. La verdad, descubrí que me apasiona esta actividad. Hay días en los que estoy recontra negada a todo, que no tengo ganas de nada y me niego mal a hacer cualquier cosa, pero luego me doy ánimos para salir adelante y arranco. Este mediodía, por ejemplo, me organicé, me cansé las zapatillas, la ropa de salir a correr. Hice 10 kilómetros. Volví a mi casa, cociné, me bañé y vine al local”, detalla.

“La actividad en un comercio no es sentada, como en una oficina, pero se puede pasar mucho tiempo parada y eso es también es sedentarismo. Correr, me hace bien a mi salud mental, me oxigena, me da pilas y es una actividad que amo realizar”, finaliza Stauber.