Viernes, 1 de enero de 2016. El día había amanecido con una temperatura agradable y los Supúlveda ya contaba con un divertido plan para pasar el Año Nuevo en familia y al aire libre, más precisamente a orillas del Lago Lácar dentro del Parque Nacional Lanín. Lucas, su mujer Soledad y sus dos hijos -Martina, de 2 años; y Francisco, de 8- se dirigieron en auto hasta el Camping Lolén, a unos cuatro kilómetros de San Martín de Los Andes, donde los esperaban los hermanos de su mujer, sus sobrinos y una pareja de amigos.
Hacía 25 grados, el cielo mostraba algunos destellos de sol y el viento era casi imperceptible. Ellos ya habían almorzado en su casa. Llegaron cerca de las 14 horas y se sumaron al grupo. Mientras Soledad miraba a sus hijos jugar desde la reposera, la venció el cansancio y se quedó dormida. Lucas, por su parte, tenía la mirada atenta en sus hijos que estaban jugando con unos baldecitos en la playa rocosa. Los nenes estaban en compañía de Matías Mercanti, el hijo de 7 años de sus amigos que además era compañero de fútbol de Francisco.
Entre tandas de mates y budines caseros, se hicieron las 17 horas y los chicos seguían en el agua. Fue en ese preciso momento cuando se escuchó un fuerte estruendo y luego todo se transformó en caos y desesperación: los mayores gritaban, los niños lloraban, los papás corrían en busca de sus criaturas y los salvavidas luchaban contra reloj para rescatar a la gente que había quedado atrapada.
Cuando Lucas y Soledad llegaron a la orilla del lago vieron que un árbol de 40 metros se había desplomado y aplastado a varias personas, incluso a las que estaban nadando y quedaron tapadas por las ramas. Todavía no lo sabían, pero debajo de ese gigantesco roble pellín se encontraban los cuerpos de su hija Martina y su amiguito Matías.
“La escena era desesperante, como cuando tirás una piedra en un hormiguero y las hormigas empiezan a salir para todos lados. Todos salimos corriendo en busca de nuestros hijos”, recordó Lucas en diálogo con Infobae sobre ese dramático momento ocurrido hace casi 8 años.
“Al primero que veo tapado por las ramas fue a mi hijo Francisco que, al asegurarme de que estaba bien, enseguida le pregunté dónde estaba su hermana”, relató. La respuesta lo dejó casi sin respiración. “No tengo idea”, respondió el menor, quien solo resultó con algunas heridas en la espalda, cuyas cicatrices aún persisten.
“No encontraba a Martina por ningún lado y hasta llegué a pensar que me la habían robado. Nunca imaginé que podía estar debajo del árbol hasta que vi sus ojotas a un costado. Ya había pasado lo peor”, señaló Lucas, quien no puede sacarse de su cabeza la imagen de los bomberos cortando con una motosierra las ramas y el tronco para rescatar el cuerpo de Martina.
Además de la muerte de los nenes, la caída del árbol dejó más de una decena de heridos, algunos de gravedad, como la abuela y el papá de Matías. “En el lugar había unas 4 mil personas”, remarcó Lucas ya que al ser un camping ubicado a apenas a 4,5 kilómetros del inicio de la ruta de los Siete Lagos hace que un aluvión de turistas y locales lo visiten cada verano por su majestuoso lago y frondoso bosque.
La causa judicial
Por el hecho, cuatro guardaparques del Parque Nacional Lanín y dos responsables del camping -pertenecientes a la comunidad mapuche Curruhuinca- fueron imputados por homicidio culposo.
En 2019, la jueza federal de Zapala, Silvina Domínguez, sobreseyó por falta de mérito a los imputados en la causa entendiendo que ninguno podría haber previsto la caída del árbol. Los familiares de las víctimas apelaron y un año después, la magistrada ratificó su fallo.
Sin embargo, los padres de los nenes fallecidos recurrieron a la Cámara Federal, donde acusaron de “parcialidad” a la jueza, logrando que desde este jueves 30 de octubre se realice un nuevo juicio contra los acusados por homicidio culposo, incumplimiento y violación de deberes de funcionarios públicos y lesiones graves.
Entre los acusados se encuentran el jefe del Departamento de Conservación y Manejo, Juan Jones; el titular de Guardaparques, Diego Lucca; la jefa de Uso Público del Parque Nacional Lanín, María Hileman; el guardaparques Matías Encina; y los concesionarios del camping, Milena Cheuquepan y Juan Delgado.
“La jueza no fue imparcial ya que no tomó en cuenta informes técnicos de ingenieros forestales que demostraban que el árbol estaba podrido, tenía las raíces afuera y representaba un peligro para todos los visitantes de ese camping”, explicó Lucas.
“No es lo mismo que suceda en un espacio agreste, que un camping habilitado para uso recreativo; no es lo mismo lo que suceda en medio del bosque, que un espacio de uso público que exige el control adecuado y exhaustivo por parte de la Administración de Parques Nacionales”, sostuvo el papá de Martina.
Aunque Lucas está convencido de que “no hubo intención directa de los guardaparques de provocar la muerte de Martina y Matías”, afirma que “tampoco hicieron nada para prevenirlo”.
Para él, “la responsabilidad fue compartida”, tanto de los guardaparques como de los concesionarios del camping. “Si yo te doy algo para explotar que no cumple con las condiciones de seguridad necesarias para lucrar con eso, tengo que denunciarlo. Ellos no estaban al tanto ni avisaron del árbol en mal estado y por eso también están imputados”, aclaró. Para eso delitos, las penas van entre 1 y 5 años de prisión.
De hecho, luego de la catástrofe, los expertos determinaron que no solo ese roble pellín representaba un peligro para los visitantes, sino también otras especies que se encontraban en condiciones similares y fueron cortadas preventivamente. “Derribaron 25 árboles dentro del camping y 125 más dentro del Parque Nacional Lanín. Ese relevamiento no estuvo y lo hicieron a posteriori de las muertes de Martina y Matías. La tragedia pasó por la falta de controles de los guardaparques”, sentenció.
Paro de guardaparques en protesta del juicio
Una semana antes del comienzo del segundo juicio, trabajadores de Parques Nacionales anunciaron el cierre de más de 20 accesos, entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, fecha en que se conocerá el fallo, en solidaridad con los compañeros acusados.
En un comunicado de prensa, subrayaron que los hechos naturales son imprevisibles e inevitables, haciendo referencia al accidente que resultó en la tragedia de los niños. Su preocupación radica en la posibilidad de que la justicia culpe a los guardaparques por las consecuencias de fenómenos naturales, lo que tendría un impacto significativo en el turismo, el uso público y las actividades culturales y laborales derivadas de los parques nacionales.
El Sindicato de Guardaparques Nacionales insistió en que culpar a los guardaparques por este trágico evento “no es justificado”. Y si bien la entidad compartió el dolor de las familias de las víctimas, Lucas aseguró que nunca se comunicaron con ellos ni mostraron empatía con lo sucedido.
“Solo actuaron para encubrir a los guardaparques. Nunca sacaron un comunicado sobre lo ocurrido pero ahora sí se preocupan por difundir el paro nacional en solidaridad con sus compañeros. Que el juicio no pase a un segundo plano”, suplicó Lucas, que también reprochó el pacto de silencio alrededor de la tragedia que marcó la vida de los Sepúlveda y los Mercanti para siempre.