Los relatos del horror del argentino que dirige la morgue de Israel: “Me tocó ver cuerpos de bebés y jóvenes”

Ricardo Nachman se fue de Argentina hace 30 años. Su sueño era ser médico forense como el personaje de su serie favorita. Cómo vivió el ataque del 7 de octubre. Su labor para identificar víctimas. Y el refugio en su familia, el rugby y el asado para descargar las tensiones de su trabajo

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Ricardo Nachman en una jornada de trabajo en la morgue de Tel Aviv
Ricardo Nachman en una jornada de trabajo en la morgue de Tel Aviv

Ricardo Nachman todas las mañanas se levanta en su casa de Israel y va a su trabajo como muchas otras personas que viven en ese país de Medio Oriente. Desayuna con su mujer y sus dos pequeños hijos. Hace algún comentario sobre el clima del día. Quizás algún día se siente cansado y con ganas de quedarse un rato más en la cama como cualquier otro ser humano.

Sin embargo, Nachman no tiene un trabajo más. Este doctor argentino, radicado en Israel desde hace más de 30 años, dirige el departamento forense de ese país. En estos tiempos, luego del ataque de Hamas del 7 de octubre, su trabajo ya de por si complejo llegó a niveles inimaginables. Tuvo que analizar cuerpos de bebés y de jóvenes.

“Estaban destrozados por los balazos de Kalashnikov –relata el médico con la voz entrecortada en diálogo telefónico con Infobae- . También las evidencias que muestran las víctimas es que en la mayoría de los casos no se pudieron defender del ataque”. Esto quiere decir que fueron asesinados por sorpresa o huyendo desarmados.

De Argentina al mundo

Ricardo nació en Villa Regina, Río Negro. Plena Patagonia Argentina dominada por los vientos, la precordillera y los arroyos que bajaban de la montaña en los veranos con los deshielos. Nachman vivió ahí hasta los 5 años. Luego se mudó a Rosario, ciudad natal de su papá.

El médico forense argentino en la puerta de la morgue en Tel Aviv
El médico forense argentino en la puerta de la morgue en Tel Aviv

Allí hizo la primaria y la secundaria. Luego vendría el hecho que cambiaría su vida para siempre. Que lo convertiría en el doctor que es hoy. Todos los martes a la noche un Ricardo aún adolescente se sentaba frente a la televisión del living de su casa para ver un capítulo de la serie Quincy. Allí, en la imagen blanco y negro de la época un médico forense intentaba dilucidar crímenes con ese lema extendido entre los investigadores policiales de que “los cuerpos hablan, aún después de muertos”.

“Enseguida dije yo quiero ser como el doctor Quincy”, recuerda Ricardo en la charla con Infobae. Entonces, el joven entró a la Universidad Nacional de Rosario a estudiar medicina. En las aulas ya le habían puesto de apodo como el protagonista de la serie. “Es que yo le contaba a todos cuál era mi sueño. Y me quedó el nombre.

Nachman se recibió y se le abrían muchas oportunidades de trabajo en Argentina. Sin embargo, su sueño era conocer el mundo. “Mi idea siempre fue el intercambio con otras culturas”, explica.

Se decidió por Israel porque le daba facilidades para instalarse debido a su religión. “No fue fácil igual el cambio –relata Nachman-. Tuve que dar dos exámenes para revalidar el título. Y hacer también un tiempo de práctica en los hospitales. Fue como volver a estudiar casi de nuevo. Luego si me pude especializar tras 5 años en medicina forense y cumplí mi sueño”.

Nachman trabajo identificando cuerpos en el tsunami de Tailandia en el 2004 y el terremoto de Haití en el 2010
Nachman trabajo identificando cuerpos en el tsunami de Tailandia en el 2004 y el terremoto de Haití en el 2010

Médico de catástrofes

Entonces, Nachman empezó a trabajar en el mundo de las morgues de Israel. Se especializó en reconocimientos de cuerpos. Quizás, cada mañana cuando se veía al espejo de su baño antes de ducharse veía a ese doctor Quincy que le había dado su objetivo en la vida. Al igual que el protagonista de la serie, Ricardo intentaba que los cuerpos hablen para que puedan decir quiénes habían sido, cuáles eran sus nombres y apellidos. Dato importante para las familias. Para que puedan hacer el duelo.

Enviado por Israel, Nachman ayudó en hechos trágicos que necesitaban identificación masiva de cadáveres. Estuvo en los momentos posteriores al Tsunami de Tailandia en el 2004 y del terremoto que destruyó gran parte de Haití en el 2010.

“En esos trabajos presencié y tuve que ayudar a identificar cientos de cuerpos en malas condiciones –recuerda Nachman-. Había mutilaciones y amputados”.

Sin embargo, el médico forense afirma sin titubear que el ataque de Hamas del sábado 7 de octubre “llegó a niveles inimaginables”.

Durante muchos años, los habitantes de Israel pueden tomar como cotidiano una alarma por el lanzamiento de un misil desde la Franja de Gaza. “Esto no fue un acto de guerra. Fue un acto sin ninguna razón. Cientos de terroristas que rompieron el alambrado de la frontera con topadoras y se metieron en territorio israelí en camionetas o motos. Iban en grupos pequeños, de 3 a 5 personas, y masacraban a las personas en sus casas de los kibutz. Y también en esa fiesta que se estaba desarrollando cerca de la Franja”, relata y se conmueve al recordarlo Nachman.

Parte del trabajo de Nachman es la identificación de las víctimas del ataque de Hamas del 7 de octubre
Parte del trabajo de Nachman es la identificación de las víctimas del ataque de Hamas del 7 de octubre

Morgue full time

Desde ese 7 de octubre la vida de Nachman cambió para siempre. Durante todas estas semanas luego del horror de ese sábado trabajó casi sin parar entre 18 y 20 horas diarias. Esta entrevista con Infobae tuvo que ser pospuesta varias veces. El trabajo siempre está primero para Ricardo. Cada intento de este periodista chocaba con la amabilidad del médico, su pedido de disculpas por la acumulación de trabajo y un sticker de Whatsapp de las manos rezando.

Hasta que se pudo dar la charla en la noche de Israel. Desde su casa, Nachman trata de relatar lo que a veces no tiene forma de describir. “Yo estoy curtido en el trabajo de varias catástrofes alrededor del mundo. Sin embargo, lo que vi estas semanas no creí que me iba a pasar nunca en mi profesión -explica Ricardo conmocionado-. La forma en la que están desgarrados los cuerpos por los balazos a corta distancia, con disparos en la cara me resultó muy impresionante”.

En cada jornada, Nachman se enfrentaba a una realidad que se le venía encima y lo golpeaba en el pecho como un tren a toda velocidad. “Me tocó ver muchos cuerpos de bebés, chicos jóvenes de 14 a 16 años. También, de ancianos en silla de ruedas”, cuenta Nachman como una forma quizás de encontrar alguna explicación a tanta violencia irracional.

Tras tanto horror y el desfile ante sus ojos de los cuerpos destrozados tras los ataques de Hamas, viene la otra etapa de su trabajo: la identificación de los cadáveres. “El Estado israelí lleva contabilizadas unas 1.400 víctimas. De 900 cuerpos que fueron revisados pudimos identificar 510, por ahora. Muchos de los muertos fueron quemados por los terroristas. En esos casos la identificación se hace muy difícil”.

El proceso para conocer la identidad de una víctima lleva un tiempo. No es automático. Y más en estos casos en los que los cuerpos tienen gran cantidad de laceraciones. “Se le pide a las personas algunos datos de identidad como la edad y si tienen algún tatuaje, por ejemplo - cuenta Nachman-. Otra opción es si tienen alguna radiografía reciente de la boca. Se lo puede identificar por una corona en una muela también. La siguiente opción es la huella digital. Pero a diferencia de Argentina, en Israel no está toda la población registrada. Solo los soldados, los bomberos y las personas que estuvieron presas en algún momento de su vida. La última instancia es el registro de ADN, que lleva unos días para tener los resultados”.

Soldados israelíes junto a un contenedor refrigerado con cuerpos de víctimas del ataque de Hamás del 7 de octubre contra Israel en la base militar de Shura, cerca de Ramla (EFE/EPA/ABIR SULTAN)
Soldados israelíes junto a un contenedor refrigerado con cuerpos de víctimas del ataque de Hamás del 7 de octubre contra Israel en la base militar de Shura, cerca de Ramla (EFE/EPA/ABIR SULTAN)

Olvidar el horror

Cómo hace Nachman para intentar olvidar cada noche cuando llega a su casa el horror y la tensión que vive en sus jornadas laborales al frente de la morgue de Israel. Para eso, el doctor tiene múltiples actividades. La primera está ligada a su vida familiar. Se refugia en su hogar junto a su esposa y sus pequeños hijos. Allí, trata de que ese oasis quede alejado de la violencia de Hamas. Ricardo, además, tiene otros dos hijos de 18 y 21 años de su primer matrimonio.

El médico es también un fanático del rugby y ya alejado del juego se convirtió en árbitro de algunos partidos en Tel Aviv. Además, suele transportarse casi directamente a su adolescencia en Rosario. Nachman vive en una comunidad rural a 40 kilómetros de Israel. Allí, una especie de barrio cerrado, tiene una parrilla en el jardín de su casa. Los fines de semana celebra la tan argentina ceremonia del asado. “Me paso varias horas ahí. Prendo el fuego y cocino las carnes con tiempo para que queden tiernas y sabrosas. El humo y el olor del asado me llevan directo a mi país”. En su casa, Ricardo tiene su rincón gaucho que incluye boleadoras y hasta un facón gaucho. Trata de estar siempre conectado con el otro lado del mundo. “Pido unas cajas con productos argentinos que son únicos. Alfajores Fantoche y dulce de leche”, se sonríe el médico

Eso no es todo, para tratar de olvidar el horror cotidiano de su trabajo en la morgue, Nachman estudia teatro y hasta hizo un curso de doblaje de comics. Así, entre la identificación de las víctimas de Hamas y su vida cotidiana, este doctor argentino le pone la misma pasión a todas sus actividades. Quizás, en algún momento de reposo vuelva a pensar en ese adolescente que soñaba con hacer hablar a los cuerpos de las víctimas como lo veía en su ídolo de la serie de TV. Seguramente el doctor Quincy estaría orgulloso de su trabajo.

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