¿Le darían un auto a un hijo o hija por debajo de la edad legalmente permitida, falsificarles la licencia de conducir y dejarlos conducir sin haber tomado un curso de seguridad vial? Esto es lo que los padres hacen todos los días cuando les dan acceso a los dispositivos para que sus hijos ejerzan su ciudadanía digital. Son los padres los que permiten que tengan cuentas en redes por debajo de la edad mínima legal de 13 años para su apertura para que no se sientan marginados de su grupo de amigos.
Un dispositivo no es menos peligroso que un auto. Es más, en el caso de los dispositivos, la hiperconectividad se traduce en hiper vulnerabilidad y están en peligro las 24 horas del día, incluso cuando parecen estar a salvo, cenando en la mesa de casa.
En Argentina, el grooming es un delito penal tipificado en la ley 26.904 y se produce cuando un adulto se hace pasar por un niño, niña o adolescente y lo contacta por medios digitales con el objetivo de abusar de su integridad sexual. La estrategia habitual utilizada por los agresores es promover un vínculo de confianza, complicidad y cercanía con la víctima a través de redes sociales, juegos online o plataformas de mensajería instantánea. El siguiente paso es requerir información y, sobre todo, fotos o vídeos íntimos de índole sexual. Una vez que eso sucede, comienzan las amenazas de divulgarlo en su círculo íntimo si no acceden a cumplir con sus exigencias.
La incorporación de este delito al artículo 131 del código penal establece penas que van desde seis meses a cuatro años, lo mismo que abusar a un niño (art. 119) o librar un cheque sin fondos (art. 302).
Es un delito transnacional y un fenómeno global de proporciones masivas. Según Internet Watch Foundation (IWF) en 2021 investigó más casos de grooming que durante los primeros 15 años de existencia. Sólo en el primer semestre investigaron casi 20.000 denuncias de imágenes de niños de entre 7 y 10 años manipulados para grabar abusos de ellos mismos. La pandemia aceleró esta forma de violencia, que desde entonces está creciendo exponencialmente.
UNICEF Argentina sostiene que uno de cada cinco jóvenes es acosado sexualmente en línea y sólo uno de cada diez adultos se entera de la situación. Si seis de cada diez niños hablan con personas desconocidas en las redes y en las plataformas de juegos online y siete de cada diez niños y adolescentes juegan en línea, significa que más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes están expuestos al grooming.
El último relevamiento de percepciones de los adolescentes entre 13 y 18 años sobre el grooming de la Secretaría Nacional de Infancia Adolescencia y Familia (SENNAF) arroja más alertas.
-En general los adolescentes saben en qué consiste el grooming, pero no lo identifican como un riesgo cotidiano y tampoco se identifican como potenciales víctimas (le pasa a otro, ajeno, lejano).
-No lo asumen como un delito y mucho menos que puedan llegar a ser víctimas de él.
-El 41 % manifestó que alguna vez charló sobre el tema con sus familias y el 52 % con sus pares.
-El 78 % respondió que no consulta a personas adultas de su familia sobre cómo manejarse con otras personas en Internet, redes sociales o juegos en línea.
¿Quiénes son los groomers?
Las últimas estadísticas de depredadores en línea de 2023 revelan que hay cinco millones de agresores, de los cuales 500.000 activamente buscan contactarse principalmente con niñas de 11 a 13 años diariamente a través de múltiples perfiles. En el 60% de los casos, el objetivo es manipularlos para obtener imágenes sexuales de ellos. Más del 80% de los delitos sexuales contra las infancias comienzan en las redes sociales.
El 82% de los depredadores en línea son hombres. La mayor parte de los agresores sexuales forman parte del círculo cercano y cuando no lo son, pertenecen a redes de pedofilia que se manejan bajo la modalidad de crimen organizado. Los depredadores no son inadaptados sociales, son muy hábiles para manipular a los niños ocultos detrás de sus pantallas.
¿Qué se puede hacer?
Es menester revisar el ejercicio de la ciudadanía digital y comenzar a internalizar los peligros que conlleva. El sharenting (compartir imágenes de hijas e hijos en redes) hace que ellos se conviertan en un objetivo, una presa fácil. Las redes de crimen organizado buscan esa información que les puede parecer inocente, pero no lo es. Con una sola foto saben dónde están ubicados durante la jornada escolar, cuáles son sus gustos y preferencias, cómo está compuesto su grupo familiar y mucha información que es valiosa para poder entablar un vínculo inicial.
Pautas mínimas de cuidado
1. Configuración de seguridad en redes sociales y juegos: perfiles privados y feeds no disponibles para el público en general, que sólo les puedan llegar solicitudes de amistad o de seguimiento de personas que sean amigas de sus amigos, que no se comparta la ubicación en tiempo real en ninguna de las app, son filtros iniciales de protección.
2. Configuración de seguridad en WhatsApp: foto de perfil disponible sólo para contactos, que sólo ellos puedan leer su descripción, su estado e invitarlos a un grupo. No compartir ubicación en tiempo real.
3. Establecer filtros parentales pero no descansar en ellos.
4. Hablar con los hijos, involucrarse en cómo funcionan las plataformas que utilizan y pedir que siempre recurran a los padres.
¿Cómo actuar ante un caso de grooming?
1. Copiar la URL del chat: ese URL se obtiene de las opciones de configuraciones en la conversación. El URL es “como el DNI digital” que permite a la justicia poder identificar al depredador, aun cuando se cambie de nombre o foto de perfil.
2. No bloquearlo ni amenazarlo, menos aún advertirle que ha sido descubierto.
3. Tampoco seguir chateando con el groomer como modo de recabar más información. Esto es parte de la tarea de investigación criminal que deben llevar adelante las autoridades especialmente capacitadas a tal fin y hacerlo por cuenta propia puede obstruir la causa.
4. No reportarlo en las plataformas antes de darle intervención a la Justicia: solo los pone en aviso, cierran esa cuenta y siguen operando desde otras.
5. No cerrar la cuenta antes de que ello ocurra.
6. Si el agresor es parte del entorno conocido, proceder de la misma forma. El grooming es un delito penal y la Justicia siempre debe intervenir.
Contactos útiles:
Portal de denuncias de Internet Watch Foundation, el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires e ICMEC: https://report.iwf.org.uk/ar.
Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires. 0800 33 347225 (24 hs); o denuncias on line ingresando a www.mpfciudad.gob.ar o enviando mail a denuncias@fiscalias.gob.ar.
Equipo Niñ@s, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Línea telefónica gratuita (las 24 horas, los 365 días del año) 0800-222-1717 o correo electrónico a equiponinas@jus.gov.ar.
Línea 137 de Ayuda y atención a víctimas de violencia familiar y sexual, o mensaje de WhatsApp al 11-3133-1000.
Ministerio Público Tutelar. WhatsApp (todos los días de 8 a 20 horas) 15-3637-3727/15-7037-7037. Teléfono: 08001227376.
* La autora es Fundadora y Directora Ejecutiva de Red por la Infancia.