La fundadora de la Asociación Argentina de Tartamudez: “Por suerte hay un día en el año para hablar de esto”

La fonoaudióloga Beatriz Biain de Touzet cuenta los avances para tratarla que llegaron en los últimos 30 años y recuerda los días junto al actual ministro del Interior y se emociona. El 22 de octubre es la fecha en la que se concientiza sobre la disfemia o alteración en la fluidez del habla que afecta al 1.5% de la población mundial

Beatriz Biain de Touzet

Nacida en el barrio porteño de Núñez, hincha de River y reconocida en el mundo por trabajar desde hace 30 años con personas con Tartamudez, Beatriz Biain de Touzet recuerda que cuando era niña “y demasiado tímida, calladita, pero buena tocando el piano”, despertó su interés en la fonoaudiología y que eso la ayudó a perder el miedo a hablar ante las demás personas.

Pese al reconocimiento que tiene en su campo, llegó a ser más conocida a nivel nacional por ser quien trató al ministro Wado de Pedro, quien no deja pasar oportunidad de nombrarla. “Que Wado, ya en su vida política, haya agarrado un micrófono y dicho ‘yo tengo tartamudez´ fue una montaña de emociones, la síntesis de todos los tratamientos porque aceptarse es el sueño para toda persona que se traba al hablar”, resume la fonoaudióloga especializada en tartamudez, que lo atendió en su adolescencia.

Frente a ese recuerdo, no evita que la emoción salga porque dice que es el mejor reflejo de todo lo que un profesional espera que pueda desarrollar un paciente tras años de tratamiento. “No recuerdo cuántos años lo traté, porque fue hace mucho tiempo, pero sí me acuerdo, es que sufría como sufren todos los adolescentes en esa etapa y que hicimos un tratamiento muy sincero muy valiente. Era un chico tímido, temeroso de hablar en público y sobre todo frente a un micrófono, como todos los pacientes con tartamudez”, señala.

El abrazo con Wado de Pedro, su paciente

Según le cuenta a Infobae la presidenta honoraria de la Asociación Argentina de Tartamudez (AAT), hoy existen herramientas para este tipo de trastorno del habla que afecta al 1.5% de la población mundial, que dependen de cada persona. “Tiene programas de recuperación y cada país y cada sociedad ha elaborado a través de la investigación programas de recuperación de la fluidez”.

Con el objetivo de colaborar en su detección, eliminar la discriminación y promover oportunidades para quienes la padecen, cada 22 de octubre se conmemora el Día Internacional de la toma de conciencia de la Tartamudez, fecha que fue promovida por la Asociación Internacional de Tartamudos (ISAD).

El camino a ser fonoaudióloga

A Beatriz le costaba expresarse en su infancia y fue en esa etapa en la que encontró la respuesta porque vio en la que es su profesión ”la posibilidad de expresarme”.

“Era muy tímida, como lo son las personas que tartamudean, pero decidí estudiar esta carrera porque había prestado atención a las diferentes voces, noté que había unas mas lindas que otras y me interesaban esas distintas voces, así que me dije que sería bueno poder trabajar con la voz. Cuando empecé así lo hice, después seguí con las dificultades de aprendizaje y finalmente me dediqué a la tartamudez, pero porque llegó a mi vida, de casualidad”, reseña.

Eso sucedió “hace muchos años”, dice y suspira: “Fue durante un congreso que reunió a especialistas y uno conocido me dijo que tenía que estar ahí porque tal día se iba a hablar de tartamudez, y yo fui. Me encontré con que había especialistas de todo el mundo y estar allí, obviamente, me abrió la cabeza. Desde ese momento, empecé a estudiar más y me especialicé en el tema. Descubrí que era realmente algo apasionante porque a veces ocurre, a veces no; es distinto en cada persona porque cada persona se traba de una manera particular y es importante buscar cuál es la mejor ayuda para ofrecerle, la mejor reparación de esta dificultad. Además, tiene varios aspectos porque no es solamente lo que la persona hace sino lo que habla, lo que piensa, el uso que hace con su lenguaje, sus sentimientos, es cómo se comunica, si cambia la palabra, si dice lo que pensó, etc.”.

Durante la exposición en el VIII Congreso de Logopedia, Foniatría y Audiología, en 1979

Maravillada por los avances en las investigaciones de cerebro que se realizaron en las últimas dos décadas, dice que ahora “finalmente sabemos cuáles son las causas para que una persona se trabe”.

“Todos los buenos tratamientos, demostrados por la evidencia están alineados con esas causas, o sea que no podemos fallar, no podemos fracasar nuevamente como antes, que hacíamos tratamientos que no iban al punto. Ahora, las personas que tartamudean se merecen tratamientos que estén a la altura de la complejidad de este cuadro. Finalmente, en este 22 de octubre, te puedo decir que lo hemos logrado, lo hemos logrado ampliamente”.

La desconexión que se produce

“Que se haya establecido un día internacional para un tema que hace tiempo no interesaba demasiado es un avance enorme, enorme”, asegura. “Hasta hace no mucho tiempo, quizás unos 20 años, había una gran distorsión respecto a lo que se sabía sobre la tartamudez y esto había llevado, no solamente a que todos pensábamos que era otra cosas, sino que además no había ayuda importante para las personas que se trababan al hablar. Pero fue pasando el tiempo y las investigaciones en el cerebro, finalmente, dieron un gran resultado y ahora están alineadas, no solamente el saber de los investigadores, sino también el saber de las personas que tartamudean y que nosotros consideramos que son conscientes de que cada día tienen que lidiar con trabas y dificultades que les impide hablar fluidamente”, explica.

En ese tono, amplía: “Ellos saben qué es lo que sucede cuando hay un impedimento para decir la palabra que quieren decir y en el momento que sucede. Esto significó que hace no más de 20 años, cuando me dio un ataque de actualización porque me había encontrado con un especialista en un congreso que me abrió la cabeza en cuanto a los nuevos hallazgos, y supe las cosas que se podían hacer cuando veía que en nuestro querido país todo estaba muy atrasado”.

Se refiere a los tratamientos que se basaban en la respiración, en relajación, en ritmo y con muchos estereotipos porque se pensaba que la gente se trababa porque tenía nervios. “No se sabía muy bien qué tenían que decir y todo eso había que tirarlo abajo y construir un nuevo conocimiento basado en lo que se estaba haciendo en Australia, Inglaterra, Canadá y en los Estados Unidos; esto me llevó a estudiar profundamente el tema... Dije antes lo del ataque porque no era solamente que yo como fonoaudióloga me dedicaba a trabajar en mi consultorio sobre las nuevas herramientas sino que el país estaba atrasado en el tema y fue necesario capacitar a otros fonoaudiólogos y armar los primeros grupos de ayuda mutua, prevenir a los pediatras para que no perdieran tiempo diciéndole a una mamá que había que esperar porque esto se puede se puede reparar cuanto más temprano se detecta... ¡Había muchísimo que hacer, muchísimo!”.

A su lado, trabajó un equipo de colaboradoras “magníficas”.

“Me ayudaron especialmente fonoaudiólogas a que fui capacitando y que me ayudaron para empezar a dar cursos, a celebrar al niño que tartamudea en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez... Ver a esos padres que habrían grandes los ojos y que nos contaban que no sabían nada de lo que les informábamos hizo que nos involucráramos cada vez más en generar conciencia, en divulgar y difundir sobre la tartamudez y nació la Asociación Argentina de Tartamudez”.

Además de contar con el equipo de profesionales, llamaron a las personas que tartamudean para que se comprometieran en ayudar y a sumaron también a padre interesados en que sus niños pudieran hablar más cómodos.

“Todo eso hicimos y, felizmente, cada 22 de octubre hay eventos en todo el país en los que celebramos que haya una conciencia nueva sobre el tema. Esto ayuda a que podamos prevenir, y que se haya podido bajar el índice estadístico de la tartamudez en el mundo porque no solamente pudimos intervenir en la tartamudez sino que ahora se puede intervenir en la fluidez, que es la función anterior a que se distorsione con una difluencia”.

Beatriz de Touzet cuando el Padre Farinello, premiado. El sacerdote disimulaba su disfluencia con el tono pausado con que hablaba (Gentileza Dra. Touzet)

Desde ese momento en que apenas se percibe un problema en la fluidez del habla, “los pediatras ya derivan a los niños por difluencia, los padres consultan temprano, los maestros saben que, con todo lo que nos ha ayudado Wado de Pedro, hay campañas anti bullying porque no es gracioso trabarse sino que eso necesita ayuda y tratamiento”.

Orgullosa, asegura que estos logros la hacen sentir “muy satisfecha con toda la tarea realizada porque realmente es una celebración”.

“Al comienzo, no sabíamos muy bien qué celebramos, pero ahora podemos decir que se ha estudiado profundamente lo que sucede en el cerebro de una persona que tartamudea y se sabe qué sucede antes, qué sucede durante y qué sucede después de hablar. Sabemos que, en este momento, el único el único recurso confiable, y demostrado por la evidencia, es un buen tratamiento especializado que ayude a las personas: la neuroplasticidad compensatoria en el cerebro que repara e introduce en el cerebro una nueva ‘aplicación’, donde hay un Internet que no se corta nunca porque, en el fondo, se ha comprobado que la tartamudez es una falla en la conectividad, en una zona del cerebro en la que se procesa la fluidez del habla. Por esto, podemos celebrar que tenemos en el país la prevención, que tenemos docentes que ya conocen del tema, que tenemos fonoaudiólogas capacitadas en alteraciones de la fluidez. Así que esas son varias razones para celebrar este año”, finaliza.