Bajo el lema “Jóvenes en busca de Paz: construyendo armonía en nuestro interior, a nuestro alrededor y en nuestro país”, unos 150 representantes de la nueva generación de empresarios, emprendedores y trabajadores del sector privado, nucleados en el Grupo Joven de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), participaron ayer de su 32° Jornada Anual Argenthink 2023.
Durante el encuentro, los empresarios Verónica Andreani y Martín Cabrales, pensadores como Enrique Guiraud y Bernardo Bárcena, dirigentes de ACDE -su presidente, Silvia Bulla, y su directora ejecutiva, Ana Pico, entre otros-; y jóvenes líderes como Roque Romano y Matías Lanz dieron testimonio de cómo la vida en Cristo y la fe en Dios fueron la base para superar momentos de crisis como los que nos toca transitar en Argentina, en un contexto de guerra y violencia que pone en riesgo la paz mundial.
“Vinimos a hablar de paz, de futuro y de esperanza. Buscamos coherencia entre lo que somos en nuestra vida espiritual y laboral y por eso buscamos que los valores estén en el centro”, planteó Roque Romano, presidente del Grupo Joven de ACDE, ante el público que se congregó en el auditorio Plaza Galicia, de la ciudad de Buenos Aires.
Por su parte, Matías Lanz, presidente del encuentro, remarcó: “Nos damos cuenta de que la paz tenemos que construirla, en nuestro metro cuadrado. Queremos encontrar esos momentos que en realidad son oportunidades para construir paz, en las empresas, en nuestras familias.”
A su turno, Ana Pico, directora ejecutiva de la entidad, señaló que hoy los jóvenes proponen un tema que es universal y urgente, como lo es la paz, y abogó por la resolución pacífica de los conflictos que enfrentan nuestro país y el mundo.
Luego, los empresarios Verónica Andreani y Martín Cabrales compartieron un panel donde relataron sus experiencias y detallaron los momentos más difíciles que les tocó atravesar a lo largo de sus carreras como responsables de sus empresas. “En medio de la crisis de 2001, lo que desvelaba a mi padre era no tocar la nómina de personal. Él quería que su gente estuviera bien y sacrificamos un montón de cosas para no tocar a la gente. Ahí entendí la responsabilidad que tenemos como empresarios”, recordó Andreani y planteó: “En momentos como éste, quienes tenemos fe sabemos que tenemos que ponernos en los zapatos del otro: dialogar con la gente y entendernos. Tengan fe, crean. Todos podemos hacer cosas maravillosas. Nunca dejen de creer en ustedes mismos”.
Cabrales, en tanto, destacó que los argentinos ya están muy acostumbrados a las crisis. “Los empresarios debemos tener los pies sobre la tierra, pero siempre con una mirada optimista en el mediano y largo plazo”, enfatizó- Y agregó: “Lo que viene es mucho mejor que lo que pasó y los jóvenes van a ser mucho mejores que nosotros. No tenemos que tener vergüenza en decir que los empresarios creamos riqueza, porque de ahí viene el poder cumplir con nuestra primera responsabilidad social, que es crear trabajo.”
Nieves Belic, socia de ACDE, fue otra de las oradoras. Recordó la figura del empresario argentino Enrique Shaw, el venerable Siervo de Dios, fundador de ACDE, cuya figura inspira a miles de hombres y mujeres de empresa alrededor del mundo. “Enrique Shaw tenía visión: a los 20 años dijo que quería ir hacia Dios. Pero no despreciaba lo material, al igual que en la Parábola de los Talentos, sabía administrar bien”, dijo. Sobre el final de su discurso, destacó: “Shaw nos invita a la hiperconexión con Dios, anclados en el trabajo y en la familia.”
Más tarde, los expertos en liderazgo Enrique Guiraud y Bernardo Bárcena ofrecieron ideas y estrategias a los jóvenes para poder compatibilizar con éxito las exigencias del mundo del trabajo y las aspiraciones personales y familiares, tras lo cual los asistentes trabajaron dinámicas conjuntas para visualizar esos conceptos.
La última oradora del evento fue la presidente de ACDE, Silvia Bulla, quien estuvo a cargo de la reflexión final y en un emotivo diálogo con los jóvenes contó su experiencia y planteó su mirada sobre cómo encarar los desafíos que se presentan a quienes desean compatibilizar sus carreras profesionales con una vida espiritual y familiar plena. “Debemos pensarnos como constructores de paz tenemos que bucear en nuestro interior y comprender para qué estamos aquí, por qué Dios nos puso en este lugar”, dijo Bulla. Y planteó que es necesario poner mucho esfuerzo para sostener el rol fundamental que tienen las empresas: “Mantenerse vivas, con estructuras más justas e inclusivas para lograr el desarrollo de las personas a través del trabajo”.