Caso Dalmasso: entre las muestras ADN que ordenaron para hallar al asesino no está la del sospechoso de la familia

El empresario fue señalado por Marcelo, Valentina y Facundo Macarrón, además del hermano de Nora, José Dalmasso. Sin embargo, la Justicia asegura que ya se hizo el análisis hace seis años y fue desvinculado del caso. Hace poco más de dos meses, el fiscal Pablo Jávega, ordenó que se realicen más de cien muestras de ADN a personas cercanas o que tuvieron vínculo con Dalmasso, asesinada el 26 de noviembre de 2006

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Nora Dalmasso fue asesinada en 2006
Nora Dalmasso fue asesinada en 2006

Un hombre lleva 6174 días con un secreto atroz que quizá no revele nunca. Es probable que ese hombre -si está vivo- haga una vida normal, sea considerado un buen padre, buen hijo o buen amigo. ¿Lo atormentará, le causará indiferencia o placer lo que hizo el 26 de noviembre de 2006 en la madrugada?

Cuando atacó a Nora Dalmasso en su casa del Villa Golf de Río Cuarto: la violó y la estranguló con sus manos y el cinto de la bata de la mujer. ¿Sentirá arrepentimiento? ¿Mira las noticias del caso? ¿Planta pistas falsas? ¿Le dará culpa o se burlará de los cuatro hombres que fueron acusados pese a ser inocentes?

No se sabe nada del impune asesino.

Ni si tiene miedo que lo descubran. O si está convencido que pasará por la vida sin pagar nada (en el plano judicial y divino) por haber matado con odio y goce a una mujer, haber derrumbado a una familia (los padres de Nora, sus hijos menores, sus amigas, su esposo, su hermano), y burlado (de no haber recibido protección) a jueces, cuatro fiscales y centenares de policías.

Para Marcelo, Facundo y Valentina Macarrón ese hombre tiene nombre y apellido. Para José Dalmasso, hermano de Nora, también. Lo dejaron en claro en el juicio en el que fue declarado inocente Macarrón, el viudo. Fueron las sospechas de la familia: que no se investigó a un empresario y ex amigo de la familia.

Sin embargo, hay algo confuso. Hace poco más de dos meses, el fiscal de Instrucción de primer turno de Río Cuarto, Pablo Jávega, ordenó que se realicen más de cien muestras de ADN a personas cercanas o que tuvieron vínculo con Dalmasso, asesinada el 26 de noviembre de 2006 en su casa de Villa Golf. Uno de los ADN de la escena del crimen no tiene “dueño”.

Por un lado la familia sospecha del empresario, pero por el otro este hombre no figura entre los nuevos “cien” sospechosos, por decirlo de alguna manera. Éste ya se sometió a un análisis de ADN en 2017 y dio negativo. “Esto es un circo”, le dijo hace un año a Infobae este hombre, relacionado con Macarrón en una institución deportiva en la que el viudo se desempeñaba como traumatólogo.

Vale recordar que el viudo, acusado primero de asesino y al final juzgado por ser el presunto autor intelectual del crimen, y absuelto el 5 de julio de 2022, se convirtió en querellante.

Marcelo Macarrón fue juzgado, absuelto y ahora es querellante
Marcelo Macarrón fue juzgado, absuelto y ahora es querellante

“Pedimos, como siempre, Justicia por Nora. Pero las mentiras taparon eso. Acusaron a mi hijo Facundo y a mí”, dijo emocionado. Sus vecinos y desconocidos lo saludan, le regalan estampitas religiosas o artesanías y le desean que siga fuerte para luchar por el femicidio de su esposa.

La medida requerida de los ADN en cadena fue la primera reacción a la inocencia de Macarrón, después de que el caso volviera a cero.

Las personas señaladas tenían contacto con Nora, laboral o casual, o estaban cerca de la casa donde la estrangularon y violaron. Se estima que en dos semanas habrá novedades con las muestras.

“Es una primera medida que se toma con la idea de tener un mapeo para luego seguir avanzando”, aclaró el fiscal, que confía en llegar a la verdad de un enigma que lleva casi 17 años y que tuvo a unos 20 sospechosos, tres imputados y un detenido, el obrero que trabajó en la casa de Nora, “El Perejil” Gastón Zárate.

El sospechoso “familiar”

Abogado recibido con honores, destacado diplomático en el exterior, tras un paso en París, Facundo volvió a la Argentina durante el juicio con la convicción de que su padre iba a ser absuelto. No se equivocó. Fue casi un asesor de lujo para el prestigioso abogado Marcelo Brito. Y él padeció en carne propia una vida adolescente destrozada por la falsa acusación que pesó sobre él.

Ahora él y su familia mantienen un perfil bajo. Quieren que el fiscal trabaje con tranquilidad. Pero en el juicio del año pasado apuntaron al empresario.

Este hombre, desvinculado de la causa en 2017, se desempeñaba hasta un año como gerente de una empresa multinacional con sede en Miami. Cuando ocurrió el asesinato, desde el círculo íntimo de la familia de la víctima se lo señaló como su amante.

Tienen firmes sospechas de que el hombre podría no haber estado en Buenos Aires y una provincia mesopotámica al momento del asesinato, como había declarado ante el primer fiscal Javier Di Santo, de actuación por lo menos paupérrima como sus dos sucesores.

“Nunca fui amante de Nora”, le dijo el empresario a Infobae.

Valentina Macarrón contó ante los tribunales de Río Cuarto que se encontraba en Estados Unidos al momento del crimen en 2006
Valentina Macarrón contó ante los tribunales de Río Cuarto que se encontraba en Estados Unidos al momento del crimen en 2006

En el juicio, Valentina Macarrón contó ante los tribunales de Río Cuarto que se encontraba en Estados Unidos al momento del crimen en 2006 y que su padre le dijo que Nora había tenido un accidente, por lo que adelantó su vuelta a Río Cuarto.

En el aeropuerto se presentó a buscarla el empresario, lo que le pareció extraño porque no tenían “una relación cercana”. “Antes de lo que pasó, miraba mucho a mi mamá y la tiraba a la pileta ‘jugando’ y la acosaba”, expresó. Sin embargo, dijo que tras el homicidio todo cambió. “No lo vimos más, pese a que recién se había construido la casa en Río Cuarto. Él se fue. Recién 9 años después lo vimos cuando estábamos festejando un cumpleaños de mi tía en el quincho del Golf y él entró. Preguntó qué hacíamos todos los Macarrón juntos. Y yo ahí cuando lo vi me agarró como una cosa acá adentro y empecé a llorar sin parar. Afuera estaba la mujer de él, que también lloraba”, testificó.

Facundo Macarrón también apuntó al empresario. Según declaró, los días previos al homicidio sintió que su mamá no quería recibirlo ese fin de semana en el que estaría sola, ya que su hermana y su padre y también estaban de viaje.

“Cuando le dije de ir a visitarla, ella me dijo que tenía una salida con amigas. No me pareció raro porque no la agobiaba la soledad, pero me llamó la atención que no dijera de recibirme, como si tuviera otro plan. Una amiga de mi mamá me confesó que el empresario y mi mamá fueron amantes. Con el tiempo sentí que aquel viernes iban a estar juntos. Es una buena oportunidad para hacer público todo esto, siempre guardando el principio de inocencia. Esa misma amiga, Margarita, también nos dijo que él le enviaba poemas a mi mamá. En su momento encontramos un cuaderno de ella: eran manuscritos de los mismos poemas que recibía”. Eso declaró Facundo. Su tío también mencionó a ese empresario.

Macarrón, que estaba imputado por el delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal” fue absuelto. Hasta el fiscal que lo acusó, Julio Rivera, pidió su libertad, criticó a sus predecesores y apuntó a un asesino que conocía a la víctima, aunque no tenía pistas ni sospechas sobre alguien.

"Una amiga de mi mamá me confesó que el empresario y mi mamá fueron amantes", declaró Facundo Macarrón (Foto Mario Sar)
"Una amiga de mi mamá me confesó que el empresario y mi mamá fueron amantes", declaró Facundo Macarrón (Foto Mario Sar)

A lo largo del proceso pasaron los fiscales Javier Di Santo, Fernando Moine, Marcelo Hidalgo, Daniel Miralles y Luis Pizarro, quien cerró la instrucción y la elevó a juicio. Todos fallaron rotundamente. No había pruebas contra nadie.

Un allegado a la familia de Nora aclaró que esta medida se tomó hace dos meses pero se filtró por uno de los que se presentó a la prueba. Y remarcó que no son 200, sino 100. “Quisimos mantener un perfil bajo para que no se embarre la investigación. Hay un ADN masculino en el cinto de la bata sin identificar. Y los cien seleccionados surgieron de un informe del entorno socio laboral de Nora al momento del crimen, que encargó el nuevo fiscal y no la familia como querellante”.

Macarrón, Facundo, Valentina y el abogado Marcelo Brito apuntan al perfil bajo para dejar trabajar a la Justicia. “Si acompañan y consideran que es un buen primer paso, es algo que se tendría que haber hecho desde un inicio para poner blanco sobre negro en una causa que se volvió laberíntica. Lo que sí, esperan obviamente más: es decir, que de esto se pueda esbozar una hipótesis. Hay mucho todavía por hacer. Pero algo bueno puede salir”, analiza el allegado de la familia, que tiene su propio sospecha sobre un empresario que era amigo de Nora y Marcelo y que no puede ser nombrado.

El 5 de diciembre de 2006, el fiscal Javier Di Santo había pedido que se hicieran 18 pruebas de ADN “Si no aparece el asesino en esa lista, la causa vuelve a fojas cero”, dijo uno de los investigadores según el diario Puntal de Río Cuarto.

En la lista figuraban amigos, vecinos, personal que trabajaba en la casa y hasta clientes de Nora. La mujer de 54 años estaba al frente de una empresa de servicios sociales y sepelios.

La casa donde vivía Nora Dalmasso, donde fue asesinada
La casa donde vivía Nora Dalmasso, donde fue asesinada

Los sospechosos pasaron por tribunales una vez que los especialistas del CEPROCOR (Centro de Excelencia y Procesos Córdoba) establecieron el patrón genético del semen encontrado en el cuerpo de la víctima.

Las 18 personas estuvieron imputadas en la causa, no procesadas. Así lo establece el artículo 306 del Código Procesal Penal de la Provincia que contempla la figura de “homicidio simple en grado de sospecha menor”.

Bajo este cargo estuvo Rafael Magnasco, relacionado a la política y con un cargo en la Secretaría de Seguridad de Córdoba. Pero los resultados favorecieron a las 18 personas.

Un caso en el laberinto

El caso Dalmasso rompió de raíz un viejo axioma según el cual la escena del crimen es un sitio sagrado que contiene el último instante que un asesino y su víctima sellan para siempre.

Lo que Edmon Locard llamó la “ley del intercambio”: a la víctima le queda algo impreso e imperceptible del asesino. Y el asesino se lleva la marca de la víctima.

Pero en la habitación de Nora, la escena del crimen se convirtió en una especie de museo del horror: por ese lugar desfilaron 23 personas, desde la empleada doméstica hasta el cura de la familia, que tapó el cuerpo de la mujer por una cuestión de pudor. Nora fue hallada desnuda.

Antes que todos ellos, por ese lugar desfiló el asesino. Un asesino, hasta ahora, en las sombras. Que pudo haber esperado a Nora adentro de la casa para sorprenderla o atacarla, o quizá llegó después que ella. Nora había pasado la noche con amigas mientras su marido Marcelo Macarrón jugaba con un grupo de amigos un torneo de golf en Punta del Este.

Para el forense Osvaldo Raffo, recientemente fallecido, Nora Dalmasso se trabó en lucha con el agresor. Y fue golpeada, desvanecida y luego estrangulada con el lazo de su bata y con las manos. El asesino ejerció una fuerza de 15 kilos durante tres a cinco minutos.

Hasta se habló de un sicario colombiano. En un momento, una fuente judicial se refirió a una denuncia anónima que hablaba de la presencia de un “extraño hombre colombiano que fue visto en un bar la noche del crimen”.

El anterior fiscal, Daniel Miralles, había ido más lejos. Por un cabello y por restos de semen, que se correspondían con el ADN de Macarrón, ideó su propia hipótesis: que el viudo se tomó un avión “fantasma” que no dejó registro, entró en su casa, tuvo sexo con su esposa y la ahorcó con el lazo de la bata y con sus manos.

Marcelo Macarrón fue absuelto el 5 de julio de 2022
Marcelo Macarrón fue absuelto el 5 de julio de 2022

La madre de Nora le dijo al diario El Puntal: “Una persona sola no ha sido, ha venido bien planificado. La mató o la mandó a matar una mafia, como un clan. Alguna cosa sabría ella. Mi yerno estaba con toda esa gente en asados y comilonas”.

Más allá de su enigmática frase, la familia de Nora, en un principio, sospechó de los albañiles. Ahora apuntarían a uno de los presuntos amantes de la mujer.

El primer fiscal del caso, Javier Di Santo, se apartó de la causa sin ningún resultado. Sin ninguna prueba (ni siquiera los ubicó cerca de la escena del crimen), mantuvo dos imputaciones incompatibles. Acusó a Facundo Macarrón y al albañil Gastón Zárate.

Lo insólito es que al hijo de Nora le atribuyó un móvil pasional: dedujo que había entrado en la casa con sus llaves (después de manejar bajo la lluvia 230 kilómetros desde Córdoba) y que había manoseado a su madre. Al llamado “perejil” del caso, lo acomodó a otra hipótesis: lo consideró un hombre obsesionado con su patrona. El móvil era el robo y cree que entró por la ventana con “andar felino”.

A diferencia de Facundo, el fiscal interpretó que el obrero había violado a la víctima con acceso carnal. Lo insólito es que el crimen no pudo haber sido cometido por los dos. Era uno o el otro. Y la falta de pruebas demostró que lo más probable es que no hayan sido ninguno de los dos.

Facundo y Valentina sostuvieron sus sospechas sobre el empresario en pleno juicio. “Están basadas en muchos indicios que siempre expresamos en la investigación y que hoy en el juicio se están agrandando, con testimonios espontáneos que plantean dos de sus amigas que vinieron expresamente a defenderlo y lo hunden más. Las que se dicen ‘amigas’ de mamá y no dudan en hundir a sus hijos con mentiras y difamaciones. Imagínense que a ninguna madre con hijos le gustaría tener amigas así. Nuestro planteo no es que el empresario ‘es el culpable’ sino, que ‘nunca se lo investigó’ como al resto de los mortales, como al pintor (Gastón Zárate) y a mí, que estuvimos casi seis años imputados por delitos distintos, o a mi padre que estuvo hasta hace poco. El fiscal (Daniel) Miralles especialmente se encargó de diligenciar toda la prueba para terminar de desvincular a este hombre, aún cuando había muchos más elementos para imputarlo a él como autor que a mi padre en el vuelo fantasma dese Uruguay esa fatídica noche”.

Daniel Miralles, también de fallida labor (el mismo fiscal de juicio, Julio Rivero, criticó a sus predecesores), sostenía que Macarrón había tomado un avión fantasma de Punta del Este, donde jugaba un torneo de golf, para matar a su mujer y volver. Quien lo reemplazó, el fiscal Luis Pizarro (otro fiscal cuestionado), dijo que no hubo avión ni crimen material. Sino por encargo.

Ninguno de los dos llegó a la verdad.

¿Se llegará ahora?

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