Tuvo cáncer de mama, se operó y temía no ser madre, pero nació Elena y cumplió el sueño de amamantarla

Agustina Clemente se encontró un bulto en la mama a los 28 años y pese a que los médicos lo desestimaron, gracias a su insistencia por saber de qué se trataba, descubrieron que era el tipo de cáncer de mama más agresivo. El camino que realizó para cumplir el sueño de ser mamá y alimentar a su beba

Agustina Clemente

A los 28 años, Agustina Clemente se palpó un bulto en la mama izquierda, pero nadie creía que eso era “algo malo”, aunque su intuición así lo decía. Claro, a esa edad, no hay estudio que el sistema médico tenga previsto para detectar el cáncer de forma temprana porque la mamografía recién llega a los 40 años.

Soñaba con ser mamá y por temor a que la quimioterapia no se lo permitiera, criopreservó sus óvulos antes de operarse e iniciar el tratamiento para darle batalla a la enfermedad que afectó a su madre cuando tenía 46 años y que también lo venció (hoy tiene 70 años).

Era 2018 cuando me diagnosticaron cáncer de mama. Luego de encontrarme un bulto y de mucho insistir mucho a los médicos, que por mi edad no creían que fuera algo malo, me hicieron una punción y dio ‘cáncer de mama triple negativo’. Me operaron y transité 16 quimios y 33 rayos”, resume la periodista, docente y creadora del perfil de Instagram @wikicancerarg desde el cual concientiza sobre la importancia de diagnósticos precoces, comparte experiencias y erradica el concepto de “cáncer” asociado a “muerte”.

Hace poco menos de un año se convirtió en mamá de Elena y cumplió el sueño de amamantarla: “Nació el 29 de octubre de 2022 y pese a que soñaba poder amamantarla, estaba llena de miedos: ¿Podría después del cáncer?, me cuestionaba. Leí muchísimo y evidencié que, en la mayoría de los casos, era posible, siempre y cuando no estemos con terapia hormonal o medicación que pueda afectar al bebé”, aclara.

Agustina Clemente antes, durante y después del cáncer

Gracias a su insistencia supo que estaba enferma

La que la atendió fue el mismo mastólogo que atendía a su mamá. “Le insistí tanto para que me mandara a hacer un estudio que me mandó hacer una ecografía y salió una categorización que hace el técnico en imágenes que significa que es un 98% benigno, pero como yo soy muy joven y me tocaba ese bulto que parecía una canica, le insistí por ese 2%, no porque pensé que podía ser cáncer, porque yo tampoco sabía que podíamos tenerlo a esas edad, sino porque quería descartarlo todo y saber qué era, en realidad”, cuenta.

Su insistencia le sirvió. “Logré que me punzaran después de medio pelearme con el médico para descartar ese 2% de posibilidad de que no fuera algo benigno y el 9 de agosto del 2018 llegó el resultado de la biopsia: era un carcinoma infiltrante y parecía que por lo poco que decía esa punción que era bastante agresivo. Al día siguiente fui a ver al médico, que me operó a los 20 días debido a la gravedad”.

Luego de la cirugía, un nuevo informe aportó más datos, el informe inmunohistoquimico, y ahí supo que había distintos tipos de cáncer y ella tenía el más agresivo, el cáncer de mama triple negativo.

Antes de la cirugía

“Es un cáncer que no se alimenta de hormonas ni de la proteína HER2, por lo tanto, no se sabe por qué se desarrolla. Supe que el tratamiento iba a ser súper agresivo porque al ser inespecífico, después de la cuadrantectomía, porque me sacan un cuadrante de la mama, no toda la mama, siguieron las 16 quimioterapias y después 33 sesiones de rayos”.

Fue antes de comenzar la quimioterapia que habló con el médico sobre la fertilidad. “Quería ser madre y me dijo que hiciera lo que pudiera, que tenía 20 días para hacerlo y como sabía que muchas mujeres en edad fértil podían perder la fertilidad luego un tratamiento oncológico decidí optar por la criopreservación”.

Aunque no ejerce como periodista, el don de la investigación y el querer saber siempre más lo lleva muy bien a la práctica, pero ese camino la hizo darse cuenta de que falta mucha información sobre el tema. “Eso hizo que yo pasara muchos meses de incertidumbre, mucho miedo y demás. Estoy convencida de que la información ayuda a transitar esta enfermedad de mejor manera, pero no podía obtenerla porque no me la daban, porque los médicos preferían no hacerlo y empecé a investigar”.

Sola supo que hay distintos tipos de cáncer de mama y con ese dato se unió a un grupo de pacientes. “Había otras mujeres que también tenían cáncer de mama y a una le habían sacado toda la mama, otra no hacía quimio, y así. Todas teníamos diferentes tratamientos y quería saber por qué yo tenía el tipo de cáncer más agresivo, porque quedé pelada”.

Todo ese camino y búsqueda constante de respuestas e información la hizo ganarse el apodo “la Wikipedia del cáncer”. “Así fue como surgió el Instagram @wikicancerarg, que es el que manejo hoy y tiene el objetivo de acompañar a pacientes, para que ninguna se sienta sola, pero sobre todo, busca informar porque estoy convencida que la información nos posiciona de otra manera frente al diagnóstico tan adverso que nos tocó”.

Agustina junto a su pareja y Elena

La llegada de Elena

Poco antes de la llegada del diagnóstico, Agustina y su pareja estaban comenzando a buscar un bebé. Hacía tres años convivían y ya quería formar su familia.

“Con ok de los médicos y con los controles al día y demás, me autorizaron a buscar un embarazo y pude gestar naturalmente. Hoy soy madre de Elena que el 29 cumple su primer añito”.

Desde la concepción hasta el nacimiento, la duda era si podría o no darle su propia leche. “Los primeros días en la clínica fueron difíciles. Con pezoneras y casquillos, me dieron el alta y logré amamantarla de ambas mamas. Verla tomar de la mama que estuvo enferma fue muy loco, pero cada vez que se prendía a la mama izquierda (la operada) me generaba un dolor muy molesto. Intenté muchas veces y decidí, luego de hablar con muchos profesionales y con el ok de la pediatra, darle solo de la mama derecha”, aclara. Elena sigue tomando la leche de su madre “y está creciendo súper bien”, asegura feliz.

Agustina Clemente

Vivir cada día esa experiencia que tanto anhelaba la sigue emocionando. “Es para mi uno de los regalos más importantes que me dio la vida. Me costó un montón lograrlo y más allá de los beneficios de amamantar, que son un montón porque reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama, genera alta protección para la salud ósea, entre otros; las que fueron madres y amamantaron saben que ese momento es único. Las miradas, las caricias, los sonidos, los silencios”, admite emocionada.

Sobre el final, reflexiona: “El diagnóstico de cáncer muestra que somos finitos y eso es terrible. Si bien todo el mundo sabe que somos finitos, nadie se lo pone a pensar hasta que llega ese diagnóstico. Lo que considero que debe cambiar y urgente es que haya que esperar hasta los 40 años para hacerse una mamografía y si tenés una familiar con ese tipo de cáncer, te dicen que consultes 10 años antes del diagnóstico de ella... Imaginate que mi mamá lo tuvo a los 46, me correspondía consultar a los 36 y recién tengo 33 y tuve cáncer a los 28 años...”.

Según cuenta, hay un aumento de casos en mujeres jóvenes con este tipo de cáncer. “Se está evaluando comenzar con los controles entre 25 y los 30 años. Yo me hacía ecografía mamaria desde los 20 y el tumor me salió entre control y control, así que tampoco me sirvió. Lo que sí me salvó fue la autoexploración mamaria. Así que les pido, mujeres: si no te mandan controles porque no entrás en la edad, por lo menos tócate las tetas, a ver si tenés algo”, finaliza.