Campesinas y científicas, originarias y villeras, empresarias y estudiantes, comunicadoras y trabajadoras de la salud, organizadas y sueltas, feministas vitalicias y las recién asumidas, encuentreras experimentadas y novatas, las que llegaron desde lejos y las que estuvieron en un santiamén; reunidas en aulas o en círculos al aire libre dando debates y compartiendo estrategias de visibilización y de lucha. Más de 70 mil mujeres y disidencias fueron protagonistas, otra vez, de un evento único en el mundo: el 36 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries.
Pero al interior de ese enorme evento excepcional se dan otros pequeños-grandes momentos. Acciones que finalmente se concretan en el marco de los Encuentros, pero que requirieron de andares previos y, sobre todo, de aprender al andar.
A la vera del lago Nahuel Huapi, el bloque intersindical feminista montó un pecherazo. Yamile Socolovsky, Secretaria de Género de CTA-T, comparte el tras bambalinas de la escena performática que incluyó el jingle “La cumbia de la unidad”.
“Me parece que es muy importante observar y valorar nuestro recorrido, porque ha implicado e implica reunirnos permanentemente, discutir, encontrar síntesis, ponernos de acuerdo. Es decir, nuestro modo de presencia en la calle requiere de un fuerte trabajo de organización, de generación de dispositivos de cuidado, de construcción de pronunciamientos comunes. Y lograrlo da cuenta de una capacidad política sindical superlativa y de la convicción que tenemos de que la unidad es fundamental y estratégica para conquistar derechos y defenderlos. Sabemos que nos necesitamos las unas a las otras”.
Organización colectiva y generación de redes y lazos, misma “receta” siguieron las 250 mujeres que viajaron desde Ushuaia hasta Jujuy para participar del Encuentro en Bariloche en representación de La Poderosa, una asociación villera de base que surgió hace ya catorce años.
“Cocinamos empanadas, pollos, vendimos rifas, hicimos de todo para poder pagar pasajes que según las zonas nos salían 35 mil pesos por compañera. Encima, como en nuestros barrios la urgencia es permanente las rifas se usaban para otras cosas. Recién en las últimas tres semanas le metimos el envión final para poder garantizar los micros. Precisamente por esa falta de plata, además, es que tuvimos que plantear adentro de nuestras asambleas quiénes iban a poder estar en el Encuentro. No es fácil decirle a una vecina que no va a vivir semejante experiencia porque no hay plata y porque los gobiernos no han gestionado nada para este lado. Pero hicimos el esfuerzo, nos pensamos entre todas y entendimos que había que priorizar a las compañeras que se están formando políticamente y que quieren dar un salto como referentas en sus territorios. Obviamente, cuando volvamos a nuestras villas, todas y todos van a saber qué pasó acá y de ahí vamos a seguir construyendo”, cuenta María Claudia ˋla Negra´ Albornoz, mientras almuerza con las otras Poderosas la vianda de arroz que también gestionaron de forma autónoma.
No es la primera vez que las voces de las mujeres de los barrios populares participan de los Encuentros Plurinacionales. Pero para este año se propusieron una participación diferente.
Así lo explica Albornoz: “Decidimos no ir a los talleres, sino que armamos asambleas para que nos vean. Creemos que cuantas más nos sentemos al aire libre a charlar y a intercambiar, más aprendemos nosotras de otras compañeras y de otros recorridos feministas, y más nos escuchan y nos conocen a nosotras. Queremos que nos vean, que se sepa que estamos peleando por el salario de las cocineras comunitarias, que nos reivindicamos como trabajadoras porque le damos de comer a 10 millones de personas cada día. Queremos que nos reconozcan porque no hacerlo es una forma de racismo”.
En la otra punta de la ciudad también habla de racismo Betiana Oyarce Lemunao, parte de la organización Txafkuleiñ. El racismo se impuso en la agenda de Bariloche, tierra de mujeres mapuches.
“El racismo sigue operando en esta sociedad sobre nuestras cuerpas, sobre nuestra ideología, nuestras costumbres y prácticas culturales. Por eso es muy significativo el Encuentro Plurinacional en nuestro territorio, para que empecemos a trabajar la solidaridad, la sororidad y empatía desde lugares verdaderos, concretos. Que las mapuches tengamos los mismos derechos que tienen todas, que podamos convivir verdaderamente como pares. Que se termine el racismo”.
Acciones pequeñitas que dan vida a la acción feminista más grande del globo. Feminismos como campos históricos de saberes, como caja de herramientas, como un reservorio dinámico de estrategias y “haceres” políticos (individuales y especialmente colectivos) a la mano de cualquier batalla. La confirmación de mancomunar fuerzas, de tomar “tips” para avanzar y conquistar derechos... en los sindicatos, en las villas, en las comunidades originarias, en las camas, en las aulas, en las plazas, en las casas, en las calles… en cada espacio que habitamos.