Nuestra Señora del Rosario: la batalla que originó la festividad y los rosarios que existen en diferentes credos

El Papa Pio V estableció el 7 de octubre como la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, que años más tarde se convertiría en la fiesta de la Virgen del Rosario. El sumo pontífice impulsó la oración del rosario: lo rezó largamente en los meses previos a la contienda naval contra el imperio otomano y ordenó que los soldados lo rezaran antes de entrar en acción

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virgen Nuestra Señora del Rosario
virgen Nuestra Señora del Rosario

Las oraciones repetidas aparecen desde los primeros siglos del cristianismo y de muchas otras religiones. Son oraciones mántricas en las cuales mediante la repetición de cierta palabra o frases, la mente trata de enfocar la atención en la palabra. Este acto ayuda a reducir y hasta eliminar por completo, o casi por completo, los pensamientos que surgen constantemente en la mente, para lograr un estado de serenidad y claridad mental que nos acerca a un grado de espiritualidad elevado, desprendiéndonos de toda preocupación.

Según la “Enciclopedia Católica”, el rosario (del latín medieval rosarium, y este del lat. Rosarium: rosaleda) puede haber comenzado como una práctica de los laicos para imitar al monacato cristiano en el rezo de la liturgia de las horas, durante el transcurso de la cual los monjes rezaban los 150 salmos diariamente. Y los laicos rezaban 150 avemarías.

El rosario católico y los otros “rosarios” de otras religiones están basados en un sistema de cuentas con bolitas, que van corriéndose a cada oración recitada.

La iglesia ortodoxa posee el komvoskhini, rosario ortodoxo, que es un lazo trenzado de nudos, por lo general realizado con lana o con cuentas de madera que se usa para mejorar el seguimiento del número de rezos. Lo que se reza en estos rosarios se llama “la oración de Jesús” o “la oración del corazón”. Esta oración puede variar según la tradición ortodoxa a la cual pertenece el fiel, pero el fin es el mismo: ir adentrándose poco a poco en un estado de meditación profunda.

El rosario que usa la
El rosario que usa la iglesia ortodoxa, el komvoskhini

Esta oración dice: “Señor, ten misericordia” su forma más simple, hasta el “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador”. En el Monte Athos se prefiere el “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí”. En referencia a la oración en sí, podemos leer de San Isaac, el sirio: “Cuando el Espíritu habita en un hombre, él no cesa de orar, porque el Espíritu, constantemente, orará en él. Entonces, la oración no se cesará de su alma, ni cuando duerme, ni cuando se despierta, sino que cuando come y cuando bebe, cuando se sienta o cuando hace cualquier trabajo, incluso cuando está sumido en el sueño, los perfumes de la oración se derramarán en su corazón, espontáneamente”. (Tratados Místicos, editados por Wensinck, p. 174).

También existen “rosarios laicos” sin connotación religiosa, por ejemplo el komboloi en Grecia, que proviene de los utilizados por los monjes del Athos. Suelen ser un pasatiempo, un método relajante de control del estrés y como posible método para el control de la ansiedad. Estos “rosarios laicos” también se utilizan en el Líbano, Chipre, y en todo medio oriente.

Un komboloi griego
Un komboloi griego

Los hindúes, budistas y sijistas también poseen sus rosarios, que son llamados “japamālā”. Estos tienen 108 cuentas esféricas, generalmente de madera y se recita en ella los nombres o nombre de alguna deidad. El fundador de los Hare-Krishna, Prabhupada, en una carta del 6 de enero de 1972 reflexiona al respecto sobre la meditación del japamālā: “La japamālā se debe cantar temprano en la mañana con completa concentración, de preferencia durante las horas del brahma muhurta (que comienza 96 minutos antes del amanecer, y dura 48 minutos). Concéntrate por completo en la vibración sonora del mantra, pronunciando cada nombre claramente”. En el budismo, el rosario de 108 cuentas está hecho de diferentes materiales unidos una especie de “collar” que se coloca ya sea en el cuello o en el brazo izquierdo, y a diferencia del rosario católico que últimamente ha sido utilizado como collar o adorno, despojándolo de todo simbolismo sagrado, el rosario budista solo es utilizado como instrumento de oración.

Un japamālā hindú hecho con
Un japamālā hindú hecho con cuentas de madera

En el islam también hay un contador de rezos llamado masbaha o misbaha. En general se trata de una ristra circular de 33 o 99 cuentas rematada por una borla. El número de sus cuentas tiene relación con la recitación de los 99 nombres de Dios, aunque se usa para otros tipos de oraciones como ser la invocación repetida de uno solo de los nombres de Dios o la repetición de fórmulas como: subḥān Allāh («Dios es sublime») al-ḥamdu li-llāh (alabado sea Dios) o Allāhu ʾakbar («Dios es más grande»), pronunciada cada una de ellas 33 veces.

Un mibasha islámico (Photo by
Un mibasha islámico (Photo by Eric Lafforgue/Art in All of Us/Corbis via Getty Images)

El rosario católico fue una invención para los laicos analfabetos que copiaban el rezo de la liturgia de las horas. Esta tradición hunde sus raíces en el siglo IX, cuando el modo de honrar a la Virgen María en Oriente comienza a ser conocido en Occidente. Se trata de la repetición de aclamaciones y alabanzas que aparecen en el Evangelio de Lucas, el saludo del ángel Gabriel a María en Lucas 1, 26-28, y el saludo de Isabel a María en Lucas 1, 42, hasta conformar el “avemaría” junto con un rico conjunto de himnos y oraciones propias de las liturgias orientales. Entre las influencias más destacadas se encuentra la traducción al latín del Akáthistos a la madre de Dios, un himno de la liturgia oriental griega de finales del siglo VI que medita sobre el misterio de la maternidad divina de María, pero a los fieles o hermanos que no eran sacerdotes ni monjes se les enseñó una práctica más sencilla: la de recitar 150 avemarías. Esta devoción tomó el nombre de «Salterio de la Virgen».

Rosario católico
Rosario católico

Santo Domingo de Guzmán fue el gran promotor y propulsor de esta devoción fue utilizada por los miembros de la orden por él fundada: la orden de los Predicadores, más conocidos como los “dominicos” para llevar a cabo una re-evangelización católica de las regiones que se habían unido a la reforma protestante.

El momento de mayor injerencia de esta práctica de oración del rosario católico ocurrió el 7 de octubre de 1571 cerca de la ciudad griega de Náfpaktos (en italiano: Lepanto). Ese día se enfrentaron la armada del Imperio otomano contra la de una coalición católica, llamada “Liga Santa” formada por el imperio Español, los Estados Pontificios, la serenísima república de Venecia, la orden de Malta, la república de Génova y el ducado de Saboya, dado que el imperio Otomano amenazaba con invadir toda Europa y del mismo modo que había hecho con Santa Sofía de Constantinopla, convertir san Pedro del Vaticano en mezquita y a todo el contiene al islam.

La batalla de Lepanto, que
La batalla de Lepanto, que enfrentó a las armadas otomanas y cristianas

Nosotros la conocemos como “la Batalla de Lepanto”. Y el gran maestro de la lengua castellana Miguel de Cervantes Saavedra fue conocido luego como “el manco de Lepanto” por el hecho que peleó en esta batalla fue herido en su mano izquierda.

Durante el transcurso de esta feroz ofensiva ocurrieron algunos hechos por demás extraños. Ese día de otoño boreal, cuando don Juan de Austria (hijo ilegítimo del rey Carlos I de España fue admitido como miembro de la familia real española siendo militar y diplomático durante el reinado de su hermanastro Felipe II) se dispuso a comenzar la batalla, “amaneció como un día de verano, la mar en calma, y con tan poco viento que las galeras turcas tuvieron que utilizar los remos. Cuando los turcos abrieron fuego de artillería contra `La real´ de don Juan, los tres erraron. Pero cuando devolvió el fuego de artillería, acertó en la nave capitana de los turcos, causando un daño enorme”.

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1615),
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1615), el creador del Quijote, que luchó en Lepanto y fue herido en una mano. Por eso recibió el apelativo de "El manco de Lepanto"

Antes de la batalla el Papa Pio V impulsó la oración del rosario: lo rezó largamente en los meses previos al encuentro naval y ordenó que los soldados lo rezaran en Lepanto justo antes de entrar en acción. El 6 de octubre había convocado en la basílica de santa María la Mayor un rosario público para pedir por el éxito de la empresa. Pero algo ocurrió el día 7 de octubre en Roma exactamente al mediodía, cuando en Lepanto era el momento de mayor fragor de la contienda. Pio V estaba reunido con el tesorero pontificio Donato Cesis, de pronto cortó la conversación, abrió una ventana y se puso a mirar al cielo. Entonces le dijo al tesorero: “vaya con Dios. No es ésta hora de negocios, sino de dar gracias a Jesucristo, pues nuestra escuadra acaba de vencer. Hemos vencido en Lepanto” y mandó hacer tocar al vuelo a todas las campanas de las iglesias de Roma, porque estaba seguro de que los cristianos habían vencido. Y así fue, la noticia llego a Roma dos semanas después. Convengamos que Lepanto está a más de mil kilómetros de Roma y en 1500, no había whatspp.

Asimismo, la Beata Catalina de Cardona, mientras rezaba el rosario a las doce del mediodía de ese día, en la casa de la Princesa de Éboli doña Ana Mendoza de la Cerda en España, interrumpió la oración bruscamente y fue hacia una venta y exclamó: “Señor, el viento no nos es favorable si no lo calmas o mudas, como estaba al comienzo de la contienda, perderemos la batalla…” y luego de un rato, regresó y continuó rezando pero dando gracias por el triunfo. Este hecho está narrado en las memorias de la Princesa de Éboli.

El Papa Pío V, que
El Papa Pío V, que ordenó rezar el rosario antes de Lepanto y tuvo la premonición del triunfo de la armada católica

Pio V, a su muerte, será canonizado. El mismo san Felipe Neri hace referencia al hecho del presentimiento del triunfo en Lepanto por el Papa, luego confirmado. El Papa vio que la mano de la Virgen otorgó la protección a los cristianos en esa refriega e incluyó en las letanías lauretanas una invocación nueva, “Auxilio de los Cristianos” y estableció el 7 de octubre como la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, que años más tarde se convertiría en la fiesta de la Virgen del Rosario. León XIII, cuya devoción por esta advocación hizo que fuera llamado el papa del Rosario, escribió nueve encíclicas referentes a esta devoción y consagró el mes de octubre a este acto de piedad, incluyendo el título de Reina de Santísimo Rosario en la letanía de la Virgen.

En nuestro país, infinidad de ciudades y pueblos poseen el nombre de Rosario, como así personas, hombres o mujeres, llevan este nombre. Como hemos visto, esta práctica es muy común a muchas religiones, y más allá de los prodigios que se cuenten, su oración podría elevar a quien lo reza a una meditación despojada de toda preocupación mundana para aliviar el espíritu, fortalecer la mente y poder sobrellevar el “terrible cotidiano”.

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