Esta semana, la ciudad francesa de Marsella fue testigo de un emocionante reencuentro. Un loro gris de Gabón, también conocido como loro Yaco, fue hallado tres años después de haber sido robado a su dueño, un oficial perteneciente a la Policía Municipal del distrito.
La historia se remonta a 2020, cuando un ladrón ingresó al hogar del agente y se llevó al ave que era su compañero y mascota. Desde entonces, el hombre nunca cesó en su búsqueda y mantuvo viva la esperanza de que algún día volverían a encontrarse. “Si algún día lo ven, probablemente dirá su nombre, Jako”, repetía con determinación. Fue premonitorio.
Según información de los sitios franceses Var-Matin y La Provence, la oportunidad de ese reencuentro llegó el miércoles 28 de septiembre de 2023, cuando un equipo de la Policía municipal realizaba su patrulla diaria en las inmediaciones del distrito 2° de la ciudad portuaria. Durante su recorrido, descubrieron una jaula abandonada en una vereda ubicada en la calle Charles-Plumier. En su interior había un ave ofrecida a la venta.
Uno de los efectivos, amante y conocedor de la ornitología, sospechó que algo no estaba bien.
El Gris de Gabón, o loro gris africano, es una especie de ave que se comercializa de manera ilícita a un precio cercano a los 2.000 euros por ejemplar, a pesar de que su venta está estrictamente prohibida debido a su estatus de especie protegida, de acuerdo con la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Sin embargo, lo que dejó perplejos a los agentes fue que apenas se acercaron a la jaula, el animal comenzó a repetir incansablemente su nombre: “¡Jako! ¡Jako!”. Fue este comportamiento el que confirmó sus sospechas: se trataba de la misma ave que había sido robada tres años antes a uno de sus compañeros de trabajo.
Siguiendo los protocolos establecidos, el loro fue incautado inmediatamente por orden del oficial de investigación criminal y entregado a una asociación dedicada a la protección de especies en peligro. La identidad del pájaro se confirmó rápidamente. Era, sin lugar a dudas, el mismo sustraído en 2020.
El reencuentro entre el agente y Jako tuvo lugar la noche siguiente al hallazgo, y para sorpresa de todos los presentes, el loro volvió a pronunciar su nombre al ver a su dueño.
En 2016, los países miembros de la CITES tomaron la decisión de prohibir el comercio internacional de loros grises africanos nacidos en libertad, una especie altamente requerida como mascota debido a su capacidad para imitar numerosos sonidos, incluyendo la voz humana. Esta medida fue impulsada por Gabón, Costa de Marfil y otros cinco países africanos, así como por la Unión Europea, y recibió el respaldo de diversas organizaciones no gubernamentales, como BirdLife y WWF, entre otras. La votación tuvo lugar en Johannesburgo, Sudáfrica, y obtuvo 95 votos a favor y 35 en contra.
Esta medida se incluyó en el Apéndice I de la CITES, que abarca la protección de las especies que enfrentan el mayor riesgo de peligro dentro de la fauna y flora silvestres.
Hasta ese entonces, la venta de loros grises africanos era legal. Sin embargo, a partir de ese momento, se restringió la comercialización de cualquier loro gris capturado o nacido en libertad, permitiéndose únicamente la venta de aquellos loros que hayan nacido en criaderos autorizados o cuya importación se realice con fines no comerciales, como la investigación científica, según información de los sitios ABC y La Vanguardia.