Iom Kipur, conocido como el Día del Perdón, empieza este domingo 24 de septiembre con la puesta del sol. Este día remonta su origen hace 3300 años.
Es el Día de la Expiación, cuando la colectividad se reúne y pide perdón tanto a sus semejantes como a Dios. Se trata de una jornada de profunda reflexión en la que se cumple un ayuno completo y se analizan los actos llevados a cabo durante el año que culmina, en busca de la purificación para ser inscriptos en el libro de la vida.
Durante este día, y hasta la aparición de la primera estrella del lunes 25 de septiembre, la comunidad judía se reúne a pedir perdón y a reflexionar en profundidad. Para ello, se cumple un estricto ayuno y se hace un análisis de lo realizado durante el año que pasó antes del Rosh Hashaná (año nuevo) para que, luego de la purificación, uno pueda ser anotado en el Libro de la Vida.
El ayuno dura alrededor de 26 horas. Allí la comunidad deja de preocuparse por cosas mundanas para ocuparse de las cosas importantes que los enaltecen como humanos y los elevan a otras categorías espirituales.
En esos momentos, está prohibido calzar zapatos de cuero, untarse el cuerpo con cremas, bañarse y tener relaciones íntimas. El rezo más sagrado de esta jornada es el Neilá, que tendrá lugar el domingo por la noche. Para ello se coloca un talit, un manto de oración cuadrado, que es usado por única vez en la tarde en esta ocasión.
A veces mencionado como el “sabat de los sabats”, Iom Kipur es considerado un día de reparación en la religión judía. Se realiza en el mes de Tishrei del calendario judío y es celebrado en todas partes del mundo.
En concreto, es un día para reflexionar sobre el año pasado y pedir perdón por los pecados. Todo el período entre Rosh Hashaná y Yom Kipur se conoce como los “Días de Arrepentimiento”: un periodo en que los judíos se comprometen a no repetir los errores del pasado.
Esta celebración se remonta a más de 3.300 años atrás, cuando luego de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, Dios le entrega la Torá a Moisés en el Monte Sinaí. La gente se impacientó porque no regresaba y adoró a un becerro de oro. Cuando Moisés descendió, los idólatras fueron castigados y comenzaron un lapso de tiempo para recomponer la relación con Dios, que duró hasta el décimo día de Tishrei.
“Los días cercanos a Iom Kipur la mirada se vuelve hacia nosotros mismos”, señala el rabino Eliahu Hamra. Y añade que “por un lado, realizamos un exhaustivo examen de conciencia, dedicamos nuestro tiempo a la introspección, analizamos a fondo nuestras acciones y, finalmente, pedimos perdón por los errores que cometimos”.
Además, algunos visten de blanco como símbolo de pureza y muchos se abstienen de usar maquillaje o perfume y bañarse. Los niños menores de 13 años y las niñas menores de 12, y las personas enfermas de gravedad o embarazadas no están obligados a ayunar.
“En este día sagrado, además de conectarnos con el aspecto más profundo de la vida, también honramos a las personas que ya no están entre nosotros. Encendemos una vela por su memoria y pedimos por la elevación de sus almas”, resaltó el rabino.