Rosh Hashaná: las tradiciones de la comunidad judía para celebrar la llegada del año nuevo

Se festeja la llegada del año 5784 de su calendario. La ejecución del Shofar es el principal cumplimiento que se debe realizar en el marco de esta celebración. Se trata de un instrumento simple y primitivo, hecho con el cuerno de un carnero. Las reflexiones de dos rabinos sobre el tema

Rosh Hashaná, también conocido como Iom Hadin (Día del Juicio), alude al momento en que fue creado el mundo y evoca la creación de Adán y Eva, primer hombre y primera mujer y, a partir de esto, se realizan plegarias por la felicidad del género humano y por la paz universal

Rosh Hashaná es la festividad que celebra el año nuevo judío y comenzará con la primera estrella de la tarde de este viernes 15 de septiembre hasta la tarde del domingo 17, cuando finalizará la celebración. En este tiempo, los judíos llevan a cabo un momento de meditación e introspección para poder autoexaminarse, hacer un balance de los actos y las acciones realizadas y rectificarse a partir de plegarias de arrepentimiento. El toque del Shofar es el momento más importante en esta festividad y simboliza el clamor del pueblo judío a Dios de reconocerlo como Creador y Rey Eterno.

Este año, la comunidad celebra el año 5784 de su calendario. Rosh Hashaná (que significa “Cabeza del Año”) es uno de los días más importantes en el calendario judío y comienza con el 1º de Tishrei. En él se se hace un balance del año que pasó y se planean los actos para el año que vendrá.

Rosh Hashaná, también conocido como Iom Hadin (Día del Juicio), alude al momento en que fue creado el mundo y evoca la creación de Adán y Eva, primer hombre y primera mujer y, a partir de esto, se realizan plegarias por la felicidad del género humano y por la paz universal.

El rabino Isaac Sacca explica la festividad judía

El 1º de Tishrei es el primer día de un nuevo año y marca el comienzo de un período de diez días (Aseret Iemei Teshuva). Se trata de un tiempo de autoexaminación y de contrición espiritual. Es un tiempo en el que Dios convoca a deshacerse de vicios, prejuicios, librarse de lo que no corresponde y de lo que entorpece el camino que lleva a Su persona para lograr rectificarse y vivir de acorde a Su ley. Este período culmina en Iom Kipur, el Día del Perdón.

Rosh Hashaná celebra al hombre libre, a aquel que se siente moralmente responsable no sólo por lo que hizo, sino también por lo que dejó de hacer. Es un punto de inflexión entre el año que pasó del cual se expían las culpas, y el año venidero con la esperanza de poder mejorar.

El rabino Tzvi Grunblatt explica las claves del año nuevo judio

La ejecución del Shofar es el principal cumplimiento que se debe realizar en el marco de esta celebración. El Shofar es un instrumento simple y primitivo, hecho con el cuerno de un carnero, rememorando al carnero que Abraham sacrificó en lugar de su hijo Isaac, luego de haber estado dispuesto a matar a su propio hijo.

El Shofar se toca durante la plegaria matutina y simboliza un llamado al arrepentimiento. Es por eso que el sonido debe asemejarse al de un llanto; es Dios quien “llora” por el ser humano que permanece alejado del camino que lo lleva a Él, por el potencial que los hombres llevan dentro y que espera que lo saquen a la luz. Asimismo, es un clamor que hace el hombre para retornar a Dios que no puede ser expresado en palabras.

El mitzvá del Shofar, los sonidos que se emiten, son “Tekiá” (un sonido largo y fijo) en primer lugar, luego el “Shevarim” o “Teruá” (rotura) o ambos juntos, y nuevamente una Tekiá (Katu Ph)

Del mismo modo, el “Shofarot” (sonido del Shofar) libera del sometimiento del pasado y da esperanzas para volver a comenzar una “nueva vida” en el año que comienza. La palabra “Shofar” proviene de la palabra hebrea “Leshaper” que significa “mejorar”.

El mitzvá del Shofar, los sonidos que se emiten, son “Tekiá” (un sonido largo y fijo) en primer lugar, luego el “Shevarim” o “Teruá” (rotura) o ambos juntos, y nuevamente una Tekiá. Estos mismos sonidos eran los que se emitían en el desierto cuando se avisaba al pueblo judío que el campamento de Israel continuaba con su viaje. La Tekiá convoca a un lugar, la Teruá habla de desmontar y la última Tekiá habla del nuevo lugar al cual se traslada (con significancia espiritual).

Durante los festejos de Rosh Hashaná se ingieren alimentos a base de manzana con miel para simbolizar el anhelo de un año dulce, y otros alimentos especiales que simbolizan las bendiciones del nuevo año.

Asimismo se saluda con el reconocido “Shaná Tová”, que significa una expresión de deseo de que el año venidero sea un año próspero y se bendice el uno al otro con las palabras “Leshaná tová tikatev vetejatem” cuyo significado es “Que seas inscripto y sellado para un buen año”.

Tal como ocurre con cada una de las principales festividades judías, después de encender las velas y de rezar, se recita el Kidush (una bendición) y se hace una bendición antes de comer la jalá (pan trenzado que se consume en estas festividades).

En ese sentido, el rabino Eliahu Hamra, Presidente en Federación de Comunidades Judías Argentinas, dejó su mensaje de Rosh Hashaná: “Cuando una persona mira a su alrededor descubre que la mayor parte de su tiempo y energías están dirigidas a satisfacer sus necesidades físicas. También ve que el número de personas que se enfocan en la espiritualidad es pequeño en comparación con las personas inmersas en la materialidad. Esto puede generar dudas y nos puede llevar a pensar: quizás lo físico sea la esencia de la vida”.

Y continúa el rabino Hamra: “Rosh Hashaná nos enseña lo contrario: lo espiritual es lo principal. Por lo tanto, aunque en los seis días de la creación fue llamado a la existencia un mundo grande y vasto, todo ello se considera insignificante hasta que el hombre fue creado. Sólo cuando el hombre fue creado se puede decir: ´Este es el día del comienzo de Tu creación´. El verdadero comienzo tuvo lugar cuando el hombre reconoció al Todopoderoso como rey sobre toda la creación y descubrió en ella su origen divino”.