Ver las dificultades que muchas veces tiene Luciana, una compañera de clase que se moviliza en silla de ruedas, inspiró a Agustín Hoffsetz, Fabian Ortiz, Edgardo Rolheiser, de 17 años, a pensar en un proyecto que le sirviera a ella y a otras personas con discapacidad motora para desplazarse por Castelli, la localidad chaqueña de la que todos estos chicos son oriundos.
La idea la desarrollaron en la clase de Práctica Profesional, con orientación Mecánica, de la Escuela Técnica N° 12 María Rosa Almandoz, de Juan José Castelli. Allí los alumnos de quinto años trabajaron en un dispositivo con motor eléctrico que se puede acoplar a una silla de ruedas para mejorar su uso. El primer prototipo lo lograron con la ayuda de Roberto Sandoval, un joven que sufrió un accidente de tránsito a los 19 años y quedó parapléjico.
“Ese primer prototipo, que nos motivó para comenzar a desarrollar otra solución con otro tipo de motor, hizo que los costos sean menores. La idea era hacerlo más barato, ya que el precio de venta en los comercios superaba el millón de pesos. Y no todas las personas hoy pueden costearlo”, dice Daniel Rumbo, el profesor con el que iniciaron el proyecto.
Proyecto ayuda
A Luciana, deben trasladarla desde su casa hasta una camioneta para llegar a clase. Cada día, junto a su familia camina unas 20 cuadras, para abordar el vehículo que pone una ONG para que pueda asistir al colegio. “Como tenemos doble turno, ella tiene que hacer doble trayecto. Verla esperando en su silla fue el disparador. Y así empezamos a pensar en qué podíamos hacer para solucionarlo. Luego de unos días de investigar, vimos que estos dispositivos, que ya estaban inventados, existen en el mercado y se arman handbike, pero tienen un costo que va entre los 1300 y los 1500 dólares”, explica el profesor de 51 años.
“Lo que nos propusimos —sigue el docente— es adaptar un dispositivo de ese tipo, que son industrializados, con todas las prestaciones y chiches electrónicos con el objetivo de reducirle el precio para que le sirva a Luciana. Obviamente, con las mismas prestaciones o similares. Por ejemplo, están pensados para ciudades en donde hay muchos desniveles, como en las montañas, y acá no tenemos ese terreno. Eso hace que tengan que usarse motores de mayor potencia, como los que tienen autonomía y andan hasta a 40 kilómetros por hora. En esta zona con que vaya a 10 sobra”, explica sobre las características del dispositivo a usarse en una ciudad pequeña de 50 mil habitantes.
P“Pensamos en adaptar esos dispositivos que ya existen y hacer algo que nos sea útil. Ahora estamos trabajando a nivel prototipos. Ya hicimos el primero presentamos en una exposición el último sábado, pero no lo podemos comercializar porque somos una escuela”, señala el docente.
Sobre el dispositivo, cuenta que la prueba la hicieron con Roberto, otro chico del barrio, que veían pasar en su silla de ruedas y que les comentó que tenía otra muy similar a la que usaba sin uso, y se las ofreció para avanzar con la idea.
“Las sillas de ruedas diarias son más livianas, tienen otras particularidades. Sobre esa trabajamos, pero la idea es hacer un sistema de encastre universal que no dependa del modelo”, explica el docente y cuenta que el segundo prototipo tuvo una mejora y que el tercero tiene modificaciones en la mecánica, en la forma de encastre y tiene el objetivo final de reducir los costos a “por lo menos a un 30% de lo que es el precio de un equipo que se comercializa”, agrega Rumbo y destaca que la última parte la desarrollan los estudiantes de 17 años con su colega, el profesor Walter Peralta.
Los alumnos egresarán el año próximo con el título de Técnicos Mecánicos. “Por eso, desarrollamos en esta materia, Práctica Profesional, proyectos de este tipo. Desde hace dos meses que estoy de una licencia y el profesor Peralta lo continúa, pero de lejos lo estoy siguiendo mucho y dando algunas orientaciones. Lo que buscamos es desarrollar algún dispositivo mecánico partiendo de una idea llegamos a un prototipo o a un producto”, expone.
Además de este dispositivo, el equipo ya construyó una mini grúa. “Consideramos que esta materia es el trayecto donde la educación se hace significativa porque los chicos aprenden más haciendo que leyendo -subraya el docente-. Ellos están muy entusiasmados por ver que con su trabajo pueden resolver la movilidad de las personas con discapacidad motora. Se conmovieron mucho al verlo a Roberto probando el dispositivo y eso los motivó mucho para trabajar en la siguiente etapa”.
El profesor que supervisa el trabajo de los chicos se emociona al hablar de lo ya realizado. “Nosotros como escuela tenemos la finalidad de trabajar siempre en este tipo de problemáticas. Dar soluciones al entorno en el que estamos insertos. Creo que que cuando tengamos el diseño final ya aprobado, todo eso seguramente lo vamos a poder replicar en la gente que lo necesite. No vamos a cobrar nada, solamente pediremos los materiales”.
Al conocer este trabajo, un taller mecánico de motos les ofreció facilitarles el hardware. “Todo lo haremos pensando a nivel prototipo, no en un proyecto comercial, pero pretendemos hacer algo de lo que podamos decir que nosotros lo hicimos, que es bueno y funciona”, finaliza el docente entusiasmado en lo que viene.