De visita por Sudamérica, monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida (PAV), se hizo un tiempo en su apretada agenda para conocer una obra que la Iglesia realiza en la villa 1-11-14, y replica en muchos otros lugares del país. El enviado del Papa Francisco recorrió el Hogar de Cristo Santa María, un centro que se dedica a realizar tareas comunitarias y que está ubicado en el barrio popular del Bajo Flores.
El obispo italiano se encontró allí con María Elena Acosta, Pablo Vidal y Germán Schattenhofer, responsables de la Familia Grande Hogar de Cristo; y con el párroco Pedro Cannavó, para conocer la obra pastoral y el espacio de recuperación de las personas vulnerables, en particular por consumo de drogas. Allí también lo esperaba el obispo Gustavo Carrara, vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires y también vicario para las villas y barrios populares de la capital porteña.
Paglia estuvo en Buenos Aires entre el 27 y el 30 de agosto para participar de una serie de eventos académicos y culturales destinados a sensibilizar y concientizar en temas relacionados con la vejez y el final de vida. En ese marco, concedió una entrevista exclusiva a Infobae.
En medio de esas actividades, el presidente de la Pontificia Academia para la Vida visitó el Hogar de Cristo Santa María, que cuenta con el Espacio Puentes, donde docentes imparten educación no formal y que también nuclea a la Casa de Mujeres Madre Teresa, la Casa de Varones Don Orione y el Centro de Primera Infancia Madre del Pueblo.
Durante su recorrida, monseñor Vincenzo Paglia conoció a la hermana Nancy y a Gael, quienes son los responsables del hogar en su día a día.
“Este es el lugar de convivencia. Cerca de aquí funcionan dos centros barriales donde se lleva a cabo el proceso de recuperación con un equipo más técnico y ellos nos derivan a los muchachos y las chicas cuando están listos para vivir acá”, comentó Gael, durante la visita que hizo el presidente de la PAV el martes pasado.
Y siguió con esa idea la hermana Nancy: “La idea es que haya un clima de hogar y que vivamos como familia. El acompañamiento es comunitario y este Hogar tiene la particularidad de que las mujeres con niños son prioridad. También varones adultos y abuelos. Tenemos la familia completa. Todos los días, como en toda familia, hay pelea pero también hay solidaridad y acompañamiento. Lo que valoran los chicos y las chicas es que se sienten en casa”.
“Muchos chicos llegan con la idea rota de familia —detalla Gael—. Hay que reconstruir esto y es un trabajo largo”.
El obispo Paglia contestó: “Es una nueva familia, la familia de la Iglesia. Mientras ustedes hablan yo pienso en la felicidad del Papa Francisco cuando escribe ‘cuando yo era arzobispo iba a las villas’. Él me cuenta a veces de estos gestos, su alegría al estar con ustedes”. Y regaló rosarios, mientras permanentemente recordaba a Jorge Bergoglio: “Le voy a contar de esta visita”. Las mujeres y adolescentes presentes le pidieron la bendición que él brindó, conmovido.
Paglia habló, saludó y abrazó a los jóvenes que están transitando una etapa superadora de su recuperación en el Hogar. Una sonrisa lo acompañó en toda su recorrida, según reconstruyeron quienes estuvieron durante la visita. “Qué rico olor a comida hay aquí”, dijo en un momento el funcionario del Vaticano al ingresar a una de las cocinas del centro.
Antes de irse, monseñor Paglia reiteró que hablaría sobre esta visita con el Papa Francisco. Y destacó la importancia de trabajar con él: “Es una oportunidad extraordinaria porque el Papa Francisco nos impulsa a entrar en la vida, sobre todo de los más pobres, con alegría y con la certeza de que podemos cambiar los corazones que encontramos, de esta familia, la familia de Dios, que tiene una fortaleza muy particular para transformar el mundo que vive una soledad triste. Nos impulsa a vivir un cristianismo lleno de alegría”.
El enviado del Papa Francisco dictó en la última semana varias conferencias en distintos ámbitos porteños con el objetivo de promover una nueva mirada hacia la vejez -un tema caro al obispo de Roma- y que según él, es “crucial en este siglo” ante la baja natalidad y la mayor expectativa de vida.
Entre los eventos de los que participó, se destacó la firma de una declaración conjunta junto a representantes de religiones abrahámicas como el presbítero Rubén Revello, director del Instituto de Bioética de la Facultad de Medicina de la UCA; el rabino Fernando Fishel Szlajen y el sheij Abdala Cerrilla. También se hizo presente en el Senado de la Nación para disertar sobre la “Promoción de Políticas de Protección y Valoración de la Ancianidad”, en el salón Eva Perón de la Legislatura Porteña, en la Universidad Católica y en la Universidad del Salvador.