“¡Hola! ¿Cómo están? Soy Dolo y busco con todas mis ansias un empleo digno para poder mantener a mis dos hijos. Soy conductora profesional, estoy capacitada para hacerlo en colectivos y camiones de larga distancia y urbanos. Cuento con mis licencias interjuridiccionales vigentes, tanto en cargas generales, mercancías peligrosas y pasajeros. También conduzco servicios de emergencia. Si compartís, me ayudás un montón”.
El posteo en Linkedin junto con una selfie de María Dolores Guldris, una rosarina de 36 años que aparece impecable con su corbata rosada y el cabello recogido, “explotó” en esa red profesional y alcanzó, en pocos días, más de 700 mil visualizaciones, miles de compartidos y comentarios llenos de buenos deseos, además de numerosas propuestas laborales, especialmente fuera del país.
“Si estás buscando una persona para la conducción responsable, puntual, que cuide la presencia y la buena conducta, no dudes en escribirme”, finaliza el escrito.
María Dolores lleva la conducción en la sangre. Nacida en una familia muy humilde, se crió en una villa miseria de Rosario y desde muy pequeña jugaba con su “automóvil”, que era un cajón de manzanas. Sin embargo, su historia se ligó a los volantes incluso antes de haber nacido: su mamá fue una de las primeras taxistas de la Capital Federal, en 1974.
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“La miraban raro. En ese ámbito conoció a mi viejo, que también era taxista. Luego vendieron todo y se mudaron a Rosario”, evoca, y agrega: “La historia viene de antes ya que mi abuelo materno era camionero”.
Hoy desempleada, dijo que cansada de enviar currículums a muchas empresas sin obtener resultados, decidió tomarse una foto y escribir “con el corazón” su deseo de conseguir un trabajo digno en una sociedad que, al menos para una profesión como chofer o conductora, sigue siendo machista. “Claro que nunca imaginé tanta repercusión. Me escribieron de todas partes, especialmente de algunos países extranjeros como España, donde ya tendría ese trabajo tan ansiado. Hasta el momento, enviar mi CV no me dio resultados ya que siempre me dicen que van a llamarme pero me quedo esperando. Ni siquiera había logrado una sola entrevista”, cuenta, en diálogo con Infobae.
Claro que Linkedin sí le dio esa posibilidad. Desde el mismo día en que subió el posteo no deja de visitar una y otra firma interesada en sus servicios, sin contar las que recibe fuera del país que por, razones obvias, por ahora no puede aceptar. “¿Eres conductora de autobuses? Se necesitan mucho por toda España”, responde Ana Rioja en una línea que motivó que otros choferes también la consultaran. “Quisiera comunicarme con usted”, expresa, por su parte, Gustavo Guzmán, mientras que Fernando Hernández Maya asegura: “No tarda, declara que tu empleo ya está”. Por su parte, Maggie Robles le asegura que en Chile solicitan muchísimos conductores para la minería. “Le deseo muy buena suerte”, expresa. Los miles de mensajes también llegaron incluso de su propia ciudad: “Hola, Dolores, nuestro grupo tiene bases en Rosario ¿podría enviar su CV?”.
“Me siento más animada, aunque aún no llega lo que deberá llegar. Estoy contentísima porque, sin querer, esta profesión tan arraigada a los hombres se visibilizó a través de mi historia. Cuesta mucho romper estereotipos”, opina y asegura que uno de los comentarios que más la sorprendió fue el de una colega llamada Leiza: “Te sigo en TikTok ¿vos estabas en el bondi y después en el camión? ¿Qué pasó? Yo también soy chofer acá en Buenos Aires”.
A los 18 años recién cumplidos Dolores se presentó a rendir su carnet de conducir como cualquier hijo de vecino, aunque tal vez con más deseos que lo normal por salir en auto. Pero el verdadero “zarpazo” lo dio a los 23, cuando decidió alquilar un colectivo y se presentó para rendir y tener también en su haber esa licencia que podía significar una salida laboral. “Fue a partir de haber escuchado en la radio que había mujeres que conducían colectivos. Me hizo ruido, se me encendió una luz y fui a rendir”, repasa.
Más tarde continuó capacitándose para obtener el carnet interjuridiccional y, poco después, logró una beca en una conocida empresa de camiones donde se inscribieron más de 1400 chicas y de donde egresó con honores entre los 12 mejores promedios. Recuerda que había mujeres de todas las provincias con quienes estableció un hermoso vínculo porque tenían los mismos intereses. Y aclara con orgullo que ella fue la única santafecina.
Su primer trabajo fue en un taxi, pero enseguida “saltó” a lo que más le gustaba, un colectivo, aunque fue ad honorem, para hacer experiencia y nutrir su currículum. “Trasladaba a chicos desde el Hogar de Protección al Menor hasta la escuela. Así, todos los días”, recuerda. Finalmente, fue conductora de un camión en una petrolera, aunque renunció hace un tiempo.
En pareja con Matías, el papá de sus hijos Santino, de 12 años, y de Julia, de 7, asegura que la colaboración de su esposo es clave para desarrollar su profesión. “Me apoyó siempre y es un papá muy presente. Los roles en casa son compartidos. Jamás me cuestionó mi trabajo. Mis chicos, ahora que estoy sin empleo, me preguntan todo el tiempo cuándo vuelve la mamá camionera”, cuenta, y ríe.
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Dice también que al leer los comentarios de la gente en la red profesional, se vio tentada por algunas propuestas laborales, aunque la decisión de radicarse en España no es fácil. “La verdad es que la Argentina está tan mal que uno lo piensa, por supuesto, pero no estoy sola, tengo una familia y mi esposo tiene un trabajo estable en el municipio de Rosario. Eso nos da cierta tranquilidad y estabilidad”, asegura.
Femenina al extremo, tal como se define, cuenta que además de ser camionera, también suele hacer algunas changas para ganarse la vida. “Me doy maña con la peluquería, manicuría, maquillaje y tengo clientas. Además, mí nunca nadie me va a ver sin estar arreglada, me encanta estar de punta en blanco, con las uñas impecables y el cabello limpio y peinado”, advierte con seriedad.
Y como si quedaran dudas de que no por ser conductora de camiones deja de ser una mujer fina y delicada, asegura que personaliza todas las unidades donde trabaja. “Amo el rosa y suelo colocar peluches por todas partes. Creo que en gran parte es una manera de hacer márketing y, además, sirve para que otras chicas con esta vocación lo observen y se sumen”, reflexiona.
A propósito, recuerda que en 2019 decidió unirse al plan de lucha de un grupo de compañeras colectiveras urbanas de Rosario que peleaban por la paridad de género: “El municipio las tomaba por tres meses y luego, a la hora de efectivizarlas, sólo quedaban varones y a ellas las terminaban despidiendo. No me pareció justo y me uní a ese grupo aunque no trabajaba en ningún micro”, rememora. Finalmente, lograron que una nueva ordenanza estableciera el ingreso paritario.
Fue precisamente en ese momento cuando el municipio, por única vez, otorgó becas para que mujeres se capacitaran en conducción para servicios de emergencia y transporte urbano de pasajeros. Ella, si bien ya tenía el carnet para conducir colectivos, se anotó igual junto a 800 mujeres. “Quedamos solo 26 porque no resultó fácil, sobre todo para las madres. Había que ir sorteando etapas y tener asistencia perfecta de lunes a viernes de 7 a 12. Me encantó, fue una experiencia maravillosa en mi carrera”, concluyó.
En la misma red que ahora le abre puertas, ella se define así: “Conductora profesional comprometida con la excelencia y la igualdad en el transporte. He tenido la fortuna de obtener dos becas que me han permitido perfeccionarme en mi campo. Estoy cursando la apasionante diplomatura de pre-grado en Transportes de Cargas y Pasajeros en la Universidad Nacional de Rosario (UNR)”. “He dedicado mi esfuerzo incansable a abogar por la equidad en el transporte con el fin de asegurar que todos tengan acceso a esta necesidad vital. Mi trabajo fue reconocido por el Concejo Deliberante de Rosario otorgándome un diploma de honor en reconocimiento a mis contribuciones y estoy decidida a continuar impulsando cambios positivos en el mundo del transporte”.
Dolores vuelve a su pasado lleno de necesidades. Y cuenta que mucho tiene para agradecer a Juan Mateo Chulich, del Sindicato de Camioneros de Santa Fe, quien siempre la acompañó. Esta semana, cuenta, espera concretar una prometida reunión con Hugo Moyano para “plantear la problemática del ingreso de las mujeres en esta profesión”.
--¿Cómo definís tu trabajo?
--Según la Real Academia Española, el femenino de chofer es choferesa. Tal vez demasiado rebuscado. Yo digo que soy conductora profesional o, como dicen mis hijos, simplemente camionera.
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