Karina celebró su ciudadanía argentina con el “gracias totales” de su artista favorito, Gustavo Cerati. Lo hizo en redes, expresando una inmensa gratitud hacia nuestro país, donde se siente una más, algo muy significativo para cualquier inmigrante. Ella llegó a Buenos Aires en 2016, sola, a los 19 años, dejando atrás Caracas “el amor de su vida”. Hasta el día de hoy le duele haberla dejado. Pero el amor es así, se puede volver a amar sin haber olvidado.
En su cuenta de TikTok (@Rubbycobain) dijo: ”Hoy me juramento como argentina y les quiero contar mi experiencia. Tengo 7 años acá y siempre me han hecho sentir bienvenida. Bueno, más que bienvenida me han hecho sentir que formo parte. Y esa es una de las tantas razones por las cuales quise iniciar el trámite. No me hago argentina por el pasaporte, tampoco por reniegue de mis raíces. Al contrario. Amo Venezuela con cada fibra de mi ser. Pero este sitio que fue el que me recibió cuando tuve que huir de casa y además con el sentido de pertenencia que uno adquiere en el camino es inmenso. Acá no solo encontré un nuevo hogar, sino que he hecho nuevos amigos, que me confirmaron que el argentino nace donde se le canta, como dice la Constitución. Así como diría mi artista favorito. Gracias Totales.
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Dedicada a las artes plásticas, la venezolana cuenta que emigró por el sistema económico y político, y el clima caótico que se respiraba a diario en su ciudad, especialmente en 2016, un año que recuerda muy complicado que arruinó una etapa única, como fue el ingreso a la carrera que tanto le gustaba, entre otras tantas cosas. “Había estado en las manifestaciones de 2014 y para mí eso fue súper traumático porque yo era una estudiante y tragaba gas lacrimógeno mientras en la televisión te decían que estaba todo bien. Pero la verdad era que no estaba todo bien. Se estaban muriendo personas de mi misma edad en ese momento. Yo tendría 16, 17 años”, recuerda con una angustia que la embarga a pesar del tiempo transcurrido. También tuvo crisis de nervios por un intento de robo estando sola en el andén de un subte y se salvó de milagro. Y tampoco se olvida de una semana en que su padre, funcionario de la policía tenía que ir a buscarla a la escuela, porque un compañero de otra división había ordenado robarle.
En Caracas quedaron sus mejores amigos, también su familia pero con ella pudo reencontrarse ese mismo año en Buenos Aires. Antes de emigrar, se aseguró de completar un curso de barista para tener una certificación y un empleo con el que sustentarse. Estaba un poco preocupada por no conseguir trabajo porque no tenía experiencia en ese rubro, pero a las tres semanas la contrataron en una cafetería, Tostado Café Club. Hasta el momento se había dedicado a dar clases de dibujo y pintura.
“He aprendido a querer mucho el sitio en donde estoy y la verdad es que me recibieron con los brazos abiertos”, cuenta sobre su llegada. “Me siento muy agradecida porque en mi primer trabajo me trataron con muchísimo amor, cariño. Todos querían que me sintiera parte: ‘Estas son las medialunas. Acá tomamos mate con galletitas’. Desde el día cero ha sido muy bonito el proceso”.
No pisaba el suelo argentino por primera vez porque en 2013 llegó a conocer la tierra de su músico favorito, que nunca olvidó porque cuando tuvo que emigrar pensó en este lugar “chevere”.
La artista plástica se define como una caricatura de todo lo que representa Venezuela. “Tengo demasiada cultura venezolana. Y para colmo, en la época en que yo llegué no había casi compatriotas. Era muy complicado conseguir harina para hacer arepas, no se conseguía nada. Y también fue complejo aprender los códigos de la gente, ya que no es lo mismo venir como turista que venir a vivir”.
— ¿Cuándo comenzaste a ilustrar billetes?
— Lo empecé a hacer en Venezuela, en el último año del secundario allá y fue como agridulce. Lo hice en el salón de clases y a mis profesores no les gustó para nada. Empecé a intervenir billetes porque la plata se empezaba a devaluar mucho. Entonces lo que dije fue ‘mira, lo que yo sé hacer es arte. Yo no sé absolutamente nada de economía’. Siempre he sido muy punk, muy rockera y quise mostrar mi descontento a través de lo que mejor se hacer. Lo primero fue intervenir el billete de dos bolívares, que es azul muy parecido al de dos pesos de acá que ya sacaron de circulación y lo hice como un Francisco de Miranda, un prócer venezolano convertido en calavera. Entonces fue muy impactante porque también en ese momento estaba en vigencia ese billete, entonces obviamente hubo personas que me decían que eran increíbles, pero también otras que me objetaban, ‘no puedes hacer eso es patrimonio del país’. A lo que respondía, ‘ya sé que es patrimonio, pero no soy la culpable de que el país esté como esté. Los culpables son otros’.
Ese billete que equivalía a un pasaje de ida y vuelta en colectivo, fue su disparador en el momento que se deprecia y solo podía pagar la ida. A partir de ese momento se volcó al arte de protesta, con el nombre de Rubby Cobain, apodo puesto por sus amigos por la serie de dibujos canadiense Rubby Gloom y por su amor al lider de Nirvana, Kurt Cobain.
Asimismo, empezó a ilustrar a quienes admiraba, artistas, deportistas venezolanos que llevaron a su país medallas de oro y plata. Encontró en los billetes un lugar donde expresarse. También en los pesos argentinos. Pintó varias veces a Messi “que ya es un prócer”, dice con orgullo argentino. A Charly García, que se lo ve con su bigote bicolor y anteojos de sol en un billete de dos pesos. En su cuenta de Instagram define al artista como el más punk e irreverente que tiene la Argentina. Charly García -devaluado-, óleo sobre papel moneda, 2021.
“Me gusta pintar personas que me hacen sentir orgullosa y aquellas que merecen su homenaje”, dice quien se define en su cuenta de Instagram como money maker. Cuenta que ya pintó a Gustavo Cerati, a todo Soda Stéreo, “el Flaco” (Spinetta), “al Indio Solari, y también a Fito. “Ah y a Bizarrap también”, gente que ha aportado muchísimo para el país.
En su video de agradecimiento a la Argentina, usó la frase de Gustavo Cerati “gracias totales” porque dice que el cantante no sabía cómo expresar toda esa gratitud que sentía, algo con lo que se sintió totalmente identificada. En su video, el gracias lo da el propio Gustavo, por su edición de video.
“Me siento de acá sin bien me vine a los 19″, asegura. Y lo terminó de confirmar durante el Mundial. “Por supuesto que yo soy de acá”, llegó a decir. “Pero si estuve llorando como una loca con los penales”, recuerda y agrega: “los días del Mundial fueron los más felices de mi vida”.
La pasión argentina es lo que más destaca de este país, lo que más le gusta ya que ella misma se considera pasional. “Acá me sentí comprendida. Otra cosa que me gusta mucho de acá es que se quejan”, destacó la flamante argentina. Por el momento, su amor a esta tierra no le deja ver sus defectos. “Me gusta casi todo”, expresa con alegría.
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