Traspasar una puerta y jugar por un rato a ser un caballero o una doncella de principios del siglo XIX en un baile de época. Llevar levita o vestido largo, prepararse durante varios meses para ese momento. Es lo que propone una escuela de danzas irlandesas de La Plata en unos eventos que ya se realizó el año pasado en esa ciudad y que planea desembarcar en Buenos Aires para festejar el inicio de la primavera.
Como en una película
Lisandro Rosales tiene 34 años y está al frente de la organización. El profesor de baile tiene la academia Emeraldance en la cual enseña este tipo de bailes a sus alumnos. “A las clases llega mucha gente por las películas de época y por el último éxito de la serie de Netflix Bridgerton – explica Rosales en diálogo telefónico con Infobae-. Así llega gente y después ven que además es un lugar para conocer y un muy buen ejercicio aeróbico”.
Lisandro conoció las danzas irlandesas durante unos actos en su escuela secundaria de La Plata cuando tenía 15 años. Desde ese momento ya no dejó de bailar. De esa manera se metió en la comunidad de ese país y en los grupos de música celta. “Veo muchas coincidencias entre Argentina e Irlanda en cuanto a las tensiones con Gran Bretaña –resalta Rosales-. Son dos pueblos que lucharon por sus derechos y tienen una cultura muy rica para explorar”.
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Los eventos realizado el año pasado fueron creciendo en cantidad de público. La viralización de las fotos en las redes sociales y el éxito de los dramas de épocas en las plataformas de streaming le dieron mayor envión.
Bailar y contarlo en las redes
“Se da la situación de que estos bailes tienen un doble estímulo. Por un lado la interacción social en el lugar y el atractivo de las imágenes y videos que luego se comparten en las redes sociales. Es un evento que calza perfecto en la vidriera de Instagram”, resalta Rosales.
En cada drama de época, serie o película, el momento del baile es muchas veces definitorio de la trama. Ver al galán mirar a la chica que ama, pese a que está casado con otra. O la heroína al estilo Cenicienta que logra a último momento la ropa adecuada para asistir y cruzar miradas con esa persona que lo atrae.
Son esos momentos en que la ficción cuenta que el príncipe en realidad está enamorado de la persona con la que no se va a casar. Entonces se cruzan en el baile, se miran y se dan cuenta que se aman para siempre.
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Entonces, a los bailes organizados por Lisandro, todos van con la ilusión de vivir esos momentos. De mirarse, rozarse en algún cruce y quizás llevarse un contacto de whatsapp o usuario de Instagram para arrancar una relación.
Para el evento de Buenos Aires de septiembre esperan unas 300 personas en la sala Alejandro Casona del barrio de Constitución. Allí, habrá música en vivo con gaitas, buffet para reponer fuerzas en los intervalos y un staff de unas 20 personas que enseñan los pasos básicos para que todos puedan bailar.
El show por dentro
“El objetivo es que todos los asistentes puedan seguir la coreografía para que participen de la actividad –explica Lisandro sobre la dinámica del evento-. Así contamos con todos estos asistentes que ayudarán por bloques para que todos sean parte”.
El show con participación dura unas 3 horas e incluye música en vivo con una banda de estilo celta y una parte en la que los profesores del estudio platense Emeraldance hacen un show con zapateo irlandés incluido.
La historia de este tipo de baile se dio cuando a fines del siglo XVIII se había prohibido la música y entonces se seguía el ritmo con los golpes de los zapatos en el suelo. “Ahora hay zapatos especiales que hay que traerlos de Irlanda que tienen un taco hueco que hacen un sonido muy característico de Irlanda. Pueden costar hasta unos 100 dólares, pero no son necesarios para asistir al evento”, asegura Lisandro.
Rosales asegura que el aluvión de asistentes desde la creación del baile Bridgerton lo sorprendió. “La gente enseguida se copó con el tema. Se hacen o compran los vestidos, se ponen los guantes y las levitas. Tratan de respetar a rajatabla los atuendos para estar en sintonía con todos los asistentes a la fiesta.
Este evento de baile de época se transforma en un espacio para socializar en vivo, cara a cara. Algo que puede no ser tan común en los tiempos que corren. “Es como un Tinder real -asegura Lisandro-. Acá hay miradas, cruces y roces que llevaron a formarse varias parejas. El tipo de baile que las parejas se cruzan e intercambian gestos y diálogos breves, ayuda a que nazcan estas relaciones”.
Luego en la zona del buffet durante los intervalos se producen los cruces. Es como si a comienzos del siglo XIX se dieran esas charlas entre los cortesanos del reino entre una pieza y otra de baile.
Pese a su amor y conocimiento de Irlanda, Lisandro todavía no pudo viajar a ese país europeo. No pudo ver con sus propios ojos cómo se baila en los festejos irlandeses o los festivales de música celta que copan las calles de Dublín. Sin embargo, desde La Plata le pone la pasión y se conecta con todas las agrupaciones de hijos de inmigrantes de esa cultura que viven en Argentina.
Así, mientras lustra los zapatos para el próximo evento de primavera de baile Bridgerton, Lisandro se alegra de ver cada vez a más personas que se enganchan con la búsqueda del vestuario y el aprendizaje de los pasos para salir a la pista. “Muchos vuelven y se fanatizan con los bailes. También llaman a sus amigos y amigas para que se sumen. Así, el boca a boca funciona y cada vez tenemos que buscar un espacio más grande para las coreografías conjuntas”, se entusiasma Lisandro.
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