La Asunción de María al cielo “como cuerpo y alma” y el misterio de los dogmas que la proclaman Virgen

El 15 de agosto se celebra uno de los misterios más grandes de la cristiandad. La diferencia entre la ascención de María y la de Jesús. Y los cuatro dogmas que el Vaticano institucionalizó en 1950

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La Asunción de la Virgen, obra de Pedro Pablo Rubens
La Asunción de la Virgen, obra de Pedro Pablo Rubens

Este 15 de agosto se celebrará para los cristianos, tanto católicos como ortodoxos, una muy querida fecha: “la Asunción de la Virgen”. Dicha asunción de María al cielo es un dogma de fe declarado desde 1950. En realidad, esta creencia ha estado siempre muy extendida y constituyó una forma de devoción muy arraigada e importante, incluso mucho antes de su reconocimiento oficial. Según la Iglesia católica María, habiendo llegado al final de su vida mortal, ascendió al cielo no sólo como alma, sino también con su propio cuerpo. De hecho, el término Asunción significa “que es elevada”. No se debe confundir con la “Ascensión del señor Jesús a los cielos” que es definido como “el que sube”. María, como ser creado es subida a la gloria celeste; en cambio Jesús, como parte de la Trinidad, “sube” por mérito propio.

También la Asunción de María se distingue de la “elevatio animae”, figura típica de la iconografía religiosa, que representa la ascensión al cielo del alma de un santo, generalmente escoltada por ángeles.

San Juan Damasceno, doctor de la Iglesia que vivió entre los siglos VII y VIII, escribió: “Convenía que la que había conservado intacta su virginidad en el parto conservara intacto su cuerpo de la corrupción después de la muerte. Convenía que la que había llevado al Creador hiciese un niño en su seno habitara en la morada divina. Era apropiado que la Novia de Dios entrara en el hogar celestial. Convenía que ella, que había visto a su propio hijo en la Cruz, recibiendo en su cuerpo el dolor que se había ahorrado en el parto, lo contemplara sentado a la diestra del Padre. Era conveniente que la Madre de Dios poseyó lo que le correspondía a causa de su hijo y fue honrada por todas las criaturas como Madre y esclava de Dios.”

Y nuevamente un escritor anónimo antiguo escribió: “Cristo, nuestro salvador y Dios, dador de vida e inmortalidad, fue él quien devolvió la vida a la Madre. Él fue quien hizo a la que lo dio a luz igual a él en la incorruptibilidad del cuerpo, y para siempre. Fue él quien la resucitó de entre los muertos y la acogió junto a él, por un camino que sólo él conoce”.

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La Asunción de la Virgen María, obra de Nicolás Poussin
La Asunción de la Virgen María, obra de Nicolás Poussin

Esta festividad ¿es solo para los católicos? No son sólo los cristianos católicos son los que honran la Asunción de Nuestra Señora. Las iglesias armenias, ortodoxas y anglicanas lo celebran por turno, siempre el 15 de agosto, pero armenios y ortodoxos lo celebran como la Dormición (dormitio Virginis). De hecho, su tradición dice que María fue acogida en el paraíso en cuerpo y alma después de caer en un sueño profundo, pero sin morir. En cambio, los católicos no descartan que este evento milagroso coincidiera con su muerte. En ambos casos podemos leer en la Asunción de María al cielo una anticipación de aquella resurrección prometida a todos los hombres al final de los tiempos. La Dormición de María se convirtió en una celebración reconocida en Oriente por decreto imperial ya en el siglo VI. Sin embargo ni para los ortodoxos ni para los armenios la Dormición y la Asunción son dogmas.

En cuanto a la Dormición, la ambigüedad surge del hecho de que la palabra griega κοιμησις, presente en los textos eclesiásticos antiguos, significa tanto “dormir” como “muerte”. El término latino dormitio también significa “dormir”, pero en los textos religiosos a menudo se usa para “muerte”.

Las iglesias protestantes no comparten esta definición dado que no hay referencia en la Biblia a la Asunción de María, por lo que no es reconocida por ellos.

Fue el Papa Pío XII quien proclamó el dogma de la Asunción de María el 1 de noviembre de 1950, año santo, a través de la constitución apostólica “Munificentissimus Deus”: “Por tanto, después de haber elevado de nuevo suplicantes ruegos a Dios, y de haber invocado la luz de la Espíritu de Verdad, para gloria de Dios todopoderoso, que derramó su especial benevolencia en la virgen María en honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para mayor gloria de su augusta Madre y del gozo y júbilo de toda la iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y el nuestro, pronunciamos, declaramos y definimos como dogma revelado por Dios que: la inmaculada Madre de Dios siempre virgen María, habiendo cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. Por tanto, si alguno, que Dios no lo quiera, se atreve a negar o cuestionar voluntariamente lo que ha sido definido por Nosotros, que sepa que ha fallado en la fe divina y católica.”

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La Asunción, cuadro del pintor barroco Anibale Carracci
La Asunción, cuadro del pintor barroco Anibale Carracci

En Italia y España como en muchos lugares de América Latina se organizan grandes celebraciones en muchas ciudades y pueblos. A menudo, la fiesta de la Asunción se celebra con procesiones solemnes, durante las cuales se lleva por las calles una estatua que a menudo representa a la Virgen dormida. También existen numerosas instituciones eclesiásticas y órdenes religiosas dedicadas a la Asunción de María. En nuestro país este día se lo conoce comúnmente como “la fiesta de santa María” y a pesar de no ser feriado, en muchos pueblos y ciudades se celebran grandes procesiones y festividades.

El tema de la Asunción de la Virgen ha inspirado a muchos artistas ilustres a lo largo de los siglos, que han intentado plasmar el milagro de su ascensión al cielo en pinturas y estatuas. Además de la “elevatio animae” de santos y santas, la Asunción siempre ha sido recurrente en la iconografía religiosa. Basta pensar en el grandioso fresco de Correggio sobre el altar mayor de la Catedral de Parma, que representa la Asunción de la Virgen, o la pintura La Asunción , de Tiziano, en el altar mayor de la basílica de Santa María Gloriosa dei Frari en Venecia.

En torno a la figura de María, la iglesia católica posee ciertos Dogmas. Un dogma es una verdad de la fe que es irrefutable y que forma parte de lo que creen y deben profesar sin dudar todos los católicos sean de la Iglesia de Roma o de las demás Iglesias que están en comunión con la sede de Pedro. En este caso, los dogmas Marianos tienen siempre relación con su maternidad Divina y por ser la Madre de Dios; por tanto están directamente ligados a Jesús, como Hijo de Dios. Estos son:

1. La maternidad divina: se refiere a que la Virgen María es verdadera Madre de Dios. Fue solemnemente definido por el Concilio de Éfeso (año 431). Tiempo después, fue proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla. El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió: “Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema.” El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así: “Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades” (Constitución Dogmática Lumen Gentium, 66)

La Ascensión de la Virgen por Tiziano
La Ascensión de la Virgen por Tiziano

2. La Inmaculada Concepción: El Dogma establece que María fue concebida sin mancha de pecado original y fue proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula “Ineffabilis Deus”: “Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles.” Los reyes de España, sobre todo los Borbones fueron durante siglos, grandes sostenedores para que el dogma sea declarado como tal, dado que el concepto ya existía en la Iglesia católica. Al punto tal que para demostrar públicamente la defensa de esta idea, usaron y usan una banda color celeste y blanco, que son los colores con los cuales se suele representar las imágenes de María Inmaculada. De acá fue donde Manuel Belgrano tomo la idea de la bandera.

3. La virginidad perpetua: se refiere a que María fue Virgen antes, durante y perpetuamente después del parto. En el catecismo de la Iglesia católica leemos en el apartado 499: “La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo “lejos de disminuir consagró la integridad virginal” de su madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María como la ‘Aeiparthenos’, la ‘siempre-virgen’.”

4. La Asunción que fue lo que explicamos en esta nota, más arriba.

Es de notar que esta celebración de la Asunción coincide en la península Itálica con el día llamado “Ferragosto”. El emperador romano César Augusto (Octavio), el primer emperador romano, celebró la primera iteración de Ferragosto, llamada “Feriae Augusti”, en el año 18 a.C. La fecha conmemora la victoria de Augusto sobre su rival Marco Antonio en la batalla de Actium. Muchos de los antiguos festivales romanos se celebraban en agosto, entre ellos la Consualia, que celebraba la cosecha, y varias de las antiguas tradiciones iniciadas en tiempos de Augusto siguen formando parte de las celebraciones modernas de Ferragosto. Por ejemplo, los caballos se adornan con flores y se les da el día libre de cualquier tarea agrícola. La carrera de caballos Palio di Siena, que se celebra el 2 de julio y el 16 de agosto como parte del Ferragosto. Pero en la antigüedad esta celebración duraba aproximadamente de 10 a 14 días. Hoy es solo uno solo. En la actualidad es día de playas y de mar, dado el calor muchas veces sofocante, que inunda toda la península para esta época.

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