Entre bendiciones, música y fuegos artificiales, la gente esperaba ansiosa en las inmediaciones del Santuario de San Cayetano. Desde la tarde una multitud había participado de la misa vespertina y de los preparativos para los festejos oficiales de este lunes, día que se celebra al Santo del pan y del trabajo.
Ese era el clima que se vivía en la calle Cuzco 150 del barrio porteño de Liniers mientras miles de personas acampaban en las cercanías del lugar a la espera de la celebración. Espigas de trigo y fotografías, desfilaban entre las vallas, hacia el santuario, para recibir la bendición del sacerdote y contemplar, al menos por algunos segundos, la imagen del Santo.
Frente a la iglesia, familias y grupos de amigos esperaban sentados en bancos o reposeras. En sus manos llevaban termos de agua caliente para mate y café, los grandes aliados para atravesar una larga jornada de oraciones.
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“Es mi segundo año aquí, es triste no tener trabajo ni poder llevar comida a los tuyos, espero que este año se me dé”, confesó Maria Eugenia, de 36 años, que llegaba desde San Miguel con su pequeña hija. En una sintonía similar, Hugo, vecino de la zona, explicaba: “Vengo a agradecer el pan y el trabajo, mi pareja perdió el suyo pero puedo sostenerla, vengo siempre, no fallo nunca”.
Ese mismo sentimiento podía leerse en los innumerables carteles y leyendas, con mensajes de reconocimiento y agradecimiento, que sostenían los fieles a lo largo de las extensas filas. Todos deseaban cumplir con la “promesa de asistir al santuario en esta fecha especial”.
En horas de la tarde, a las 18, la misa estuvo presidida por monseñor Gustavo Oscar Carrara, recientemente designado como vicario general porteño por el flamante Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva. “Este Santuario se va a convertir mañana en el corazón de un pueblo que hoy pide paz y trabajo, será mañana una caja de resonancia para todo el país. Es una fiesta de paz, alegría y de gracia en los corazones, para compartir la luz de este santuario, pero la paz es fruto de la justicia, Argentina pide pan en la mesa”, enfatizó el vicario porteño.
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Otra parte de la celebración comenzó a las 20 cuando, con un espectáculo previo de fuegos artificiales, se desarrolló un festival de música, con la previa entonación del Himno Nacional Argentino, ejecutado por una banda policial, y la animación de distintos conjuntos, entre ellos La Tranquera, Hogar de Cristo y Umachaqui.
Luego, en horas de la medianoche, fueron retiradas las vallas y rejas para abrir las puertas del templo. Así, en medio de las campanadas, se dio paso a los fieles ante el patrono, a quien le pidieron por “paz, pan, salud y trabajo” en una nueva conmemoración de San Cayetano.
En tanto, la Misa Central tendrá lugar mañana a partir de las 11.00 y estará presidida por el arzobispo de Buenos Aires, García Cuerva. Desde la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) llevarán adelante la bendición de herramientas y ofrendas de sus diferentes ramas a las 10.30, en el cruce de las calles Cuzco y Rivadavia.
“En un contexto social crítico los trabajadores y las trabajadoras de la economía popular no podemos dejar de manifestar nuestra agenda histórica por la que venimos peleando en unidad hace años”, dijeron desde la organización, y pidieron “medidas concretas hacia el sector de la economía popular enmarcadas en la Ley General de Tierra, Techo y Trabajo”.
El mensaje de la Iglesia
En la previa de la celebración, el titular de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea, transmitió un mensaje en eq e advirtió por la angustia que genera e impacto de la inflación en los ingresos: “Nosotros vivimos en nuestro país una situación delicadísima en este orden, hay muchísimos trabajadores y trabajadoras que no llegan a fin de mes y esto angustia muchísimo”.
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