El momento en que una mujer se convierte en madre es muchas veces y, al mismo tiempo, el que marca el comienzo del fin de su vida laboral (fuera de casa, claro). Desde hace décadas, la maternidad juega un papel importante en la aparición de las brechas salariales en el mercado laboral; no sólo entre varones y mujeres, sino también entre las mujeres dependiendo si son o no madres.
Los especialistas definen este último término como “penalización laboral” —que implica menores tasas de participación laboral, interrupciones en las trayectorias profesionales y sueldos más bajos— y se traduce en que el salario de las mujeres es un 27% menor que el de los hombres. Es decir: por cada $100 que gana un varón, la mujer en promedio gana $73.
Entre mujeres, en tanto, la diferencia salarial por hora varía entre las que tienen hijos y las que no: el sueldo de las primeras es un 10% menor. Esta tendencia se explica, en parte, por el trabajo doméstico y las responsabilidades de cuidado, que recaen mayormente sobre las mujeres.
Los datos citados previamente se desprenden del informe “Impacto de la maternidad en el mundo del trabajo” realizado por la Fundación Éforo en base a datos publicaos por el INDEC en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) para el período 2003-2022. De acuerdo con el mismo la maternidad amplifica las desigualdades que padecen las mujeres y condiciona el acceso a un empleo formal.
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“Las madres perciben un salario inferior que las mujeres sin hijos y sufren mayor informalidad en el mercado de trabajo. Mientras que para las mujeres sin hijos la informalidad alcanza el 30%, para las que son madres ronda en promedio el 40%. Sin embargo, la mayor penalización salarial por maternidad recae en las mujeres de entre 18 y 29 años, que no conviven en pareja. Ellas son las que tienen los salarios más bajos del mercado laboral”, apunta el informe.
El costo de cuidar
Según Carla Pitiot, vicepresidenta de Fundación Éforo, cuidar tiene un costo que en su mayoría lo asumen las mujeres y también tiene un impacto en las carreras profesionales.
“Siempre hablamos de techo de cristal y pisos pegajosos cuando nos referimos a obstáculos; pero también están las escaleras rotas, esas interrupciones en las trayectorias laborales que en parte explican la brecha salarial. Eso tiene que cambiar. De unos años a esta parte se están generando políticas públicas que apuntan a equilibrar y dividir las tareas del cuidado para fortalecer la participación de las mujeres en el mercado laboral, pero aún tenemos un camino que recorrer”, reflexiona Pitiot.
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Y concluye: “La mayor participación de las mujeres en el mercado laboral lleva a sociedades más equitativas y justas y tiene un impacto positivo en el PBI de los países. Por eso es importante poner en agenda las brechas de género en el mercado laboral y generar políticas que las disminuyan”.
¿A dónde deberían apuntar las políticas públicas?
Hacia el final, el informe plantea que, el hecho de que la maternidad tenga asociado para las mujeres efectos negativos en su trayectoria laboral pone de relieve la necesidad de “incorporar la perspectiva de género” en las distintas instancias de formulación de las políticas públicas.
“El diseño de toda política integral de cuidado debe reconocer la vigencia de los mecanismos de penalización laboral y abordar estas desigualdades estructurales, implementando políticas que fomenten la igualdad de género como el apoyo a las responsabilidades de cuidado y la eliminación de la discriminación salarial”, sostiene el informe en sus conclusiones.
Se trata, en definitiva, de la creación de espacios laborales más justos y equitativos que permitan a todas las mujeres, independientemente de su situación familiar, desarrollar su potencial y alcanzar una mayor estabilidad económica.
El informe completo acá:
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