El valiente camino de Lis: tomó una decisión determinante y encontró la felicidad para su vida

Un viaje a Buenos Aires, dice, “le abrió la cabeza”. A partir de ese momento decidió transicionar. En su empleo, su jefe y sus compañeros la apoyaron. Hoy continúa con su trabajo en una estación de servicio y asegura que “el respeto es la base de todo”

Lis Gómez, mujer trans y trabajadora en una estación de servicio

Una noche, caminando por la ciudad de Buenos Aires, Lis -que todavía no se llamaba así- tomó una decisión que le cambiaría la vida. “Se me abrió la cabeza”, dice ahora, 10 años después de aquel momento. Volvió a Mendoza y comenzó su transición para convertirse en mujer.

“Hace casi 10 años que soy Lis. Tomé una decisión determinante, era el momento justo, no se podía dilatar más y tomé la decisión definitiva. Lo sentí dentro mío”, contó esta empleada de una estación de servicio de YPF en un barrio de Mendoza capital.

Lis es empleada de YPF desde hace 22 años. Entró a la compañía a los 19 y se desempeña como despachante de combustible. “Me dio la posibilidad de realizarme, de tener un trabajo. Tengo muchas historias vividas con mis compañeros”, cuenta agradecida y amplía: “En mi trabajo busco mejorar y le pongo fichas a lo que hago. A mí YPF me brindó las herramientas para poder realizarme, imaginate el valor que le doy a la empresa”.

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Lis, antes de transicionar

Lo cuenta porque cuando decidió convertirse en Lis, recibió el apoyo de su jefe, que le dijo que podía hacer de su vida lo que quisiera y que el único problema en su trabajo lo tendría si no cumplía con los objetivos. Eso estaba descartado y su superior lo sabía. Llevaba diez años intachables.

En marzo de 2013 inició los trámites de cambio de género para su DNI que incluían dejar de ser Martín para convertirse en Lis Fátima Martina Gómez. “Lis porque me gusta, me parece original, Fátima porque nací el 13 de mayo, que es el día de la Virgen de Fátima, y Martina por mi nombre anterior”, sonríe.

En agosto recibió el nuevo documento. “Tuve un lapso que era NN, hasta que llegó mi DNI que decía que soy Lis, no podía llevar el cartelito con mi nombre en el uniforme y tuve que padecerlo. Yo ya había hecho el cambio físico, me había operado las lolas, pero faltaba la autorización legal y hubo que bancarla, relata.

Lis Gómez con sus compañeros de trabajo

Aunque en el fondo nada se modificó demasiado. “No cambió mucho mi vida de cómo me manejaba cuando era Martín, solo una cuestión estética y el trato. Sigo siendo la misma persona de siempre. En cuestión de realización personal fue como sacarme una mochila y estar más relajada, más feliz”, explica.

- ¿Y cómo lo vivieron tus compañeros de trabajo?

- Fue un proceso. Ellos ya sabían que Lis existía. En el viaje a Buenos Aires tomé la decisión, me abrió la cabeza ver que a la gente no le importaba, que quizás los cuestionamientos los tenía yo. Y volví y le planteé a mi jefe que iba a hacer el cambio definitivo en cuestiones físicas y legales, con mi nombre. La respuesta fue buena, me dijo que no había problemas mientras rindiera. A veces uno mismo se autolimita pensando qué dirán, suponiendo cuestiones que no tienen nada que ver con el resultado final, cuando se plantea el tema.

No obstante, sus compañeros también se tuvieron que acomodar al proceso de transicionar. Pero siempre la trataron con mucho cariño. “El respeto es la base de todo. La cuestión es llevarla lo más dignamente posible”, asegura Lis, que siente que cumplió con su meta de ser lo que quería ser.

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Lis ya tiene su DNI con su verdadera identidad y sigue trabajando en YPF

Lis entró hace más de dos décadas a YPF. Arrancó como ayudante de los despachantes de nafta y gasoil. Luego se capacitó y tomó nuevas tareas. “Ahora sigo cargando combustible, atiendo en la playa y manejo otras responsabilidades”, cuenta con orgullo.

A pesar de que de siempre la han tratado bien, reconoce que cada tanto siente el rechazo de alguna persona. “Discriminación siempre hay, en todos lados. Algunas personas la exteriorizan más”, admite, aunque aclara que trata de que no la lastime demasiado: “No dejo que me afecte, o si me afecta trato de no demostrarlo. Quien viene con una actitud agresiva que se maneje por su cuenta”.

Lis se considera una persona feliz, agradecida con la vida. “Soy feliz con mi realización personal, con mi trabajo, por ser quién soy”, reconoce. Solo le queda enamorarse. “Por ahora estoy casada con mi trabajo”, ríe.

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