La Argentina ha sido históricamente el destino de muchas personas que buscaron una nueva vida. Hace más de 20 años que David llegó al país para comenzar de nuevo tras sobrevivir al atentado a las Torres Gemelas. Como él, tantos otros arribaron por diversos motivos. De acuerdo a datos de la Dirección Nacional de Población (DNP) del Registro Nacional de las Personas (RENAPER), a mediados del año pasado, había 3 millones de extranjeros con DNI y residencia en el país. Más de la mitad provenían de Paraguay y Bolivia; luego de Perú, Venezuela y Chile; y en menor medida de Uruguay y Colombia. En cuanto a los países europeos, el 2,93% de las personas procede de Italia mientras que el 2,34% de España. Las edades suelen ser de 25 a 44 años. Respecto a la distribución geográfica, suele haber una concentración en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y, en menor medida, en las provincias de la región del centro.
Una encuesta realizada en 2020 por investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), indica que la mayor parte de las personas migrantes que llegan a la Argentina lo hacen por motivos económicos: por razones laborales o porque no podían cubrir sus necesidades en el país de origen. En menor medida lo hacen para estudiar, vivir nuevas experiencias, reunirse con su familia o por violencias y persecuciones en su país natal.
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“Si bien las causas por las que cada cual decidió venir a la Argentina son diversas, creo que lo que todos los extranjeros -o la mayor parte- tenemos en común es el amor por esta tierra que tanto nos ha dado y por su gente, que con tanta calidez y hospitalidad nos han recibido y abierto las puertas ya sea por trabajo o amistad”, afirma David.
En busca de conocer a otros extranjeros que eligieron la Argentina para vivir, David visitó un bar característico de Cuba ubicado en el barrio de Cañitas. Allí se encontró con Pablo Padrón, un inmigrante cubano que reside en el país. Nacido en La Habana, es bailarín, coreógrafo y egresado del Conservatorio Nacional de Cuba. “Los argentinos son muy risueños y simpáticos. Amo el humor y la calidez que tienen. Decidí quedarme porque me sentí muy cómodo con ellos”, sostiene. Se estableció hace 22 años y, si bien incorporó muchas de las costumbres locales, aún mantiene muchas de su tierra natal.
“Vamos a bailar un poco. Me encantaría aprender unos pasos de salsa”, le dijo David. Antes de enseñarle, Pablo lo invitó a tomarse un mojito, un cóctel originario de Cuba que lleva ron, jugo de lima, azúcar, soda y menta. Si bien la receta original sigue siendo la más popular, actualmente existen muchas formas nuevas de prepararlo: algunas de ellas le agregan frutas como frambuesas o naranjas, gaseosas, y reemplazan el ron por el tequila; inclusive hay opciones sin alcohol.
Aunque el origen de este trago no es exacto, se cuenta que tuvo lugar en el siglo XVI, gracias a un pirata y comerciante inglés llamado Sir Francis Drake. En medio de una expedición al “Nuevo Mundo”, una epidemia invadió el barco en el que estaba a bordo. Un grupo desembarcó en Cuba en busca de alguna cura y regresó con una mezcla local que incluía aguardiente de caña, lima, jugo de caña de azúcar y menta. Esa bebida evitó la enfermedad y fue bautizada como “El Drake”. Más tarde, entre los siglos XVII y XVIII se comenzó a destilar la tafia dando paso al ron, que pasó a sustituir a la aguardiente y esta mezcla se rebautizó como “mojito”. El renombrado escritor Ernest Hemingway fue una de las personalidades que hizo famoso trago. Solía ir a tomarlos a la “Bodeguita del medio”, un bar muy reconocido en Cuba, que en Argentina, en el barrio de Cañitas, tiene otra sede. En una ocasión dijo: “No era solo una bebida; era un símbolo del orgullo nacional”.
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Luego Pablo le enseñó algunos pasos de salsa a David. Para ello invitó a su amiga Maylin Castro, una bailarina cubana que también reside en la Argentina. El origen de este género es el resultado de la integración de varios ritmos musicales afrocubanos y foráneos. La guaracha, el son, el guaguancó, el mambo y el chachachá son alguno de ellos. Una de las representantes internacionales fue sin dudas Celia Cruz, apodada como “La Reina de la salsa”. A lo largo de su carrera, grabó más de 70 álbumes y cosechó numerosos discos de oro y platino. Entre sus grandes logros tuvo doce nominaciones a los Premios Grammy, ganando uno por primera vez en 1989; recibió del entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton, el más alto honor que este país concede a las artes: el National Edowment for the Arts; y tuvo tres doctorados Honoris Causa de universidades del país nortamericano.
“Ha sido un hermoso encuentro el que tuve con Pablo, quién llegó al país al mismo tiempo que yo. Fue muy enriquecedor poder conocer su mirada de la Argentina y de los argentinos, la cual comparto. También poder conocer aquellas costumbres y valores que mantienen de Cuba, que transmiten tanta alegría”, afirma David.
David continuará recorriendo Buenos Aires en busca de conocer sus costumbres e historias. A partir de julio, comenzó a recorrer la Argentina junto a Infobae para descubrir el maravilloso país que eligió para vivir y las razones por las que lo sigue eligiendo.
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