Cuando tenía 14 años Adela Narowlansky dio su primera clase de forma espontánea y descubrió su vocación docente. Desde ese momento nunca dejó de enseñar. Se formó como bioquímica y volcó sus conocimientos al ámbito educativo. La mujer da apoyo escolar a alumnos de primaria y secundaria en la academia que montó en su casa en el barrio de Urca, ciudad de Córdoba.
Clases en la compu
En plena pandemia sintió la necesidad de ayudar a aquellos estudiantes que necesitaban un refuerzo para comprender los temas de distintas materias -matemática, física, química y lengua- a través de la virtualidad. Empezó contestando consultas por WhatsApp y se dio cuenta de que había una gran demanda y un sinfín de situaciones en cada casa. Decidió abrir un canal de YouTube para que todos los interesados pudieran acceder de forma gratuita a sus contenidos. A eso le sumó transmisiones en vivo cada domingo donde responde una por una las dudas. “Siempre sé a qué hora arranco, pero no cuándo termino porque me quedo hasta terminar con todas las dudas”, le cuenta a Infobae la docente cordobesa que supera los 5.000 suscriptores.
“Pasión” es la palabra que define su personalidad y todo lo que emprende. Sin importar el escenario, ya sea en una plaza, en un aula o frente al público virtual, siente que la experiencia docente siempre le brinda un ida y vuelta muy valioso. “Cuando estaba en el secundario una señora que iba a viajar a Israel buscaba a alguien que le enseñe hebreo, y como yo iba a una escuela israelita, me ofrecí, y a los 14 fue mi primera experiencia docente”, revela sobre sus inicios, mientras admite que en ese entonces tenía “alma de caradura”, y disfrutó tanto la oportunidad de acompañar a alguien en un objetivo educativo, que supo que ese iba a ser su camino. Y agrega: “Me dedico a esto de toda la vida. Me capacité y a medida que aprendía, más fuerte era mi idea de que quería volcar todo eso en los demás”.
Madre de cuatro hijos y “profe” de cientos de chicos, a sus 60 años asegura que está “agradecida a la vida”. Y no porque todo haya sido color de rosa, sino porque pudo encontrar lo que ama hacer y puede aportar un granito de arena a causas que la movilizan y le preocupan. De lunes a viernes da clases en la academia que fundó en su hogar, y cuando llega el fin de semana la rutina continúa, pero con su faceta de youtuber. “Durante la cuarentena con mi familia ayudamos a armar una biblioteca en un merendero. Ahí, tuve la oportunidad de conocer un montón de circunstancias. Era el lugar al que iban los alumnos para poder conectarse con la escuela porque en las casas no había Internet o no tenían una computadora”, expresa.
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Profe continental
Notaba que muchos niños no se adaptaban con facilidad a las modalidad de estudio a distancia, y empezó a destinar tiempo extra a contestar dudas de manera más personalizada. “Improvisé clases gratis online, algo que nunca había hecho, pero me amigué con la tecnología como recurso y aprendí un montón”, comenta. Cuando abrió su canal le llegaron consultas no solo de distintas partes de nuestro país, sino también desde Perú, Bolivia, República Dominicana, y México. “Ver cómo estudiaban en otros países y como dictan los contenidos en otros latitudes para mi fue súper enriquecedor, porque más allá de pensarlo como un servicio a la comunidad, hay mucha gente que está quedó desconectada de la educación”, indica.
Multiplicación, división, resolución de problemas, propiedades de potenciación y comprensión de consignas son los que conceptos que más le piden para la creación de sus videos. En lengua lidera la sintaxis y la comprensión de textos como lo más solicitado. “Todo lo que es matemática, física y química de secundaria suele ser ‘el cuco’ para muchos chicos”, cuenta. Como el abanico de edades que abarca es amplio, se organiza para que en las trasmisiones en vivo haya ejes temáticos que resulten de interés para todos. “A lo largo de la escolaridad hay muchos temas que año tras año se repiten, pero con mayor grado de dificultad. Entonces por ejemplo primero aprendieron a separar en sílabas, después a identificar si son palabras agudas, graves o esdrújulas, a colocar tildes, y más adelante lo vuelven a repasar. Lo que explico para un nivel le sirve a otros más avanzados también”, detalla.
Incluso hubo maestras que se comunicaron para agradecerle por la producción de su contenido, ya que le resultó útil a padres y alumnos, algo que Adela celebra. Fue testigo de las dificultades que experimentaron muchos estudiantes en medio del brusco pasaje a la virtualidad, y lo asocia a la falta de materiales más interactivos y dinámicos. “Muchos no encendían la cámara, se quedaban dormidos en la clase. En la actualidad, la lectura tampoco es un valor para los chicos. Les cuesta sentarse frente a un libro. Lo audiovisual es una opción más que proporciona inmediatez y un intercambio más ameno”, sostiene.
Más que educación
Para Adela la labor educativa va más allá del cronograma, de descifrar un “tema difícil” o de aprobar un examen. “Los chicos son muy curiosos, tienen avidez de aprender, y lo que falta es la seducción a través de la forma de acercarles los conceptos. Una vez que se logra el interés, solito evoluciona porque es hasta una cuestión de autoestima; que cuando algo nos sale bien queremos ir cada vez por más. No solamente por imposición escolar, sino por la curiosidad natural que tiene el ser humano”, destaca. Contempla la educación como “la base de todo”.
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“Se relaciona también con cuáles son las metas de los chicos, y motivarlos en el camino para que el día de mañana se hagan realidad. Es muy difícil que por iniciativa propia se animen, hay que incentivarlos, darles las herramientas, proponerles nuevas formas de aprender y no encasillarse en lo tradicional, que era válido hace 50 años. Hoy los intereses son distintos y las formas que tienen de incorporar el conocimiento es diferente”, argumenta. Parte de sus compromisos incluye cursos anuales de preparación para alumnos que desean aplicar a determinados colegios que implican un examen de ingreso, por lo que conoce bien el camino que transitan los chicos cuando tienen en mente un objetivo a largo plazo.
En épocas donde los estudiantes rinden, sobre todo en diciembre y febrero, trabaja hasta 14 horas diarias por la cantidad de estudiantes que necesitan su apoyo.. Para afrontar esas temporadas intensivas cuenta con la ayuda de su pareja, Tristán Paulí, arquitecto y artista, que la complementa en las materias de Sociales. “Tengo un compañero fantástico, él hace esculturas con materiales reciclados, y en temporada de exámenes da las clases de geografía, historia y dibujo técnico, así formamos equipo”, revela. Con humildad y ternura cuenta que también uno de sus hijos una vez siguió sus pasos por un corto tiempo, para tener un ingreso extra. “Estudió comercio internacional y daba clases de finanzas desde Holanda”, recuerda.
Cuando piensa en qué contenidos generar, contempla no solo a los niños y adolescentes, sino también a sus padres, para colaborar en la resolución de las tareas en el hogar. “Hay muchas casas donde los papás realmente no tienen los conocimientos para decirles: ‘Vení que yo te explico’. Esta es una forma de acercarnos y darle la posibilidad de que si están buscando una explicación de determinado tema, brindárselas en el canal. A mí no me cuesta nada y es una satisfacción enorme aportar para que no se corte la cadena educativa”, expresa.
Adela nunca persiguió un rédito económico. “Lo veo como una forma de devolver un poquito de todo lo que recibí. Yo tengo mi profesión, pude estudiar y mi intención que cada vez más gente pueda aprovechar esta oportunidad y saber un poquito más para mejorar la calidad educativa -recalca la profesora-. Los edutubers no ganamos nada en cuanto a rédito económico, no es lo mismo que en otros rubros, lo hacemos porque realmente nos gusta enseñar y hacer llegar estos contenidos”.
A partir del 30 de julio, cuando terminan las vacaciones de invierno, va a volver a transmitir en vivo desde su canal. plir. “Me encantaría tener un programa educativo en televisión, porque si bien los chicos jóvenes ya casi no la ven, sí lo vería la mamá, la abuela que también ayuda en la casa, y me parece que se podría hacer algo incluso en un formato de microcontenidos sobre distintos tips, ya sea de reglas ortográficas, o de cómo se suma. una fracción con otra, la suma de números decimales, o cómo se hace una división”, ejemplifica.
A partir del 30 de julio, cuando terminan las vacaciones de invierno, va a volver a transmitir en vivo desde su canal. Todos los domingos a las 20 responde dudas y consultas que le hayan enviado durante la semana. “A través de mis redes sociales -en Instagram @apoyoescolaradela y en Facebook “Apoyo Escolar Adela”- encuentran mis medios de contacto y lo que suelen hacer los chicos es mandarme las dudas o los problemas que no pueden resolver. Yo las organizo por orden de llegada y por tema. Y el fin de semana se los explico en el directo”, cuenta. Y a su vez pueden repreguntarle en ese mismo momento si algo no les quedó claro.
“Por eso no hay una duración previamente fijada del vivo, porque no me voy hasta que se haya despejado la última consulta, y a veces me pasa que cuando terminé la transmisión me llega un mensaje y me cuentan están haciendo un ejercicio. Si por algún motivo no les sale, se los explico de nuevo por WhatsApp; no hay ningún problema con explicarlo todas las veces que haga falta”, resalta. Esa entrega y dedicación es la que le agradecen sus alumnos, que muchas veces cuando se gradúan pasan a saludarla para agradecerle que haya formado parte de su camino, y le cuentan sobre sus vidas, sus proyectos y el recuerdo inolvidable que representan para ellos.
“Nunca se sabe quién va a mirar el canal y qué utilidad le puede dar, si a los videos van dormir en el olvido o no, pero basta con que le haya sido útil a alguien, eso te llena de satisfacción”, asegura. Y concluye con una reflexión: “Creo que la vida es tan efímera, que nunca sabemos qué va a pasar mañana. Cada uno tiene que tratar de dejar huella desde su lugar, para que el día que no estemos nos recuerden como alguien que fue valioso, que aportó algo, que brindó soluciones”.
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