El otro Congreso de Tucumán: el día que Perón declaró la independencia económica y auguró 60 años sin crisis

“Aspiramos a una liberación absoluta de todo colonialismo económico”, dijo el entonces presidente el 9 de julio de 1947 en un acto realizado en la Casa Histórica de Tucumán. Eran tiempos de bonanza, de crecimiento y de estatizaciones de servicios públicos, y se criticaba la acción de capitales extranjeros que no invertían en el país

9 de Julio de 1947: el presidente Juan D. Perón y su par chileno en la Casa Histórica de Tucumán. Fuente: Twiter Perón, el Legado.

La Casa Histórica, donde se había declarado la independencia, lucía nueva. Cuatro años antes habían finalizado las obras de su reconstrucción. Para el miércoles 9 de julio de 1947, cuando se conmemoraría el 131 aniversario, el presidente Juan Domingo Perón anunciaría la independencia económica, a fin de “consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo las formas de hegemonías condenables…”

Era el segundo presidente que en el ejercicio de su mandato visitaba la casa; el primero había sido el tucumano Nicolás Avellaneda.

Ya había adelantado algunos conceptos el 21 de octubre de 1946 cuando, ante la asamblea legislativa, presentó el Primer Plan Quinquenal. Ante un recinto ocupado por legisladores oficialistas -los radicales no fueron porque sostuvieron que el acto no revestía carácter de actividad legislativa- dijo: “Señores, nos han acusado de utilizar la economía dirigida. Eso presume maldad o ignorancia, nosotros estamos respetando la ley de la oferta y la demanda: actuamos con precios económicos y no con precios políticos. Nuestras transacciones en lo interno y en lo externo obedecen a los precios fijados en el comercio internacional. La iniciativa privada, bienvenida; pero para producir, no para especular”.

“Aspiramos a una liberación absoluta de todo colonialismo económico, que rescate al país de la dependencia de las finanzas foráneas”, remarcó.

El Acta firmada en el histórico recinto donde 131 atrás se había declarado la independencia.

Perón había asumido el 4 de junio de 1946 y los primeros meses auguraban un futuro de prosperidad. Crecía la actividad industrial, los trabajadores habían mejorado sus salarios que les permitían un mejor nivel de vida. Había obras en marcha que pronto finalizarían, como el gasoducto que uniría Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, llevado adelante por la flamante Gas del Estado que, junto con compañías eléctricas estatizadas -menos la CADE- pasaron a formar parte de la Dirección Nacional de Energía. Además, el Primer Plan Quinquenal establecía metas concretas de crecimiento económico. “La economía recuperada y sostenida por las manos del Estado, que es decir lo mismo que defendida y elaborada por las manos del pueblo…”, afirmaba el mandatario tres días antes del acto, en su mensaje a los pueblos del mundo.

Miguel Miranda, titular del Banco Central, era el que llevaba la voz cantante en las cuestiones económicas. Nacionalizó el Banco Central, del que fue su presidente y creó el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), orientado a cuestiones de comercio exterior.

Fue en este marco que Perón decidió utilizar la fecha patria del 9 de Julio para declarar la independencia económica. Con reservas de divisas extranjeras se habían cancelado deudas con el exterior, se habían adquirido las compañías de teléfonos que cubrían el servicio en el Gran Buenos Aires y en marzo del año siguiente nacionalizaría los ferrocarriles, que se sumaban o otros servicios que pasaron a manos estatales.

El 21 de octubre de 1946 el presidente Perón dio a conocer al Congreso el contenido del Primer Plan Quinquenal. Fuente todo-argentina.net

La ceremonia -de la que participó el presidente chileno Gabriel González Videla, se llevó a cabo en el recinto, donde 131 se había declarado la independencia. Se cantaron los himnos de ambos países y el ministro del Interior Angel Gabriel Borlenghi leyó el acta de Independencia Económica.

“En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán, a nueve días del mes de julio de mil novecientos cuarenta y siete; en celebración del centésimo trigésimo primer aniversario de la Declaración de la Independencia política, sancionada por el Congreso de las Provincias Unidas, reunido en mil ochocientos dieciséis, se reúnen en acto solemne los representantes de la Nación en sus fuerzas gubernativas y en sus fuerzas populares y trabajadoras pare refirmar el propósito del pueblo argentino de consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo las formas de hegemonías económicas condenables y de los que en el país pudieran estar a ellos vinculados.

A tal fin los firmantes, en representación del pueblo de la Nación, comprometen las energías de su patriotismo, y la pureza de sus intenciones en la tarea de movilizar las inmensas fuerzas productivas nacionales y concertar los términos de una verdadera política económica, para que en el campo del comercio internacional, tengan base de discusión, negociación y comercialización los productos del trabajo argentino, y quede de tal modo garantizada para la República la suerte económica de su presente y porvenir. Así lo entienden y así lo quieren, a fin de que el pueblo que los produce y elabora y los pueblos de la tierra que los consumen, puedan encontrar un nivel de prosperidad y bienestar más altos que los alcanzados en ninguna época anterior y superiores a los que pueden anotarse en el presente. Por ello, refirman la voluntad de ser económicamente libres, como hace ciento treinta y un años proclamaron ser políticamente independientes.

Las fuerzas de la producción e industrialización tienen ahora una amplitud y alcances no conocidos y pueden ser superadas por la acción y trabajo del pueblo de la república. El intercambio y la distribución suman cifras que demuestran que el comercio y la industria se expanden conjuntamente con aquellos. La cooperación, que contribuye a fijar de manera permanente las posibilidades humanas, será activada hasta alcanzar el completo desenvolvimiento que demandan las nuevas concepciones del comercio y empleo mundiales de las energías.

A su término, una vez leída esta declaración y preguntados si querían que las provincias y territorios de la República Argentina tuviesen una economía recuperada y libre del capitalismo foráneo y de las hegemonías económicas mundiales, o de las nacionales comprometidas con aquellas, aclamaron y reiteraron su unánime y espontáneo, así como decidido voto por la independencia económica del país, fijando por su determinación el siguiente:

<b>Preámbulo</b>

Nos, los representantes del pueblo y del gobierno de la República Argentina, reunidos en Congreso Abierto a la voluntad nacional, invocando la Divina Providencia, en el nombre y por la autoridad del pueblo que representamos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra la justicia en que fundan su decisión, los pueblos y los gobiernos de las provincias y territorios argentinos, de romper los vínculos dominadores del capitalismo foráneo enclavado en el país y recuperar los derechos al gobierno propio de las fuentes económicas nacionales. La Nación alcanza su libertad económica para quedar, en consecuencia, de hecho y de derecho, con el amplio y pleno poder para darse las formas que exijan la justicia y la economía universal, en defensa de la solidaridad humana.

Así lo declaran y ratifican ante el pueblo y gobierno de la nación, el gobierno y pueblo aquí representados, comprometiéndose, uno y otro, al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas y honor. Comuníquese a la Nación y en obsequio del respeto que se debe a los demás Estados, detállense en un manifiesto y acta las fuentes determinantes de esta solemne declaración, dada en la Sala de Sesiones del Congreso de las Provincias Unidas, donde en mil ochocientos dieciséis se proclamara la independencia de la República y refrendada por los representantes del pueblo y gobierno argentinos aquí reunidos”.

El primero en firmarla fue Perón seguido de su vicepresidente Juan Hortensio Quijano. Luego lo hicieron los ministros, el gobernador de Tucumán mayor Carlos Domínguez, los comandantes de Ejército, Fuerza Aérea y Marina y los gobernadores. El Congreso estaba representado por cinco diputados y cinco senadores.

Perón sostenía que “si en 1810 fuimos libres políticamente gracias a esos héroes que siempre recordamos, no podemos afirmar lo mismo de los que les sucedieron que lejos de conquistar nuestra independencia económica, han perdido el tiempo y nos han entregado a una situación de verdadero coloniaje como nunca el país había soportado antes”.

Explicó que “la economía ha de orientarse con un amplio espíritu de justicia distributiva. Enseñando a respetar el capital, como que él es trabajo acumulado, pero enseñando también que él no puede ser nunca factor de opresión y esclavitud nacional o internacional”.

Sobre Tucumán, expresó que “puede la ciudad capital de esta provincia estar orgullosa de su historia y de sus destinos. Que sea ésta, para todos los tiempos, la Meca de nuestra independencia, donde los hombres lleguen con unción ante este altar sagrado de la causa de la libertad para prometer al pueblo que ningún argentino, por miserable que se sienta, podrá exponer jamás la bendición de su soberanía y de su independencia ante ningún poder de la tierra”.

Finalizado el acto, Perón y su par chileno pasaron al patio de la Casa, donde los esperaba el farmacéutico Horacio Raúl Descole, interventor de la Universidad Nacional de Tucumán, quien los distinguió con los títulos de honoris causa.

El gobierno difundió por todos los medios esta declaración. Hasta aparecía en los manuales de lectura. Tomado de Mamá me mima, Evita me ama", de Emilio Corbiere, pag. 124.

Perón sostenía que los imperialismos habían hecho su política con la economía, o bien su economía con la política, que según él era la base de dominación política a los países que sojuzgaba a través de la amenaza, coacción y castigo económico. “El imperialismo político lleva su dominio integral al despojo económico en beneficio de la metrópoli. Ambos sistemas combinados han sido el camino del coloniaje moderno. Por eso, cuando nosotros declaramos la independencia económica, estamos desmembrando un imperio, aun cuando no nos demos cuenta de ello”.

Las cosas no saldrían de acuerdo a lo planeado. A fines de 1947, Perón aseguró a un grupo de funcionarios provinciales que, de acuerdo a recientes estudios, el país iba a transitar los siguientes sesenta años sin crisis. Lamentablemente lo desmentiría el sacrosanto apotegma peronista de que la única verdad es la realidad.

Fuentes: Artículos de Descartes. Política y Estrategia (No ataco, critico), Buenos Aires, 1952; Diario de Sesiones Congreso año 1946; Obras Completas del General Juan Domingo Perón; Perón, de Joseph Page. Primera Parte (1895-1952); Mamá me mima, Evita me ama. La educación argentina en la encrucijada, por Emilio J. Corbiére.

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