David English se trasladó al sur de la Ciudad de Buenos Aires y llegó a La Boca. Allí se encontró con una multitud de extranjeros que estaban recorriendo el barrio y sus atractivos: la Bombonera, la Fundación Proa, el Museo Benito Quinquela Martín, la Usina del Arte y, sin dudas, Caminito. David caminó por esa calle tan destacada de la ciudad y pudo apreciar aquello que la hace única: sus conventillos, sus colores, el tango, las muestras de fotografía de los artistas callejeros, los artesanos y los músicos. Entró a comer un tradicional asado a una cantina típica situada en un conventillo del año 1890, que mantiene el estilo original con sus chapas y maderas antiguas. Allí dialogó con el chef Martín Burgueño y el encargado, Alec Byrne, para conocer más de los orígenes del lugar. “Recorrer estas calles es poder ver los rastros del pasado. Me puedo imaginar las historias de todos esos inmigrantes, que al igual que yo, llegaron a este país llenos de sueños y esperanzas y construyeron su hogar”.
“Se llama La Boca por las bocas del riachuelo que salen hacia el Río de la Plata”, le explica Alec Byrne. Durante muchos años, esta zona funcionó como el puerto de Buenos Aires, pero debido a ciertas cuestiones como la profundidad de las aguas, las crecientes y las bajantes, luego se trasladó más al norte. Fue un lugar que atrajo a muchos inmigrantes que se establecieron en busca de trabajo. Particularmente se instaló una comunidad italiana, mayormente genoveses, que le dieron vida y personalidad al barrio. También fue la cuna de artistas y expresiones culturales diversas. Un gran referente fue el artista plástico Benito Quinquela Martin, quien se dedicó a pintar su barrio, su entorno y todo lo que lo rodeaba. Hay quienes lo veían subido a barcos abandonados para poder retratar allí todo el paisaje. Fue quien supo plasmar mejor el ambiente portuario de aquellos años: en su obra están presentes los barcos, los trabajadores, los colores, los bares y las cantinas.
“Caminito es Buenos Aires. Todo está en esa cuadra. La primera vez que vine al país quedé impactado por sus colores, es algo único. Es, sin duda, un museo al aire libre”, afirma David. Fue a partir de los años 50 que gracias a la iniciativa de los vecinos esta calle de ciento cincuenta metros de largo se convirtió en peatonal y los artistas comenzaron a ocupar sus rincones. Quinquela Martín fue uno de los grandes impulsores y quien lo bautizó con el nombre de Caminito, que refiere al título del famoso tango compuesto por Juan de Dios Filiberto y Gabino Coria Peñaloza, interpretado por Carlos Gardel. Sus conventillos de chapa pintados pintados de colores contrastantes y brillantes son una imagen que recorre el mundo entero. El motivo de por qué se pintaban de esta manera se debía a los sobrantes de pintura que llevaban los marineros a sus casas para pintar por tramos las distintas partes.
En su recorrido, David se encontró con Miguel Ángel Jofré, un bandoneonista que toca desde hace tiempo en Caminito. “Cada vez que escucho sonar el bandoneón no puedo evitar pensar en Pichuco. Es el sonido que en mi cabeza representa a Buenos Aires, sus calles, su encanto”, dice David. Este próximo martes 11 de julio es el Día Nacional del Bandoneón en homenaje al natalicio del bandoneonista, compositor y director de orquesta de tango Anibal Troilo. “El bandoneón mayor de Buenos Aires”, dice Miguel Angel. A sus diez años Troilo le pidió a su madre que le comprara uno y nunca más se despegó de él. Compuso alrededor de sesenta obras a lo largo de su carrera. Muchas de ellas son clásicos de la música nacional. Trabajó con poetas como Homero Manzi, Cátulo Castillo, Enrique Cadícamo, José María Contursi y le puso música a temas como Barrio de tango, Che bandoneón y Sur.
“El otro día me enteré que ´rioba´significa barrio. Vos que sos un tanguero de ley, quería pedirte que me ayudaras un poco con el tema del lunfardo”, le dice David a Miguel Ángel. Esta jerga es producto de las lenguas de las corrientes migratorias de finales del siglo XIX y principios del XX. Su origen se originó en la necesidad que tenían de comunicarse en los conventillos. Más tarde se descubrió que era compartido por distintos sectores de la población y que había sido incorporado en la vida cotidiana. Su difusión se dio gracias a expresiones artísticas como el tango o el sainete. Cuenta con aproximadamente seis mil términos. Algunos surgen y luego dejan de utilizarse. Según la Academia Porteña del Lunfardo, por año emergen setenta palabras nuevas. “Chamuyo”, “laburo”, “mina”, “guita” y “chabon” son algunos de los términos más populares. Si bien este es un fenómeno propio de Buenos Aires, ha trascendido las fronteras.
David continuará recorriendo Buenos Aires en busca de conocer sus costumbres e historias. A partir de julio, comenzó a recorrer la Argentina junto a Infobae para descubrir el maravilloso país que eligió para vivir y las razones por las que lo sigue eligiendo.
Seguir leyendo: