David English descubre las historias del Río de la Plata: los paisajes desde un velero y el día que el agua desapareció

El estadounidense recorre la ciudad de Buenos Aires con la serie exclusiva de Infobae “Costumbres y valores argentinos”. Esta vez, navega por el Río de la Plata para ver la silueta y la arquitectura urbana desde la perspectiva del río e indaga en episodios curiosos de su historia

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Costumbres Y Valores Argentinos: David English en velero por el Río de la Plata

Un día soleado de otoño, David English llegó al Club Náutico Victoria, ubicado en el municipio de San Fernando en la provincia de Buenos Aires, a la vera del Río Luján. Fue fundado en 1911 y es uno de los más antiguos del estuario del Plata. Posee más de 200 embarcaciones amarradas en sus dársenas, mayormente veleros. Allí lo esperaba Horacio Bagnardi, un antiguo socio del club y un navegante aficionado que recorre el Río de la Plata hace más de 50 años junto a su familia y amigos, quien ha vivido distintas situaciones y anécdotas, que van desde divertidas a peligrosas. David caminó por el muelle junto a él hasta llegar a su velero: una embarcación que posee hace muchos años y en la que ha pasado días y noches navegando. “La tradición náutica argentina es muy importante. Se estima que más de ciento cincuenta mil personas navegan. Para mí no solo es un deporte sino también es una manera de conectarme con la naturaleza”, sostiene Horacio.

David y Horacio salieron a navegar después del mediodía. “Me atravesaron un montón de emociones porque era la primera vez que navegaba por este río que tanto me había cautivado la primera vez que llegué a Buenos Aires”, afirma David. El Río de la Plata es la frontera natural entre Argentina y Uruguay. Es un estuario fluvial que está formado por la unión de los ríos Paraná y Uruguay. Tiene una forma triangular de 290 kilómetros de largo y una anchura máxima de 221 kilómetros, lo que lo convierte en el más ancho del mundo. Tiene una profundidad media de diez metros pero varía: frente a San Isidro, una zona en la que se navega, es de dos metros, pero a medida que uno se acerca a Uruguay aumenta hasta cincuenta metros. Su nombre no fue siempre el mismo: el explorador español Juan Díaz de Solís lo llamó “Mar Dulce” cuando lo conoció, pero años más tarde fue bautizado nuevamente por el navegante Sebastian Gaboto con su nombre actual: Río de la Plata. “Los que podemos navegar por este río somos unos privilegiados porque tiene características únicas entre todos los ríos del mundo”.

David English en el Río
David English en el Río de la Plata, considerado el más ancho del mundo

“Me sorprendió el agua plana y plateada en un día de sol radiante sin nada de viento. Estar en el medio de este inmenso río y poder observar Buenos Aires, su silueta, su arquitectura y sus características barrancas, fue maravilloso. Leí en algún lugar que el Río de la Plata es una gran sonrisa abierta en la costa atlántica de América del sur”, afirma David.

“Hubo muchas bajantes históricas. Una se produjo hace más de 200 años. Los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires a la madrugada descubrieron que el río había desaparecido”, sostiene Horacio. La desaparición ocurrió a finales del siglo XVIII. Un viernes de mayo, el viento Pampero sopló tan fuerte que la Ciudad de Buenos Aires quedó vacía. Se suspendieron todas las actividades, las calles se volvieron intransitables y las personas se resguardaron en sus casas. Así continuó durante toda la noche. A la mañana siguiente, todo volvió a la normalidad, aunque no todo: el Río de la Plata ya no estaba. De urgencia se convocó una reunión en el Cabildo para ver qué hacer frente a aquel fenómeno y se decidió enviar a dos empleados a caballo por la orilla.

David English navegó el Río
David English navegó el Río de la Plata en el velero de Horacio Bagnardi

Cabalgaron durante largo rato y como no veían señales del río se dirigieron hacia el este. En el recorrido encontraron una pequeña corriente, pero sin problemas pudieron atravesarla. Cuando se acercaron a Colonia de Sacramento, encontraron una mucho más grande y divisaron a una persona en un caballo resistiendo contra la corriente. El hombre, que venía de Uruguay, logró salir y, junto a los argentinos, regresaron a Buenos Aires. En el camino el río comenzó poco a poco a aparecer nuevamente y tuvieron que apurar el paso para no quedar atrapados en el agua. Llegaron a la costa a la altura de Quilmes cuando ésta ya cubría sus pies.

“Ese día aprendí algo más de este gran país y del encanto de este río tan famoso. Y como no podía ser de otra manera, una vez más los argentinos me demuestran que cualquier momento es importante para celebrar el encuentro. Brindo por estas aguas de plata”, sostiene David.

David continuará recorriendo Buenos Aires en busca de conocer sus costumbres e historias. A partir de julio, comenzó a recorrer la Argentina junto a Infobae para descubrir el maravilloso país que eligió para vivir y las razones por las que lo sigue eligiendo.

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