Buscó sus orígenes en Francia y cuando fue de visita la recibió la alcaldesa con el pueblo entero

Mariana Gallay empezó a rastrear su descendencia francesa hace tres años, y descubrió que su bisabuelo había venido a la Argentina desde La Forclaz, un pequeño poblado francés. Ella, desde Mataderos, viajó para conocer a sus primas y la bienvenida que prepararon la dejó sin palabras

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Mariana Gallay se jubiló de la docencia y fue a visitar a su familia en Europa. Aprovechó la oportunidad para ir a la comuna francesa La Florclaz, donde la gran mayoría de los habitantes tiene su apellido, y la sorprendieron con una increíble recepción

De alma viajera, curiosa, y alegre, Mariana Gallay empezó a rastrear sus orígenes franceses hace tres años. Siempre tuvo contacto con sus raíces italianas por parte de su madre, incluso habla el idioma y pudo ir varias veces a visitar familiares en Italia, pero en cuanto al lado paterno del árbol genealógico, no había explorado tanto. Con la ayuda de las herramientas digitales descubrió un grupo de Facebook que fue el puntapié para un primer contacto con quien resultó ser una de sus primas. “Tenés que venir a conocer”, le dijo varias veces, y en mayo de 2023 esa invitación se hizo realidad. Jamás se imaginó que la bienvenida que le darían incluiría a todo el pueblo de La Forclaz, con una recepción inolvidable que habían preparado durante tres meses. En diálogo con Infobae, relata cómo fue la sorprendente experiencia y las similitudes que descubrió con su familia de Francia.

“La sangre no es agua”, solía decirle su abuelo, y después de lo que vivió siente que hay fundamentos detrás de esa afirmación. Mariana tiene 58 años, y todo empezó cuando se jubiló como profesora de Historia. “En vez de viaje de egresados, me fui de viaje de jubilada dos meses a Europa”, comenta con humor, y cuenta que lo planificó con nueve meses de anticipación, y se quedó en la casa de varios parientes. “Siempre digo que yo estoy en el medio, porque miro para arriba y tengo a mi mamá, de 87 años, miro para abajo y tengo a mis hijos, y si miro más abajo tengo a mi nietita”, dice entre risas, con total desparpajo.

Una de las fotos que
Una de las fotos que sacó durante su estadía en La Forclaz, en medio de las montañas

“Estoy más Gallay que nunca”, afirma, haciendo referencia a su apellido, que en suelo francés se pronuncia “Galé”. La primera pista surgió cuando hizo una búsqueda en Facebook y le apareció un grupo con el nombre “Los Gallay en Argentina”, y no dudó en unirse para ver de qué se trataba. “Con mis primos por parte de mi papá empezamos a buscar nuestros orígenes, y yo empecé a chatear con quienes después supe que eran nuestros descendientes; y me empezaron a contar, a buscar papeles, y descubrimos que nosotros veníamos de La Forclaz, que tiene más o menos 300 habitantes, está en el departamento de Alta Saboya, justo en el límite entre Suiza, Italia y Francia, pero del lado francés”, revela.

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Para su sorpresa, no era la única que estaba intentando conseguir información. “Resulta que estos parientes nuestros también estaban buscando a los Gallay que habían emigrado a la Argentina entonces mientras ellos nos buscaban desde allá, nosotros los buscábamos desde acá y finalmente nos encontramos”, celebra. Supo que su bisabuelo había llegado a nuestro país acompañado de su primo, y se instalaron en Colón, provincia de Entre Ríos. “Uno era Charles Emanuel y el otro era en mi bisabuelo, Pierre François, dos primos hermanos: a uno le decían ‘El corto’, porque era bajito y al otro ‘El largo’, porque era muy alto y grandote; y vinieron en la época en que Justo José de Urquiza fundó la colonia La Esperanza y la colonia suiza, tiempos en los que llegaron muchas familias de allá porque estaban entregando tierras para trabajar”, explica.

En rojo, la ubicación de
En rojo, la ubicación de La Forclaz: "El lugar es hermoso, se puede ir a Suiza en una embarcación en 20 minutos; es muy bello", cuenta Mariana Gallay

“Me imagino lo que habrán sentido cuando vieron semejante cantidad de campo, posibilidad de cultivar, el ganado vacuno, mientras que en su pueblo que está en medio de la montaña apenas podían tener tres vacas porque el terreno no permite mucho más, y después cuando mi papá se casó con mi mamá y se quedó en Buenos Aires”, relata. Cuando se mudaron a la capital porteña, Mariana creció con sus nonos italianos, y a sus parientes de descendencia francesa los visitaba una vez al año cuando iban de vacaciones a Entre Ríos. “Por eso yo no hablo francés, mientras que mis primas sí, porque se criaron con mis abuelos franceses”, cuenta.

La idea de “ir a hacerse la América” se cumplió para uno de los cinco Gallay que arribaron en suelo argentino. “Uno solo volvió a Francia y volvió millonario, pero a los demás le perdieron el rastro, hasta que dieron con nosotros”, indica. La sensación de que profundizar en esas raíces era una asignatura pendiente se hizo cada vez más fuerte, pero cuando se decretó la cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus, supo que iba a tener que esperar. Mantuvo el vínculo a través de la virtualidad, y cuando tuvo el pasaje comprado les dio la noticia de que el 2023 iba a ser el año del ansiado reencuentro.

El mensaje que publicaron en
El mensaje que publicaron en el Facebook del pueblo para convocar a todos los habitantes para recibirlos

“Como desde Italia podía llegar, sabía que era la oportunidad para conocer a la familia francesa, y me comuniqué con la hija de una de mis primas, que es profesora de español, y le dije que quería ir un fin de semana”, expresa, asombrada porque luego supo que la gran mayoría de sus familiares son docentes. De nuevo se sorprendió cuando supo que justo los días que eligió para ir coincidían con un feriado nacional por la Segunda Guerra Mundial, y era el momento perfecto para una escapada. “La hija de mi prima vive cerca de París, pero ese finde ella iba a viajar también para ver a su mamá, y me dijo que se ofrecía como traductora para asistirnos a mí y a mi primo, que iba a venir desde Estados Unidos para conocer a todos”, revela sobre el entramado familiar que se iba gestando como en una película.

Confiesa que al principio dudaba que su primo pudiera coincidir con ella, y hasta que no le mostró el boleto comprado no se hizo ilusiones. “El viernes 5 de mayo me fue a esperar mi prima María Luisa a la terminal de ómnibus, y la vi charlando con Jorge -su primo-, que se defendía con el inglés para comunicarse, y los dos sacaron el documento para mostrarse los apellidos”, narra sobre ese inolvidable encuentro, que fue solo el comienzo de la aventura. Pasaron la noche en Chamonix, y allí disfrutaron de una comida típica de la región: pescado frito con papas y crema de limón.

Así los recibieron en el
Así los recibieron en el pueblo, donde incluso fotografiaron el momento para publicarlo en el diario local
"Nos llenaron de regalos, probamos
"Nos llenaron de regalos, probamos todas las comidas típicas, trabajaron como locos", dice entre el asombro y el agradecimiento

Mientras tanto, en La Forclaz ya estaban tramando una recepción, y habían publicado en la cuenta de Facebook del pueblo un anuncio: “¡Bienvenida para nuestros primos argentinos! El sábado 6 de mayo a las 6pm en el Salón de Festival La Forclaz, les daremos la bienvenida a dos primos argentinos: Mariana Gallay y Jorge Apaldetti, descendientes de Louis Bouvet y Pierre François Gallay, quienes partieron hacia Argentina a fines del siglo XIX para ganarse la vida a allí. ¡Vengan todos a recibirlos!”. A las 10 de la mañana partieron rumbo al destino, y cuando llegaron no podían creer que habían montado hasta un árbol genealógico de diez metros con todos los nombres de los antepasados.

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“La alcaldesa Maryse Grenat se enteró que íbamos a ir, pero lo que menos pensé es que nos iba a hacer una recepción así”, asegura. Todo el pueblo fue a la fiesta, les prepararon una gran variedad de comidas típicas de la región, les entregaron regalos, y pusieron la bandera argentina junto a la bandera francesa, todo decorado para la ocasión. “Todos nos querían saludar, abrazar, porque somos los primeros que hemos vuelto desde que se habían ido de Francia los Gallay, y nos encontramos con un pueblo con personas maravillosas; fue una experiencia inolvidable y no pensé que me iba a emocionar así, ni que iba encontrar gente muy parecida a mí, en su forma de ser”, recalca.

"Ver a dos chicas tocando
"Ver a dos chicas tocando el mismo instrumento que tocaba mi papá fue muy emocionante", confiesa

Aunque cuando está en Italia siente que “la sangre le hierve”, pudo comprobar que su personalidad tiene más similitudes con sus parientes franceses. “En un momento le dije a mi primo: ‘Esto parece una reunión en Entre Ríos con todas nuestras primas, es como si nos conociéramos de toda la vida porque somos muy parecidos’”, expresa. Esa noche no pudo dormir de la emoción, y repasaba en su mente todo lo que vivió en un solo día. “Mi papá tocaba acordeón a piano y en La Forclaz ese es el instrumento típico, entonces había dos chicas adolescentes que nos tocaban tangos de Piazzola, nos invitaban a bailar, y no lo podíamos creer”, asegura.

“Aunque con algunos nos entendíamos por la barrera del idioma, nos sentíamos. Venían señores y señoras a agarrarme de la mano, a llevarme hasta la parte del árbol genealógico donde estaba su familia, y me mostraban que teníamos a alguien en común”, dice conmovida. La alcaldesa le contó que se prepararon durante tres meses para que no faltara nada en la recepción, además de reservarles un hotel con anticipación. No les permitieron pagar la estadía, y cuando se asentaron en el hospedaje empezaron a llegar personas pidiendo hablar con ellos, y todos les ofrecían que pasen a visitarlos por su casa.

Mariana y su primo Jorge
Mariana y su primo Jorge recorriendo el árbol genealógico que montaron a lo largo de todo el salón

“Nos llevaron a recorrer toda la región, que queda sobre las montañas, y las ciudades cercanas son Evian y Thonon-les-Bains; fuimos también a los cementerios y casi todos eran apellido Gallay, entonces le decía a la alcaldesa: ‘O solo nos morimos los Gallay en Francia o no sé qué pasó’, porque casi todos éramos parientes”, agrega. Les mostraron los monumentos dedicados a todos los descendientes que integraron el ejército francés en plena guerra, visitaron casas históricas de antepasados, y realizaron un inolvidable trekking donde apreciaron paisajes únicos.

“Vimos muchas similitudes con Colón, porque ahí también hay árboles tallados, y hay un molino que hoy en día es un museo, el Museo Provincial Molino Forclaz, porque algunos colonos, entre los que estaban nuestros descendientes, vinieron a trabajar en un molino de viento, que nunca funcionó porque no era una zona ventosa, pero lo usaban para la molienda, tirándolo con caballos”, cuenta. Con la emoción a flor de piel, siente que no hay gratitud que alcance para lo que les brindaron.

Los colores de la bandera
Los colores de la bandera argentina, la francesa y la suiza, se unieron en el gran festejo

“Fueron tan atentos, tan amables, que no sabían qué más ofrecernos para que estemos cómodos. Y ahí le dije a mi primo: ‘Te juro que siento que somos Brad Pitt y Angelina Jolie’, porque éramos como dos estrellas recorriendo el lugar, nos saludaban todos, se peleaban por qué casa íbamos a visitar”, confiesa. Cuando la profesora de español no estaba cerca usaban el traductor de google para intentar comunicarse con los vecinos, y en la casa de sus primas podían entenderse con la mirada, y se fundieron en un abrazo entre todas. A su vez, pudo entender a qué se refería su madre cuando durante su infancia le decía: “Vos sí que me saliste bien Gallay”, y entre risas admite que hizo una videollamada con su mamá donde le mostró los festejos y le habló sobre la filosofía de vida francesa.

Me sentí muy identificada en cuanto a criterios, a la manera de pensar, porque yo soy de las que piensa: ‘Si un problema tiene solución, no te vuelvas loca porque lo vas a solucionar, y si el problema no tiene solución por más loca que te vuelvas, no tiene solución, entonces tampoco te vuelvas loca’. Tengo esa mirada de la vida, de que la vida es hoy, hay que disfrutarla y que vivir lo mejor posible sin joder a nadie; tener muchas amistades, viajar, conocer, y pasear dentro de lo posible”, explica. Y remata: “Llamé a mi mamá y le dije: ‘Te tengo que reconocer algo que vos me decías, y yo nunca lo había visto de esa forma, pero sí, soy muy parecida a los Gallay”.

"El reencuentro de los Gallay
"El reencuentro de los Gallay superó todas las expectativas que teníamos, es algo que nos unió mucho", sostiene Mariana

Al volver con la valija repleta de regalos, le contó a su familia todo lo que había vivido y la conexión que había generado a raíz de esta experiencia. “Mi papá ya no está, y mis hijos me decían: ‘¿Sabés lo feliz que se hubiera puesto el abuelo de saber que fuiste hasta allá y que encontraste los orígenes?’, así que eso fue muy emocionante”, sostiene. Cuando pensó que las fotos y los videos de esos momentos iban a ser su mayor tesoro, le llegó un mensaje de María Luisa, la prima que la había recibido allá, donde le contaba que vendrá a la Argentina.

“Todo el tiempo me decía: ‘Yo quiero conocer’, y le dije que cuando quisiera iba a ser bienvenida en mi casa, y ya sacó los pasajes. Llega el 29 de julio y se va a quedar tres semanas”, revela. Ahora es Mariana quien se está preparando para oficiar como guía turística en la Ciudad de Buenos Aires, y una amiga suya que es profesora de francés oficiará como traductora, e incluso viajará con ellas a Entre Ríos. “Me va a devolver la visita, y después mis primos entrerrianos la van a hospedar allá y la van a llevar de paseo a las Cataratas del Iguazú, a Jujuy, a Salta, todo un tour que están diagramando”, cuenta, y confiesa que todavía no puede creer la mágica vivencia que se transformó en un lazo familiar que trascendió fronteras.

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