El Día del Arquitecto se celebra cada 1 de julio en Argentina desde 1985. Es una fecha en la que se homenajea a los profesionales de la construcción en nuestro país. El día había sido establecido por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) ese año como una fecha de celebración a nivel mundial.
La UIA es una organización no gubernamental reconocida por la UNESCO y presente en 155 países, fundada en Lausana, Suiza, el 28 de junio de 1948. Sin embargo, en 1996, durante el Congreso Internacional de Arquitectura en Barcelona, la organización decidió cambiar la fecha original de conmemoración de los arquitectos.
Por eso, se trasladó la efeméride internacional al primer lunes de octubre, con el objetivo de asociarla al Día del Hábitat, designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1985. En 2023, el Día Internacional del Arquitecto caerá el 2 de octubre.
Esta medida buscaba establecer una conexión entre la arquitectura y el desarrollo sostenible de las ciudades. El cambio tenía como propósito generar conciencia sobre la importancia de construir edificios y ciudades más amigables con el medio ambiente.
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¿Por qué se celebra el Día del Arquitecto en Argentina el 1 de julio?
En Argentina, la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), que ya había elegido el 1 de julio como su día de celebración y estaba establecida en la agenda nacional, decidió mantener esta fecha.
Por lo tanto, cada primer día de julio se rinde homenaje a los arquitectos en nuestro país. Algunos ejemplos de los profesionales de la construcción más reconocidos de nuestro país son Clorindo Testa, con la Biblioteca Nacional, el Centro Cultural Recoleta y el Hospital Naval; Alejandro Bustillo, con el Banco Nación; Ángel Guido, con el Monumento a la Bandera de Rosario; Enrique Jan, con el diseño del planetario en Palermo; César Pelli, galardonado con el premio Pritzker de arquitectura; y Amancio Williams, con la Casa del Puente o Casa Williams en Mar del Plata.
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El Día del Arquitecto se convierte en una ocasión especial para recordar a destacados arquitectos y sus obras. Por eso, a continuación se enumerarán los palacios en CABA más impresionantes para visitar en los barrios porteños:
Palacio Errázuriz Alvear
El Palacio Errázuriz Alvear está ubicado en Av. del Libertador 1902, en Palermo. Fue diseñado a principios del siglo XX por el arquitecto francés René Sergent. Se inauguró con una gran fiesta el 18 de septiembre de 1918, y albergó al diplomático chileno Matías Errázuriz, su esposa, la argentina Josefina de Alvear y sus hijos Pepita y Mato.
Fue declarado Monumento Histórico - Artístico Nacional. En la actualidad, el Palacio alberga el Museo Nacional de Arte Decorativo, que se dedica al diseño y las artes decorativas. El museo exhibe valiosas colecciones de esculturas, pinturas, tapices, armas, libros, cerámicas, mobiliario y miniaturas, principalmente de origen europeo y oriental, abarcando desde el siglo XVI hasta el siglo XX.
Palacio Fernández Anchorena
El Palacio Fernández Anchorena está ubicado en Av. Alvear 1637, en el barrio de Recoleta. Fue creado por el arquitecto francés Edouard Le Monnier en 1907. Es una de las pocas residencias de la clase alta porteña que sobrevive al paso del tiempo en la Avenida Alvear de CABA. Hoy en día pertenece a la Santa Sede y alberga a la Nunciatura Apostólica y desde 2002 es un Monumento Histórico Nacional.
Palacio San Martín (ex Anchorena)
El Palacio Anchorena está ubicado en Arenales 761, en el barrio porteño de Retiro. Fue construido entre 1905 y 1909 por el arquitecto Alejandro Christophersen por encargo de Mercedes Castellanos de Anchorena. Su diseño está inspirado en el proyecto “Hotel a Paris pour un riche Banquier”, y sus fachadas del palacio presentan detalles casi escultóricos, como mansardas convexas, cúpulas, chimeneas, ojos de buey, columnas y pilastras que abarcan los dos pisos principales, y balcones sostenidos por destacadas ménsulas.
En 1936, el Estado adquirió el palacio para convertirlo en sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, siendo rebautizado como Palacio San Martín. Actualmente, es un monumento histórico nacional y alberga obras de artistas argentinos y americanos del siglo XX como Antonio Berni, Pablo Curatella Manes, Lino Enea Spilimbergo, Roberto Matta, entre otros.
Palacio Duhau
El palacio Duhau está ubicado en Avenida Alvear 1661, en Recoleta. Fue encargado a principios de la década de 1930 por los hermanos Luis y Alberto Duhau al arquitecto León Dourge. Está absolutamente inspirado en el Château du Marais y fue construido con sillares de piedra reconstituida importados de Francia.
Fue declarado Patrimonio Histórico en 2002, y en la actualidad, allí funciona el Duhau - Park Hyatt Buenos Aires, un hotel 5 estrellas que es producto de una remodelación realizada en 2006 por el arquitecto y artista Celedonio Lohidoy.
Palacio Bosch
El Palacio Bosch se encuentra en Av del Libertador 3502, en Palermo. Fue inaugurado en 1917 y, al igual que el Palacio Errázuriz Alvear, fue diseñado por el arquitecto francés René Sergent, pero fue construido por los arquitectos argentinos Hary y Lanús. En sus inicios, fue propiedad de la familia del embajador Ernesto Bosch, y a partir de 1929 se convirtió en la sede de la embajada de los Estados Unidos en Argentina. Se encuentra en las cercanías del Jardín Zoológico, al predio de La Rural y al Parque Tres de Febrero.
Palacio Ortiz Basualdo
El Palacio Ortiz Basualdo está en Cerrito 1399, en Retiro, y fue creado por el arquitecto francés Paul Pater, quien lo diseñó en 1912. Es uno de los mayores patrimonios arquitectónicos y culturales de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de uno de los exponentes más importantes de la arquitectura francesa en el país. Originalmente, perteneció a la familia Ortiz Basualdo, que encargó su realización, y en la actualidad es sede de la Embajada de Francia.
Palacio Paz
El Palacio Paz está ubicado en Av. Santa Fe 750, en Retiro, y fue creado por el arquitecto francés Louis-Marie Henri Sortais. Fue un encargo del doctor José Camilo Paz, periodista y político argentino, fundador del diario La Prensa en 1890. La obra fue dirigida por el ingeniero Carlos Agote y terminó en 1914. Su esposa e hijos habitaron el palacio hasta 1938, cuando fue adquirido como sede del Círculo Militar (un club del Ejército) y del Museo de Armas de la Nación.
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