Argentina, a la vanguardia de los derechos de las personas trans en el mundo: cómo viven en otros países

Menos del 10% de los países miembros de la ONU cuentan con normativas que entienden el reconocimiento de la identidad de género como un derecho humano. Nuestro país, con una legislación progresista en la materia, se convirtió en referente. La situación que vive el colectivo en otras naciones

La Ley de Identidad de Género, el reconocimiento de las identidades no binarias o la aprobación del cupo laboral trans puso a la Argentina como referencia en materia de derechos de las personas trans y otras disidencias (Getty Images)

“Simplemente quiero vivir, así como tú” es el lema de una campaña que articula las luchas de la población trans en Venezuela, Honduras y El Salvador. Un lema que condensa el peligro que en gran parte del planeta todavía implica animarse a “ser”, porque, según Naciones Unidas, “las personas trans y de género diverso del mundo están sometidas a niveles de violencia y discriminación que ofenden la conciencia humana”.

Desde El Salvador se conecta Mónica Linares, directora de la Asociación Arcoiris Trans (ASPIDH): “Seguimos repitiendo que simplemente queremos vivir como las personas cis género, una vida con garantía de derechos humanos que yo no tengo en mi país por ser trans. No son pedidos antojadizos, si estamos pidiendo derechos es porque no los tenemos”.

“Simplemente quiero vivir, así como tú” es el lema de una campaña que articula las luchas de la población trans en Venezuela, Honduras y El Salvador

Para Prissila Solórzano, activista de la organización Caleidoscopio Humano, en Venezuela existe la triple discriminación: “Las personas trans además de enfrentarse a una sociedad machista y a un Estado que se niega a garantizar sus derechos, son víctimas de un sector del movimiento feminista y de la comunidad LGBTQ+. Se les juzga si su identidad no va acorde con su expresión de género, si cumplen o no con una terapia hormonal, o por el aspecto físico (más masculino o femenino). Es lamentable que estos grupos no se formen ni tengan conocimiento real de lo amplia que es la diversidad”.

Como integrante del Colectivo Unidad Color Rosa, Sofía Carbajal describe la realidad hondureña: “Ser una persona trans en Honduras es enfrentarse día a día a espacios públicos peligrosos. Espacios de educación, de trabajo, de salud, de justicia donde hay un alto estigma contra las poblaciones LGBTQ+, pero en especial contra las personas trans. Es que nosotras representamos la cara visible de la diversidad sexual y por lo tanto nos llevamos la torta de pastel un poco más grande”.

Mónica Linares, directora de la Asociación Arcoiris Trans (ASPIDH) de El Salvador

Pero ser travesti/transexual/transgénero no solo cuesta vidas en América Latina y el Caribe. Del otro lado del Atlántico tampoco se hace fácil. En España, la reciente aprobación de la ley trans ─llamada Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, que avala la autodeterminación de género sin condiciones a partir de los 16 años─ supuso conflictos políticos en el gobierno de coalición que parecieron irreconciliables. Grandes tensiones generó a su vez la decisión, a principios de este año, del primer ministro británico de bloquear la ley trans de Escocia que introduce la autodeterminación de género desde los 16 años sin certificado médico de disforia sexual. Y desde marzo pasado, en Uganda se criminaliza y hasta penaliza ser gay, lesbiana, bisexual o transexual.

En el norte americano no están mejor. Hace pocos días, Human Rights Campaign ─la mayor organización estadounidense de defensa de los derechos civiles de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y personas queer─ declaró el estado de emergencia nacional para la comunidad LGBTQ+. Argumentan, por ejemplo, que solo en los últimos dos años los legisladores estatales republicanos presentaron más de 300 proyectos de ley que afectan específicamente a las/los/les trans. La mayoría de las iniciativas están enfocadas en la juventud. “Nuestra comunidad está en peligro, pero no dejaremos de luchar, ni ahora ni nunca”, anunció la ONG desde su sitio web.

Prissila Solórzano, activista de la organización Caleidoscopio Humano de Venezuela

Agustina Quaranta se instaló hace 20 años en Europa y ya lleva 10 viviendo en Alemania. Emigró de su San Fernando natal, en el conurbano bonaerense, ni bien cumplió la mayoría de edad cansada de sobrevivir en la calle y de escapar de las persecuciones policiales.

“A los 13 años comencé mi transición pero fui excluida de mi casa porque mi familia no acompañó lo que yo sentía. Tuve que trabajar en la prostitución, en los barrios de Flores y de Constitución sobre todo porque era donde me dejaban dormir en albergues. Y en la calle siempre escuché a mis compañeras decir que en Europa había derechos. Por eso viajé para acá, para buscar una mejor calidad de vida. Primero paré en España, y después supe que en Alemania te podías regularizar como trabajadora sexual y me vine”.

Agustina Quaranta, se fue a Alemania hace 20 años y allí creó el canal de noticias Urbana Trans

En plena pandemia Quaranta creó el informativo Urbana Trans, un espacio dedicado a la información y actualidad de las personas transgénero.

“Se me ocurrió armar un canal de noticias para poder visualizar nuestras problemáticas y para que nosotras también pudiéramos estar al tanto de lo que pasa en cada lugar, contado por nosotras mismas. Y lo que se ve es que en Europa las personas trans nos enfrentamos a contextos más violentos. Mujeres trans migrantes latinas asesinadas, víctimas de violencias, de robos. El problema que tenemos las trans migrantes es que venimos a este continente en busca de una mejor calidad de vida pero nos encontramos con que no es tan fácil. Ahora encima la derecha nos está arrebatando leyes que habían sido conquistadas por las sociedades, hay mucho debate y todo se convierte en un campo de batalla”.

Agustina Quaranta con sus compañeras de parada en Constitución en 1997

Tracción de derechos

La autodeterminación del género es una piedra angular de la identidad de una persona. Sin embargo, poder cambiar de nombre y de sexo en el documento de identidad sin necesidad de aportar informes médicos ni iniciar tratamientos ni depender de injerencias externas es un derecho muy poco garantizado.

En diálogo con Infobae lo explica Alba Rueda, Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería Argentina: “Actualmente, menos del 10% de los países miembros de la ONU cuentan con normativas que entienden el reconocimiento de la identidad de género como un derecho humano básico y fundamental. En este marco, Argentina se posiciona fuerte porque nuestra Ley de Identidad de Género fue la primera a nivel global que se basó en la autodeterminación de la identidad, sacando del aparato judicial la evaluación sobre quién es quién y por fuera del paradigma de la patologización. Eso y los once años de la puesta en práctica de esta legislación son de un enorme valor para el mundo”.

Alba Rueda, Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería Argentina

Rueda se refiere a la Ley 26.743, que el 9 de mayo de 2012 el Senado de la Nación aprobó –con 55 votos a favor, ninguno negativo y una abstención– abordando un reclamo histórico de la población trans: poder vivir el género tal como cada persona lo sienta, se corresponda o no con el sexo asignado al nacer, sin que eso signifique perder automáticamente el derecho al pleno disfrute del conjunto de los derechos humanos.

La normativa argentina, redactada por la militancia trans, fue pionera por ser la que más se acercó a los tratados internacionales que fomentan la reducción de la inequidad en salud y el respeto por los derechos de las personas, y sentó un precedente mundial en la despatologización de las identidades travesti, transgénero, transexual e intersexual.

Trámites de rectificación registral en Argentina

“Argentina es una prueba de experiencia y de evidencia afirmativa de cómo y cuánto mejora la calidad institucional y democrática de un país cuando se reconocen nuestras identidades, porque la Ley de Identidad de Género permitió avanzar en otros derechos como el reconocimiento de las identidades no binarias o la aprobación del cupo laboral trans”, resalta Rueda.

Según un informe del Registro Nacional de las Personas (RENAPER), desde mayo de 2012 hasta el 11 de abril de 2023 se realizaron 16.090 rectificaciones registrales. Y entre julio de 2021 y abril de 2023 fueron 1.044 trámites de rectificación por fuera del binomio masculino/femenino ─nomenclatura “X”─. Por otro lado, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad relevó 574 personas travestis, transexuales y/o transgénero trabajado en el Poder Ejecutivo Nacional, en organismos centralizados y descentralizados a partir de la implementación del cupo laboral.

El mundo nos mira. Sigamos siendo faro.

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